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Los distintos actores políticos están enfrascados en descifrar
el resultado final desmenuzando los datos electorales a todo nivel, comunal, socioeconómico,
etáreo, de género, etc. Mi análisis será más simple, apoyándome en cuatro grandes
corrientes políticas que nos recorren: izquierda, centroizquierda, centro derecha
y derecha. Se trata de una simplificación gruesa dado que las fronteras entre
ellas son un tanto borrosas. Podríamos agregar dos categorías más en ambas
puntas, la ultraizquierda y la ultraderecha, pero que para el presente análisis
las he subsumido dentro de la izquierda y la derecha respectivamente.
Mi tesis sostiene que quien atraiga el grueso de las voces de
centro, sean estas de centroizquierda como centroderecha, es quien gana. Así ocurrió
con el plebiscito de entrada, donde la izquierda logró capturar casi el 80% de
la votación dando inicio al proceso constituyente. Así ocurrió también en la
elección presidencial con el triunfo de Boric, facilitado por el hecho de que
en la segunda vuelta compitiera con Kast, representante de una derecha extrema.
Y si nos remontamos más atrás, al plebiscito del 80, la opción del No ganó en
gran parte gracias a los desgajamientos producidos desde las entrañas mismas de
la dictadura del innombrable. Entre los nombres que se cambiaron de acera destaco
los de Mónica Madariaga, Federico Willoughby, Armando Jaramillo, Julio Subercaseaux
y Liliana Mahn.
En esta ocasión, en el plebiscito de salida, la opción del
rechazo logró atraer a gran parte de la centroizquierda, en tanto que la
centroderecha se cuadró íntegramente. Ahí es donde estaría la madre del
cordero. Y la pregunta que asoma de Perogrullo es ¿porqué? El centro, tanto de
izquierda como de derecha, tiende a representar a quienes no están en el día a
día de la política, quienes tienen posturas moderadas, no extremas, graduales,
no abruptas, quienes le hacen el quite a tierras movedizas, desconocidas, salvo
cuando se viven momentos desquiciados.
Así ganó el NO el 88: mientras la campaña del SI se centraba
en el caos que sembraría un eventual triunfo del NO, la campaña por el NO se
impuso poner la pelota al piso y colocando al frente a sus voces más moderadas.
Así también se ganó el plebiscito de entrada, enfatizando la necesidad de dejar
atrás una constitución mal parida que vanagloria el individualismo y desprecia
el espíritu comunitario como base del desarrollo al que todos aspiramos. Así también
logró acceder Boric a la presidencia cuando al pasar a la segunda vuelta decide
limar las aristas más ásperas de su programa para atraer al mundo de centro,
esencial para toda victoria en las urnas.
Así fue como ahora se perdió en el plebiscito de salida. La derecha
logró atraer para su opción, la del rechazo, a todo un mundo de centro que
evaluó mal la propuesta constitucional la convención. Esta mala evaluación nos
dice que la propuesta constitucional no recoge las aspiraciones de una mayoría.
Y esta mayoría la conquista quien logra atraer para sí a ese centro que en
Chile siempre ha sido crucial, nos guste o no. Bien sabemos que solo mayorías
claras y contundentes en las urnas, son las que viabilizarán las
transformaciones necesarias para tener un país más equilibrado, en todo el
sentido de la palabra. Por tanto, la orden del día para recuperar una mayoría
como la alcanzada en el plebiscito de entrada, es reconquistar el centro político
del país. No es una misión imposible. Basta simplificar y clarificar la propuesta
constitucional, despojándola de sus acápites más conflictivos, reduciéndola a
aquellos aspectos básicos donde se puedan encontrar consensos. Hacer aquello
que no hizo la convención.
Aparentemente la derecha ganó desde el momento en que el
rechazo obtuvo más votos. Pero ojo, para ganar se tuvo que esconder y poner en
el escaparate a figuras del centro político, particularmente de la centroizquierda,
la niña bonita de esta elección. Acá no ganó la derecha, sino que el centro
político, y quien perdió fue la izquierda, que sin querer queriendo, se vio
arrastrada por una izquierda radical, extrema. Este centro político tiene ahora
la obligación de concretar las reformas que comprometió en campaña y no verse
inmovilizada por una derecha que está queriendo sacar las castañas con la mano
del gato.
Buen día ! Si ! Si ! Muy de acuerdo …!! Tb soy del ala que votó apruebo, pues lo veía como una oportunidad de oro , para desprendernos del pasado reciente, aciago y mal parido … a mi juicio … como un paso para iniciar la senda del desarrollo de nuestro país , en serio .. no con puros maquillajes y eufemismos … una oportunidad cierta para partir de una vez por todas , a industrializarnos … no seguir siendo un país escindido por dolores y resentimientos , por nuestra escandalosa inequidad … !
ResponderBorrarCreo que el miedo y la desconfianza que nos roe las entrañas desde hace décadas, tb ha sido un determinante de este retroceso histórico , mas soy optimista , en que avanzaremos … más lento , más cuesta arriba, pero salvando diferencias… Hemo progresado en colocar sobre la mesa … temas eternamente olvidados y soslayados… que no pueden seguir esperando : derechos esenciales, como la recuperación del agua … la dignidad de nuestros pueblos originarios… tan manoseada y prostituida … entre otros ..
Muchas gracias Rodolfo , por tus estimulantes y pertinentes reflexiones !!
Cariños a vuestra familia !
Me siento identificado la persona que escribió el primer comentario: "...lo veía como una oportunidad de oro , para desprendernos del pasado reciente, aciago y mal parido … a mi juicio … como un paso para iniciar la senda del desarrollo de nuestro país , en serio"... Desgraciadamente, un alto porcentaje de los que rechazaron, que sin lugar a dudas habrían sido altamente beneficiados con el apruebo, votaron tajantemente por elreachazo, seguramente influenciados por la"mala" conducta de los representantes de los pueblos originarios, que no era otra cosa que sentimientos de pertenencia, orgullo, y esperanza.
Borrar¿Racismo?
Jota Eme
Lo que me preocupa es si el centro político cuenta con condiciones de crear confianza en los movimientos sociales que impulsaron la propuesta rechazada. A lo largo de la última década los partidos perdieron credibilidad dando espacio a los movimientos sociales. ¿Estos van a quedarse quietos si la nueva propuesta no responden a las revindicaciones que llevó el país al estallidos?
ResponderBorrarFueron los movimientos sociales los que gatillaron este proceso y dieron origen a la propuesta constitucional que se acaba de rechazar. Con este rechazo la pelota es devuelta a los partidos políticos. Han Sido los propios movimientos sociales los que nos han llevado al punto en que nos encontramos, el de la resurrección del centro político. Qué ocurrirá ahora? Nadie lo sabe, pero la pelota hoy la tiene el centro político y la derecha, desgraciadamente!
BorrarCierto que el centro político puede ser mas apetecible para muchos, pero los tiempos no estan para no hacer nada significativo respecto a la constitución de Guzman/Pinochet, aunque le pongan lapiz labial a la mona que la representa. La nueva constitución debe representar el camino a seguir en los tiempos presentes, y a corto y largo plazo. La condición de nuestro planeta ha empeorado muchísimo en poco tiempo, y pronto llegará el punto de no regreso, en el cual nuestra capacidad de cambiar nuestra conducta sera insuficiente para restorar lo perdido. Tendremos un Huracán Ian constante, que simbólica y realmente destruye nuestro hábitat...y a nosotros mismos.
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