noviembre 23, 2025

La segunda vuelta presidencial: Jara vs Kast

Es raro que no estemos bajo alguna presión, así como lo es cuando nos sentimos presionados. La presión conlleva stress. Lo ideal es no estar presionados, poder decidir, actuar sin presiones. Sería como andar flotando en el aire, como los astronautas cuando están en una cápsula espacial no sujeta a la fuerza de gravedad.

En esta ocasión, ad-portas de la segunda vuelta presidencial chilena, me limitaré a hacer alusión a la presión económica, dejando para otra oportunidad el tema de la presión social, o callejera. La presión económica, de las élites económicas y fácticas, alentadas por los medios de comunicación guiados por TMT y LT, apunta a que las favorables perspectivas económicas que se están avizorando en el horizonte se explicarían por la alta posibilidad de que la derecha radical, la ultraderecha, asuma la conducción política del país.

En ningún caso sería imputable a la gestión de un gobierno que no duda en calificar de desastroso, a punto tal que se está preparando para asumir un gobierno de emergencia desde el primer día. Cualquier persona con dos dedos de frente y que levante un poco la cabeza se da cuenta que Chile no es un país que se esté cayendo a pedazos ni mucho menos.  Es una mirada extremadamente sesgada que nos está haciendo mucho daño porque termina tirando para la cola, transformando todo en una suerte de profecía autocumplida.

Es claro que no estamos en jauja ni mucho menos, pero si levantamos la vista, miramos lo que está ocurriendo en “nuestro barrio”, América Latina, y cómo está el mundo, Chile, su gobierno, quienes nos gobiernan, no salen mal parados, sino todo lo contrario. Distintos estudios confiables demuestran que la percepción que se tiene de la realidad es sustantivamente peor que la realidad misma. Percepción determinada por insuflar miedo, inseguridad en forma permanente por todos los medios posibles.

Esta brecha está dada por los medios de comunicación que, en vez de informar, desinforman descaradamente. Sintiéndose dueños del país, no trepidan en apropiarse de expresiones que son centrales en la vida política de un país, manipulándolas eufemísticamente con total descaro. Son incapaces de llamar a las cosas por su nombre. El modelo lo tienen a mano, el del innombrable: al golpe lo llamaron “pronunciamiento”, a la dictadura, “régimen”, a quienes no comulgan con sus ideas, “extremistas”, "comunistas", o “antipatriotas”. Manosean la expresión libertad desnaturalizándola por completo, siendo capaces de restringirla, limitarla a niveles y por tiempos que ellos mismos determinen.

Estamos viviendo tiempos bravos que demandan lo mejor de nosotros. Los poderes fácticos, así denominados por Allamand cuando le tiraron la cadena que lo forzó a hacer la travesía por el desierto, así como esos cómplices pasivos a los que se refirió Piñera cuando se conmemoraron 40 años del golpe, están volviendo por sus fueros, pensando en su resurrección.

Los imagino gobernando. Quienes no pensamos como ellos somos extremistas o comunistas; cualquier manifestación de protesta que hagamos tenderá a ser criminalizada, y si las circunstancias lo aconsejan, restringida o prohibida. Los autoatentados estarán a la orden del día, como en su minuto los asesinatos se encubrían bajo el manto de la fuga.  

Mi candidata era Tohá, pero quedó en el camino aventajada por Jara. Una de las razones de mi preferencia por Tohá residía en que a Jara le iban a dar como bombo por ser comunista. Entre Jara y Kast, no me pierdo. En Chile el partido comunista ha estado en el gobierno y en ninguno de los gobiernos en que ha participado se ha comido las guaguas como denunciaba la derecha. A Jara la veo proclive a la búsqueda de acuerdos demostrada en hechos, todo lo contrario de Kast, quien ha desestimado toda clase de acuerdos a lo largo de su trayectoria política.

Vivimos tiempos bravos donde parecen predominar quienes desean jugar al todo o nada, quienes recelan de las medias tintas. Ojalá seamos capaces de votar despojándonos de miedos irracionales, de percepciones infundadas, de mentiras que circulan al por mayor. Vamos a ver en qué termina esto.

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