Foto de Malvestida en Unsplash |
En su última cuenta pública el presidente Boric anunció el ingreso al Congreso Nacional de un proyecto de legalización del aborto con el propósito de abrir un debate sobre la materia. Importa consignar que recién desde el último gobierno de Michelle Bachelet se logró aprobar una ley que legalizó el aborto bajo tres causales (violación, peligro de vida de la madre o malformación congénita del feto). Antes el aborto, cualquiera fuera su causa, era considerado un delito y como tal penalizado. Ahora, lo que aspira el proyecto es que el aborto sea libre, sin restricciones, lo que supone que no sea penalizado bajo ninguna circunstancia.
Muchos se preguntan si el país estaba
preparado para un anuncio de esta naturaleza. No lo sé, más bien me pregunto ¿cuándo
un país está preparado para un anuncio de este tenor? ¿cuándo haya algún
acuerdo? Pero para que haya algún acuerdo hay que conversar, hay que debatir,
intercambiar puntos de vista, y no andar eludiéndolo, o posponiéndolo. Tenemos
que ser capaces de abordar el aborto sin tapujos y en tal sentido, como país,
debemos estar siempre preparados, disponibles para enfrentarlo y debatirlo. Por
eso no parece pertinente que durante la cuenta pública del presidente se hayan
ausentado algunos diputados molestos por el anuncio. En un marco democrático,
republicano, nadie puede restarse a la invitación a discutir un tema que es de
interés para al menos parte importante del país. Que no se logre zanjar es otro
cuento, pero no por ello debemos cancelarlo.
Ahora se pretende avanzar hacia el
aborto libre porque bajo la ley actual cuando una madre no quiere tener a un
hijo, no está en condiciones de mantenerlo y/o no existen familias interesadas
en la adopción del niño por nacer, no puede abortar, salvo que se apele a cualquier
subterfugio para caer en alguna de las 3 causales estipuladas en la ley.
No cabe duda que se trata de un dilema
tanto ético como legal. Para un sector importante de la población, todo aborto
es un asesinato por estar implicada la vida de un ser humano. Por esta razón, quienes
en su momento estuvieron contra el aborto bajo las 3 causales más arriba
mencionadas, también lo están ahora contra el aborto libre.
Legalmente, la prohibición del aborto, a
la hora de la verdad, desgraciadamente termina siendo letra
muerta para unos y no para otros. En la práctica, allí donde hay leyes que
criminalizan el aborto, al final del día quienes van a parar a la cárcel son
las mujeres pobres que abortaron en clínicas clandestinas. La condena al aborto
vale para los pobres, no para los ricos. Quienes se oponen a leyes abortistas
lo hacen desde el olimpo de la comodidad y de los recursos que poseen, y temo
que bajo cuerda, más de alguno de ellos haya hecho la vista gorda cuando se
trata de un aborto en el seno de su propia familia o de sus amistades
inmediatas. Mientras tanto hay todo un negocio turbio con clínicas donde se aborta.
Éticamente, el tema es tanto
o más complejo porque para no pocos un aborto implica la muerte, el asesinato
de lo que consideran es ya un ser vivo indefenso. Curiosamente, quienes rechazan
el aborto por este motivo, son los mismos que hacen la vista gorda frente a los
crímenes y las violaciones a los DDHH por parte de dictaduras afines a sus
ideas; y paradojalmente, quienes promueven el aborto son quienes rechazan los
regímenes que persiguen, torturan, exilian, matan y hacen desaparecer a seres
vivos. Como para agarrarse la cabeza.
No creo que nadie pueda
verse a sí mismo como partidario del aborto o antiabortista, porque creo que
ninguna mujer quiere abortar. Son las circunstancias las que llevan al aborto,
y son tales circunstancias las que se deben encarar, particularmente las
asociadas a la pobreza, la desigualdad social, económica y ante la ley. En vez
de despenalizar totalmente el aborto, lo que corresponde sea afinar el sistema
jurídico imperante de modo de concentrar las penas en los sectores que se
aprovechan de su condición socioeconómica para eludir las leyes.
En la práctica, lo que ha
ocurrido es que los abortos en la clase alta pasan piola, mientras que en la
clase baja, los abortos deben realizarse sin las condiciones sanitarias que
salvaguarde la vida de la madre. Por eso me resulta chocante ver a quienes
viven en Las Condes, Vitacura, Lo Barrenechea, La Dehesa, despotricando contra
el aborto, como si allá no se abortara, o envían a sus hijas a abortarse al
exterior. Pura hipocresía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario