noviembre 24, 2025

IIE la rompe … (parte 12)

Así como en otras ocasiones hemos escrito en torno a las características con que fue surgiendo Ingeniería en Informática Empresarial (IIE), ahora lo haré respecto de cómo se fue tejiendo la carrera puertas adentro.

La Facultad de Economía y Negocios (FEN), en ese entonces llamada Facultad de Ciencias Empresariales (FACE) estaba conformada por 4 departamentos (Economía, Administración, Informática y Contabilidad), y tres carreras (Ingeniería Comercial mención Administración, Ingeniería Comercial mención Informática, y Contador Público-Auditor).

Los académicos estábamos adscritos a los departamentos, desde donde proveíamos servicios docentes a las carreras que eran administradas por las escuelas correspondientes. El ambiente laboral en algunos de ellos no era el mejor. La incapacidad para abordar las disputas en su interior llevó a la rectoría de entonces, representada por Álvaro Rojas Marín, a intervenir la facultad. Estamos hablando de los primeros años del presente siglo (2003-2004).

Intervención que se expresó en lo que coloquialmente solemos llamar “cortar por lo sano”: la eliminación de los departamentos, adscribiendo a los académicos a las escuelas. Con ello se logró desgranar el choclo separando a los académicos “conflictivos”. No me pregunten quiénes eran porque quienes lo eran para unos, no lo eran para otros. Es así como nace la Escuela de IIE con los académicos que estaban en el departamento de Informática (Martin Schäffernicht, Alejandro Flores y quien escribe estas líneas), más Víctor Nocetti, Patricio Ortúzar (QEPD) y Jorge Zamora (QEPD) provenientes del departamento de Administración, y Rodrigo Saens del departamento de Economía.

Para asumir la dirección de esta nueva escuela, el rector, en uso de sus facultades, nombra a Andrés Ruiz-Tagle, Ingeniero egresado de la Universidad Católica, a quien se le había contratado recientemente para prestar servicios de asesoría a la Vicerrectoría Académica para apoyar al Centro de Tecnología de Información (CTI). Ahí fue cuando lo conocí, con ocasión de la construcción de un sistema para la gestión de la investigación que se realiza en la universidad.  Cuando lo nombraron tuve la intuición de que era la carta apropiada, que nos iba a ir bien. Y bajo su impulso, así fue. Nos abocamos crear un logo, un eslogan. El logo fue un delfín, queriendo simbolizar una carrera alegre, juguetona, creativa, y el slogan fue formando para innovar. El logo, por razones que desconozco, se lo llevó el tiempo, en tanto que el slogan, persiste contra viento y marea hasta nuestros días.

De quienes conformamos el grupo originario de la escuela, en ella solo subsiste Martín. De los otros, ya conversaremos en otra oportunidad. Para enfrentar los desafíos del presente, el elenco está totalmente renovado, con una mezcla de egresados de la misma carrera y académicos provenientes de otras universidades.

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