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| Foto de Joakim Honkasalo en Unsplash |
En mi última columna en torno a las elecciones que tuvieron lugar este domingo 16N, dije que se me estaba quedando en el tintero un análisis de los resultados de las elecciones parlamentarias, relacionados con la hegemonía y correlación de fuerzas, tanto dentro de la derecha como de la izquierda, la fragmentación política, la sobrevivencia de algunos partidos, y el futuro de las fuerzas que representan al centro político. Es lo que vengo a hacer ahora, ya con datos firmes a mano. Intentaré hacerlo sin matices, sin pelos en la lengua, a calzón quitado, intentando no dorar la píldora.
El
crecimiento de la ultraderecha es apabullante, tanto en la elección de
senadores como de diputados: su bancada senatorial, concentrada en un senador,
asciende a 6 senadores, en tanto que en la cámara de diputados pasa de 15
diputados a 42. No deja de llamar la atención que dentro de ella coexistan tres
partidos, el republicano, el socialcristiano y el nacional libertario, con el
primero como actor dominante.
Dentro
de la derecha representada por ChileVamos el desastre es mayúsculo, tanto
porque su candidata presidencial ni siquiera alcanzó a pisarle los talones a
Kast, sino porque muchos de sus votantes habituales se volcaron hacia la
ultraderecha, no solo en la carrera presidencial sino en la parlamentaria. De alguna
manera se veía venir desde el minuto que se observó que algunos de sus candidatos
a diputados decidieron, por su cuenta, arrimarse a Kast en vez de Matthei. Olían
que la mano no venía bien.
Sumando
a Evópoli, Demócratas y Amarillos, de 53 diputados bajan a 34, y en el senado
su bancada desciende de 12 a 5 senadores. El ascenso de la ultraderecha y el
descenso de la derecha ilustra con claridad los vasos comunicantes existentes
entre ellos: pasan de un lado a otro como Pedro por su casa sin complicarse
mayormente la vida. Esto se da particularmente entre la UDI y los republicanos.
Mal que mal, estos últimos nacieron a partir de las entrañas de la UDI.
En
la izquierda si bien salvan la estantería en el senado conservando su fuerza, sumando
a los verdes, regionalistas y humanistas, en la cámara baja descienden de 74 a
64 diputados, en tanto que en el senado conserva intacta su fuerza.
La pregunta
que cabe hacerse es quiénes se beneficiaron con esta baja de la izquierda en la
cámara. La respuesta es inequívoca: hacia quienes fueron elegidos en la lista
del partido por la gente (PDG) de Parisi, partido que logró obtener 14
diputados. No recuerdo cuantos diputados obtuvo el PDG en la última elección del
2021, pero sí sé que en estos años se fue desgranando el choclo para irse
disparados a todas partes. Sospecho que con los actuales electos del PDG ocurrirá
lo mismo. En todo caso estos son los votos que habrá que escudriñar, revisar
por arriba y por abajo para saber qué nos están diciendo. No sé qué porcentaje
de votos alcanzó la lista de postulantes del PDG al senado y a la cámara de
diputados, pero sí sé que Parisi salió tercero en la contienda presidencial y
que obtuvo casi el 20% del total de votos teniendo como uno de sus caballitos
de batalla el lema “Ni fachos ni comunachos”. Puede que por ahí esté la madre
del cordero.
En estas elecciones no pocos partidos se jugaban la supervivencia. Algunos escaparon jabonados, como el PPD y la DC. Sin embargo, otros no corrieron igual suerte. Entre los partidos que desaparecen destaca, por su peso en la historia de Chile, el partido radical. Otros han sido de corta vida, como Evópoli, Demócratas, Amarillos y Liberales, que intentaron abrirse un espacio en la política, sin lograrlo. Lo que ocurrirá con ellos, y con sus parlamentarios, está por verse: si se integrarán a partidos existentes o figurarán como independientes.
En concreto,
a nivel parlamentario, dentro de la izquierda no hay mayores cambios entre las
fuerzas políticas de la izquierda (PC y FA) y la izquierda representada por el
PS, PPD, PR, PL y DC, en tanto que en la derecha. En todo caso no se produjo un
derrumbe de la centroizquierda como se preveía. Por la derecha es claro que hay
un fuerte aumento en el peso de la derecha radical o ultraderecha en detrimento
de la derecha liberal, sin que ello signifique su desaparición.
No es
claro que tanto en el lado izquierdo como en el derecho los alineamientos sean monolíticos.
Lo más probable es que según los temas a tratar se descuelguen no pocos que más
de un dolor de cabeza darán. Pero el gran misterio vendrá esencialmente de la
mano de la poco más de una docena de diputados del PDG, a quienes se deberá
tentar con más de un caramelo para contar con ellos.
El
centro político parece desdibujado. Sin embargo, existe a pesar de que varios de
los partidos políticos que se han de disolver pertenecen a este sector. Son
tiempos de polarización, pero creo que estamos ante un fenómeno pasajero en
línea con lo que está ocurriendo en el mundo. Tengo la convicción de que Chile
es un país en el que terminará predominando el sentido común, la moderación, en
el que tanto los ideales de libertad, como de justicia, importan mucho.
En resumen,
si bien vemos un parlamento más escorado hacia la derecha radical, cualquiera
sea el presidente que elijamos en segunda vuelta, no visualizo que tenga un
parlamento con el que pueda hacer lo que quiera. Siguiendo las palabras de Parisi, será un parlamento “ni facho
ni comunacho”.
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