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Foto de Jonas Kakaroto en Unsplash |
En España, hace poco menos de dos años, un 15 de noviembre de 2023, el presidente español, Pedro Sánchez, comparecía ante el Congreso de Diputados. Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, estando sentada en la tribuna de invitados, veía su celular y escuchaba la alocución de Sánchez. En un momento dado, Sánchez la acusa de corrupción. Ayuso, de acuerdo a lo captado por las cámaras que la enfocaban, pareciera expresar “hijo de puta”.
Posteriormente, ante la conmoción
generada, quienes la acompañan, afirmaron irónicamente que lo que dijo
realmente fue “me gusta la fruta”. Expresión que se ha tornado todo un símbolo
desde entonces. Cada vez que es conminada a responder por alguna acusación por
parte del presidente del gobierno nacional, Ayuso responde con su icónica frase
“me gusta la fruta”. Expresión a la que están aludiendo también otros
personeros de su partido, el Partido Popular (PP). Es así como el alcalde de
Madrid, José Luis Martínez Almeida, en referencia la frase sostuvo “me too” (esto
es, “a mí también”). También se hizo eco el mismísimo presidente del PP, Feijóo,
quien aprovechó una cena navideña para, junto con Ayuso, regalar cestas de
fruta a los asistentes.
Y por estos días, como broche de
oro, el segundo de a bordo del PP, Miguel Tellado no ha trepidado en afirmar, a
propósito del accionar gubernamental al mando de Sánchez, que “aquí podemos
empezar a cavar la fosa donde reposarán los restos de un gobierno que nunca
debió haber existido en nuestro país”.
Se trata de una declaración que
delata frustración y ofuscación porque no son gobierno. Recordemos que en España
opera un sistema de elección presidencial indirecto, donde el rey invita a formar
gobierno al jefe del partido que haya obtenido más votos en la elección
parlamentaria. Y en la última el PP obtuvo la primera mayoría seguido por el
PSOE, pero no alcanzó a obtener la mayoría parlamentaria suficiente. El rey
Felipe invitó a Feijóo a formar gobierno, pero éste fue incapaz de atraer a otras
fuerzas políticas para alcanzar la mayoría parlamentaria exigida. Habiendo fracasado,
el rey convoca al jefe de la segunda mayoría, que no era otro que Pedro Sánchez,
el líder del PSOE, quien no sin dificultades sí fue capaz de alcanzar a mayoría
parlamentaria para ser ungido presidente. Para ello, Sánchez tuvo que tragar
sapos y culebras que han afectado su andadura gubernamental. Todo esto es lo
que hasta el día de hoy la oposición no perdona y explica su postura de acoso y
derribo, más allá del tema de la inmigración y corrupción que salpica a unos y
otros con especial fuerza. En este marco, la derecha resucita una expresión (“cavar
la fosa”) que no hace sino reabrir viejas heridas de tiempos de la guerra civil.
El crecimiento que las encuestas
asignan a VOX parece explicarse por el viejo adagio -“a río revuelto ganancia
de pescadores”-, al que se agrega un contexto en el que pareciéramos encontrarnos
atrapados en una ola ultraderechista capaz de seducir a pobres y jóvenes que
tradicionalmente tendían a votar por la izquierda.
Para rematar su agresión verbal, contribuyendo
a polarizar más y más, Mellado afirma que se está ante un gobierno "arrodillado
ante prófugos de la justicia, ante los condenados por pertenencia a banda
armada, ante radicales de todo pelaje que le exigen para mantenerlo en el poder
y que le mantienen la respiración asistida". Estas expresiones degradan la
política e imposibilita la posibilidad de acuerdos cuya búsqueda es
consustancial a la política.
Bajo este lenguaje nadie gana, todos
pierden. Es hora de bajar los decibeles.
Mientras las cosas no pasen de las palabras, no creo que tenga mucha importancia. El problema es cuando los contingentes se lo toman a pecho. El caso de Charlie Kirk, con todo lo lamentable y absurdo que es, es una muestra de lo que ocurre cuando el lenguaje y las actitudes se crispan y tensan. En mi opinión, el liderazgo de Pedro Sánchez está subvalorado. Con una muy buena conducción económica, una política de alianzas difícil y exigente, pero funcional, ha logrado gobernar y es de las pocas excepciones de izquierda en el mundo. Pues eso.
ResponderBorrarSin duda! El punto es que palabras sacan palabras .. la violencia verbal, psicológica y otra, abre la posibilidad de la violencia física ...
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