mayo 12, 2022

Filipinas: El retorno de una dinastía

Foto de Michael Rivera en Unsplash

En Filipinas la familia de Ferdinand Marcos retorna al poder de la mano de uno de sus hijos, Bongbong Marcos. Es el retorno, la resurrección de la dictadura que entre 1965 y 1986 marcó a fuego al país por esquilmar el erario público, por su despotismo, por sus elevados niveles de corrupción y por la violación a los DDHH que la caracterizó. Esto fue posible porque Ferdinand, junto con su esposa Imelda, monopolizaron a sus anchas todo el poder político y militar durante 21 años. El paralelismo de Ferdinand e Imelda con el innombrable y su esposa Lucía es inevitable dada la influencia que ambas tenían en sus respectivos consortes. Por lo mismo, este hecho no debe sernos ajeno y debe llevarnos a preguntarnos ¿qué ha llevado a los filipinos al retorno de tiempos idos?

El acceso a la presidencia de un hijo de Marcos, sin mediar golpe alguno, sino por la vía electoral, es todo un signo de los tiempos que corren. Símbolo de la defraudación, de la decepción producida por una clase política que no ha sido capaz de estar a la altura de las circunstancias. Esto último acompañado de la manipulación de todo un pueblo cuyo bajo nivel educacional, está haciendo posible esta resurrección desde las cenizas de una familia que en su momento tuvo que arrancar. Es el hijo del mismísimo dictador Marcos que en su minuto había invitado al innombrable cuando nadie lo invitaba. Eran los tiempos en que el canciller Hernán Cubillos, padre de la constituyente Marcela, procuraba dulcificar al régimen. El innombrable aceptó gustoso la invitación, pero a poco de despegar el avión, en medio del vuelo, el dictador Marcos resuelve anular la invitación. No le quedó más remedio que ordenar al piloto el regreso a casa. El bochorno vivido lo pagó el canciller con su renuncia y un persistente deterioro en la imagen internacional de un régimen que culminaría con la derrota en el plebiscito del 88.

Para quienes no creen en la resurrección, en la vuelta atrás, el ascenso de Bongbong es una señal que no debe ser despreciada.

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