En una de sus enmiendas, en el marco del proceso constituyente, la derecha procura incluir en la constitución la declaración del rodeo y la cueca como emblemas nacionales. En la comisión correspondiente ya logró superar la primera valla con una mayoría de votos, en tanto que una minoría tan solo osó abstenerse.
La derecha hizo pesar su aplanadora,
su mayoría sin asco alguno, tal como en el proceso constituyente anterior, lo
hizo la izquierda. Le asiste todo el derecho dado que cuenta con la mayoría
para hacer lo que se le antoje.
Hay una diferencia, ahora se
sabe en qué terminó el proceso constituyente anterior, en un contundente rechazo
a la propuesta constitucional elaborada por la convención. Los sectores ultra
desde la izquierda quisieron darse un gustito que terminó costando caro. Existe
una experiencia: si se desestima lo ocurrido, corremos el riesgo de que este
proceso termine igual, en un rotundo fracaso.
La derecha debe saber que en
ninguna constitución del mundo se incluyen su deporte nacional ni su baile
nacional. Si es por eso también debiésemos incluir nuestra gastronomía
nacional, nuestra empanada de pino, nuestro pastel de choclo, nuestra cazuela. Absurdo.
La pregunta que podríamos
hacernos es ¿por qué la derecha está incluyendo esta enmienda? ¿Por qué la chilenidad
está en riesgo? ¿para reforzar la identidad nacional? ¿para negociar otras
enmiendas? ¿para que lo que salga de este consejo constituyente sea rechazado
en el plebiscito de salida y quedarnos con la que más les gusta, la
constitución del 80?
Creo que la derecha está
incluyendo esta enmienda como moneda de cambio para negociar otras enmiendas de
mayor relevancia para sus intereses.
A estas alturas del partido,
teniendo la manija del consejo constituyente, particularmente al partido
republicano, le debe interesar que el texto que salga sea aprobado para
atribuirse la aprobación alcanzada como prueba de su capacidad para asumir
responsabilidades de Estado.
Algunos piensan que a la
izquierda le interesará que lo que salga sea rechazado, ya sea para insistir
con otro proceso constituyente, ya sea para impedir que la derecha salga con la
suya. El punto no es tan claro porque bien sabemos que después no habrá otro proceso
hasta quien sabe cuándo. A ello cabe agregar que seguiríamos con una
constitución, la del 80, que de tiempo en tiempo seguiría estando en la picota,
lo que nos haría perpetuar una inestabilidad política, económica y social en la
que nadie gana.
Del consejo de expertos
emergió una propuesta constituyente a la cual se le están incorporando
enmiendas. Cabe recordar que la
propuesta que se está debatiendo en el consejo logró el milagro de respetar los
bordes definidos por un congreso nacional en el que las fuerzas gubernamentales
y opositaras están más o menos equiparadas. En consecuencia, lo que se está
debatiendo en el consejo es una propuesta constitucional minimalista que
incluye aquello en que prácticamente todos los sectores políticos estuvieron de
acuerdo.
Por lo expuesto, tengo la
sensación de que la introducción de enmiendas no haría sino echarle pelos a la
sopa. Quizás cabría atender una que otra enmienda, pero con mucho cuidado para
no estropear el pastel.
Por mi parte confieso que me
inclino por aprobar lo que salió del consejo de expertos, pero si le echan
muchos pelos a la sopa, terminaré por rechazarla, dependiendo sí de las enmiendas
que le introduzcan.
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