octubre 29, 2019

Explosión social: ¿en qué terminará?

Ilustrador: Cristóbal Schmal
El problema que vive Chile es profundo, al igual que en muchos otros países. El reventón que se encuentra en curso y que no amaina, no pocos lo veían venir, otros miraban al techo o lo negaban firmemente en base a la fiebre consumista que nos consume: aeropuertos a tope, restaurantes llenos los fines de semana, carreteras congestionadas en días festivos.

Nos hacíamos los locos y capaz que siga existiendo margen para seguir haciéndonos los locos, sobre todo quienes han navegado en él con viento a favor, no más del 5 a 10% de la población. Mal que mal, estábamos convencidos que el país completo se había comprado el cuento de la igualdad de oportunidades y de la meritocracia. Ricardo Lagos en su campaña para acceder a la presidencia tuvo como slogan "crecimiento con equidad". Terminó siendo puro humo, a punto tal que los empresarios terminaron amándolo. La derecha hizo su trabajo de hormiga. La inequidad ha crecido y eso ha terminado por empelotar, así de simple.

No cabe duda que la responsabilidad trasciende al presidente Piñera envolviendo a los anteriores. Es un tema complejo y por eso el problema es profundo. Los mortales desconocemos los acuerdos tejidos bajo cuerda desde que se ganó el plebiscito de octubre del 88 hasta la elección de Aylwin en el 89 y su asunción en 1990. Hasta el día de hoy se desconoce qué hubo ahí, y eso es lo que nos está pasando la cuenta. Me temo que quienes votamos NO, respaldamos la Concertación y su política de búsqueda de la paz social, del entendimiento, lo hicimos sin percatarnos que estábamos siendo atrapados por una telaraña muy bien tejida por la derecha.

Cuando ganó el NO entiendo que todos queríamos terminar con el modelo económico. político social y cultural imperante. Nos conformamos con que los milicos volvieran a los cuarteles y mantuvimos incólume el modelo económico para no mover demasiado el piso. Mal que mal los empresarios estaban con Pinochet y había que tranquilizarlos. Para eso estaba el sistema binominal y los senadores designados. En ese contexto se gobernó, en la medida de lo posible, el miedo persistía, y nosotros, piano piano, para que no se nos desordenara el naipe. La población aguantó, entendió, aceptó, confió en nosotros.

Todo sea por la democracia, por la libertad obtenida, y las tasas de crecimiento acompañaban, gracias a la apertura del país al mundo, la vitalización del comercio exterior, el dinamismo de la economía interna. Nos estábamos “portando bien”. La derecha nos premió dejándonos gobernar pero bajo la vigilancia de Pinochet como comandante en jefe y luego como senador vitalicio. Luego la derecha, cuando vio que ya se podía parar por sí misma, aceptó terminar con el sistema binominal y los senadores designados. A todo esto ya había logrado envolvernos con el modelito, cooptando a buena parte de los profesionales y políticos de la concertación. Las AFP siguieron en gloria y majestad, los establecimientos educacionales subvencionados igual, los créditos subían como la espuma ocultando la baja capacidad de compra al contado de la población con intereses usureros mientras una publicidad a la vena nos inoculaba la necesidad de bienes y servicios como imprescindibles que hasta entonces no lo eran. Los créditos con aval del estado (CAE) para estudiantes universitarios hicieron lo suyo. Mientras tanto hacíamos gárgaras con la meritocracia y la igualdad de oportunidades. Un cuento que ya la gente no se compra cuando ve que los hijos del presidente, de los ministros, de diputados y senadores, de empresarios tienen todas las de ganar, mientras que quienes usan el metro y transantiago tienen todas las de perder.

Todo esto reventó en el 2006 con la revolución pingüina que partió con la tarjeta escolar y que terminó con el acuerdo político de las manitos alzadas. Luego vino el reventón del 2011 de mayor envergadura. Ahora tenemos este, que pilla a una clase política totalmente desacreditada y por tanto sin interlocutores válidos. Con quien negociar? Quienes negocian? Para remate este reventón se da con Piñera, paradigma del modelo, sostén del modelo, en tanto que al frente el movimiento quiere hacer pebre el modelo.

Para encarar la crisis, Piñera afirma que el país está en guerra, saca a los milicos, a la calle, y lanza unas aspirinas. No entiende lo que está pasando, pocos lo entienden. Los saqueos le vienen bien al gobierno, pero las marchas pacíficas le vienen mal por su carácter masivo, festivo, familiar. Da cuenta de algo más profundo. Cambia el gabinete para descomprimir. Cambia las caras, más jóvenes, con más calle, con menos élites, pone hasta un pingüino! Pone como vocera a la Rubilar, puro pueblo, y como ministro de interior a Blumel, buena onda. Un gabinete más empático, pero la gente parece querer otra cosa, cambiar las entrañas del modelo, algo que es imposible bajo este gobierno, y menos con este nuevo gabinete, más neoliberal que el anterior. Su misión es aguantar el chaparrón, consolidar el modelo, desgastar el movimiento, dejar que pase el tiempo, que la gente se canse, hacerle ajustes al modelo, pero para consolidarlo, amarrarlo contra viento y marea.

Los saqueos actuales solo sirven para afirmar al gobierno, llevar agua a su molino, por más que hayan sido precedidos por los saqueos que desde tiempos de Pinochet se suceden sin parar por parte de los grupos empresariales que hoy nos gobiernan.

Y las FFAA, como siempre, será el brazo armado de la élite a la que pertenecemos aunque no comulguemos con ella. Si habrá que masacrar para que el pueblo entienda quienes mandan, se masacrará. La historia chilena es elocuente al respecto. Los anarquistas creen estar en su salsa sin saber lo que les espera.

Los jóvenes que salen a la calle me temo que no saben a quién tienen al frente; nosotros sí lo sabemos. Me agarraba la cabeza viendo cómo los jóvenes desafiaban el toque de queda. Los agarran, y chau, para dentro. Después los desaparecen, torturan o aplican leyes de fuga. Y como Ministro de Justicia está Herman Larrain!!! Uno de los benefactores de Colonia Dignidad, lugar que se constituyó como uno d elos campos de concentración bajo la dictadura!

En síntesis, de esto se sale con una masacre o con un entendimiento. Este último exige disposición, voluntad, aislar al extremismo, coraje y racionalidad de ambos lados del espectro político, social, económico y cultural, pero muy especialmente por parte de quienes están en el gobierno..

Por todo lo expuesto, mi pronóstico es reservado.

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