septiembre 17, 2024

¿Qué es el fascismo?

Foto de Chris Boese en Unsplash

Estando en Alemania, el domingo inmediatamente después de mi arribo, tuvieron lugar dos elecciones regionales -Turingia y Sajonia-, cuyos resultados dan cuenta del ascenso experimentado por la ultraderecha, el neonazismo.  Una fuerza que siempre ha estado presente, como resabio de la Segunda Guerra Mundial (2GM), pero sobre la cual, al menos hasta ahora, se ha erigido una suerte de cordón sanitario por el grueso de las fuerzas políticas en rechazo a su ideología.

Ahora la vemos resurgir, no solo en Alemania, sino que en muchos otros países, sin vergüenza alguna, saliendo de las catacumbas en las cuales se encontraba desde el término de la 2GM. El nazismo no es sino la version alemana de lo que mundialmente se conoce como el fascismo, movimiento surgido en Italia de la mano de Mussolini al término de la Gran Guerra como se llama a la Primera Guerra mundial (1GM). Todo apunta a una resurrección del fascismo a escala mundial.

Lo que está ocurriendo no ha dejado de intrigarme, preguntándome ¿qué es el fascismo? ¿cuáles son sus características centrales? ¿qué mueve a las personas a sumarse a esta fuerza política? ¿qué tienen en común quienes adhieren al fascismo? ¿qué sabemos del fascismo? A partir de una primera investigación, a continuación van algunas de sus características que he podido encontrar.

El fascismo cree en la existencia de una “nación” única y superior ensalzando los conceptos asociados a la patria, e idealizándola a través de símbolos tales como la bandera, el escudo y el himno.

El fascismo enfatiza la identidad nacional y la superioridad por sobre otras naciones, particularmente las vecinas, lo que los hace ser nacionalistas extremos glorificando la guerra y a las FFAA.

El fascismo se opone al internacionalismo, a la cooperación internacional, a la globalización, a la existencia de organismos supranacionales a quienes ve como entidades que buscan restringir sus ámbitos de actuación nacionales.

El fascismo busca controlar el Estado y los medios de comunicación como recurso propagandístico para centrar sus dardos, por la vía de la censura y la publicidad estatal, contra quienes visualiza como una amenaza a su existencia, a sus tradiciones, a su identidad.

El fascismo promueve el culto al líder, al que se debe adorar y exigir que defina lo que es verdadero y lo que es falso, con independencia de lo que sostengan la ciencia y la propia realidad; un líder al cual seguir y en quien creer a ojos cerrados.

El fascismo se estructura jerárquicamente a imagen y semejanza de las fuerzas armadas, de modo que unos mandan y otros obedecen como mecanismo para asegurar el cumplimiento de los objetivos perseguidos.

El fascismo distingue a los “normales” de los “no normales”, en base a la sexualidad; es así como considera como “no normales”, o inferiores, a los homosexuales, transexuales. Distinción que hace extensiva a aspectos tanto raciales, religiosos como políticos (negros, gitanos, judíos, comunistas).

El fascismo es racista, dado que considera la igualdad como una amenaza, como lo prueba la mirada supremacista blanca actual de quienes respaldan a Trump en EEUU, y de quienes en Alemania, para la 2GM, veían a los arios como una raza superior; se opone a la diversidad cultural, étnica y religiosa.

El fascismo rechaza la democracia liberal propugnando el autoritarismo, valorando la imposición del orden y la seguridad, los que son cautelados por el líder, y cuya valoración está por sobre la libertad y la justicia.

El fascismo promueve la existencia de gobiernos centralizados con poderes de represión de la disidencia para intimidar o suprimir toda oposición política y social: para estos efectos no teme recurrir a la violencia si lo estima necesario en aras de la seguridad y el orden.

El fascismo idealiza la vida campestre, rural, glorificando la historia y la tradición nacional, en oposición a los medios urbanos, los que concibe como espacios de decadencia y criminalidad.

El fascismo valora el trabajo como mecanismo que nos permite ser libres, en oposición a las minorías, a quienes visualiza como vagos, al igual que a quienes se identifican políticamente como de izquierda, particularmente a comunistas y socialistas; conocido es el lema en la entrada a los campos de concentración “Arbeit macht frei” (“El trabajo nos hará libres”).

El fascismo es esencialmente corporativista, promoviendo una representación apolítica de los distintos componentes de las ramas productivas (corporaciones), además de proteccionista e intervencionista al impulsar el control estatal sobre la economía y el sector productivo industrial nacional.

El fascismo, busca controlar todos los aspectos de la vida social y política apelando a las emociones y rechazando la imposición de la racionalidad, como es el caso del rechazo a la existencia del cambio climático.

En resumen, concluyo que el fascismo se caracteriza por:

-          exacerbar el nacionalismo, manipulando la historia y las tradiciones nacionales, oponiéndose por lo mismo a la globalización económica;

-          afirmarse en el poder del Estado para su control en todos los campos y de los medios de comunicación como agentes propagandísticos;

-          requirir de un führer, un lider a quien idolatrar y seguir mecánicamente, que esclavice a sus seguidores, a quienes visualiza como súbditos;

-          repudiar la igualdad entre los seres humanos al postular el supremacismo racial;

-          tener un caracter antidemocrático y un talante eminentemente dictatorial, recurriendo a la violencia cuando lo estime necesario.

Si bien las características reseñadas no necesariamente han de manifiestarse en plenitud, al menos permiten trazar una escala de 0 a 100, donde el 0 represente a aquellos países, gobiernos, personas, o mentalidades que no muestran ningún rasgo fascista, y 100 a aquellos que reúnen todas y cada una de las características enunciadas.

En la actualidad se observa un creciente número de países, gobiernos, personas o mentalidades cuyas actuaciones son claramente proclives al fascismo. Invito a realizar el ejercicio de identificarlos, así como las causas que están llevando a muchos a adherir una ideología que, a la luz de lo descrito, es claramente antidemocrática.

 

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