25 años después, el mismísimo comandante en jefe del Ejército que había resuelto derrocar al presidente Allende, abandona la jefatura del Ejército exclamando a viva voz ¡Misión Cumplida! Con esta expresión hacía referencia a las tareas gubernativas cumplidas por las FFAA y Carabineros a lo largo de los 17 años. Tareas que incluyeron la persecución, el exilio, la tortura y la desaparición de opositores con apoyo de sectores civiles. Sectores a los cuales, el presidente Piñera, recientemente fallecido, al cumplirse los 40 años del golpe calificó como cómplices pasivos.
En 1998, el innombrable no
abandona la jefatura del Ejército para irse para la casa. Lo hace para asumir un
escaño en el Senado en carácter vitalicio, disposición fraguada por su corte de
abogados para resguardarlo por la vía de la inmunidad parlamentaria
frente a cualquier acusación que le pudiese formular el reguero de víctimas que dejó a su paso.
Misión cumplida es
una expresión que ha vuelto a la actualidad de la mano del prestigioso abogado
Luis Hermosilla. En uno de sus whatsapp a Sergio Muñoz, cuando fuera nominado como
nuevo director general de la PDI, hace casi 3 años, el 10 de
junio del 2021, le escribió: “Un abrazo de felicitaciones!! Me alegro mucho. ¡Misión
cumplida!”. Hermosilla no es un abogado cualquiera. Su poder e influencia
alcanzaba alturas hasta ahora insospechadas, pero que ahora ya se sospechan. Su
pasado le permitía tener clientes a diestra y siniestra. Era el poder detrás
del trono.
Hermosilla hizo su
trabajo a conciencia cuando afirma “Misión cumplida”. Se movió en la cancha donde mejor se maneja para realizar la misión solicitada por Muñoz: que el gobierno lo escogiera para comandar la PDI por
tratarse de un hombre “mesurado, muy prudente y medido”. Hermosilla no pidió
nada a cambio. La petición de Muñoz tenía base: Hermosilla era yunta de quien
por esos días era el ministro del interior, Andrés Chadwick, primo del
presidente de entonces. Puro pituteo, como dirían los snobs, pura meritocracia.
La corrupción, el tráfico de influencias a la orden del día.
Una vez designado, como era de esperarse, Muñoz le devolvió la mano a Hermosilla. ¿Cómo? pasándole datos confidenciales de distintos procesos en que estaban implicados
clientes peso pesados de Hermosilla. Lo que se llama violación de secreto, que es de lo que se le acusa.
El otro día,
conversando con un amigo sobre el tema, en el marco de una tertulia, me decía
que la corrupción tenía antecedentes bíblicos, que no es algo nuevo, que ha
existido desde siempre, que es consustancial al ser humano. Con ello,
implícitamente le estaba bajando el perfil a los hechos o para ponerlo en su “justa
dimensión”. Por favor!
Estamos en presencia de una mafia, de un tráfico de influencias, que no es nuevo, que en este caso empapa al poder judicial. Todos sabemos que para ascender en el escalafón judicial necesitas apoyos porque de otro modo no pasa nada. Lo mismo vale en otro orden de actividades. Más en los tiempos actuales de neoliberalismo, donde tanto tienes, tanto vales, y donde se impone la lógica del pasando, pasando. No necesariamente tiene que ser dinero, el vil billete, el que se transa, sino que pueden ser favores, cargos, viajes, premios, votos. Para eso, se afilian a organizaciones de todo tipo -deportivas, bomberiles, militares, políticas, religiosas, civiles, sociales- donde puedan codearse con quienes tengan, o eventualmente puedan tener poder, moverse como pez en el agua.
Son quienes quieren estar en todas, quienes no dan puntada sin hilo. La ambición los supera. Nada los detiene, salvo cuando dan un paso en falso, como en este caso, y que es el que está permitiendo que se abra una caja de Pandora. En buena hora. De todo esto algo bueno debe salir. No hay mal que por bien no venga.
Pero con el nivel de delincuencia que estos diabólicos representan son capaces de tapar el sol con un dedo...miren los que están en el senado y la cámara , como hacen arreglos y no se preocupan ni un segundo de las cosas que necesita el pueblo... A ellos nada les importa sus tentáculos están por todos lados !
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