Desde la creación de la carrera IIE (Ingeniería Informática Empresarial), la existencia de un centro de alumnos activo ha estado siempre presente, no sin dificultades. Desde la dirección de la carrera se ha apoyado su existencia y funcionamiento como espacio de formación, colaboración, interlocución, detección y resolución de problemas. Quienes han sido parte de las directivas de los sucesivos centros de alumnos de IIE pueden dar testimonio de ello.
La formación
universitaria no se limita al aprendizaje en aula, a la participación en
actividades formales. Ser dirigente estudiantil involucra responsabilidades más
allá de las académicas, implica aprender a representar intereses, a interactuar
con otras instancias, a ponerse en los zapatos de otros, a desarrollar
capacidad argumentativa, a adquirir competencias blandas, no disciplinarias, vinculadas
con la conducción, el saber ser, saber estar.
Como dirigentes aprendieron
a interactuar con las más diversas instancias para la resolución de problemas
en representación de los estudiantes, con sus propios compañeros, con
profesores, con la dirección de la carrera, con los dirigentes estudiantiles de
otras carreras. No faltaron las horas, días, semanas de tensiones por los más
diversos problemas, ya sea con profesores específicos, por evaluaciones, por falta
de equipamiento, por problemas de salas, de convivencia. Los primeros años
fueron quizás los más difíciles porque como que todo “fue haciéndose sobre la
marcha”.
Sin embargo, las
dificultades fueron sorteadas, y lo fueron gracias a que siempre primó un
espíritu de resolución de conflictos por sobre el de exacerbación de ellos. ¿La
razón? La existencia de un propósito común y la conciencia de la necesidad de la
búsqueda de acuerdos.
Por lo mismo no
sorprende que muchos de quienes formaron parte de los centros de alumnos de
IIE, hoy estén liderando organizaciones, proyectos, emprendimientos. Como estudiantes,
en su carácter de dirigentes, les tocó vivir estos procesos. Algunos de ellos no
solo se desempeñaron eficientemente como dirigentes, sino que también
alcanzaron a ser buenos estudiantes, lo que es doblemente meritorio. Mal que
mal, la labor dirigencial demanda un tiempo no menor que suele restarse del
tiempo de estudio y que no siempre logra ser compensado.
La vida estudiantil
en la universidad es un componente esencial en el desarrollo de la personalidad
de quien egresa como profesional, y quienes han tenido el privilegio de
representar a sus compañeros, y lo han hecho con responsabilidad y cariño, cuentan
con un plus. Un valor agregado que no me cabe duda han puesto en acción en su
vida familiar y profesional. Entre quienes recuerdo creo que se encuentran los
de Solange Palma, quien sería la primera presidenta, Jocelyn Gajardo, Regner Elgueta, Benjamín Martínez, Juan Pablo Ramirez y tantos otros ….