Invitado por la Universidad de Tarapacá, y en el marco de una reunión del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH), tuve el privilegio de presentar en Arica un libro en torno al universidad en nuestro país, escrito por académicos de distintas universidades regionales. La iniciativa de escribir el libro nació en Talca y esta es la cuarta presentación. Las anteriores fueron en Santiago, Talca y Temuco. Las próximas están programadas en Valdivia y Valparaíso.
Esta iniciativa nace fruto de la inquietud por hacer oír la voz de la provincia, de la base académica, cuando por lo general solo se escucha la de Santiago o de autoridades. El libro, apunta a romper con ello y su objetivo no es otro que el de expresarnos, conversar, exponer puntos de vista, lo que pensamos, influir.
El libro sale en un momento muy especial: en términos tenísticos, en una suerte de punto de quiebre en materia de educación, educación superior en particular. Vivimos tiempos en que se intenta cambiar un paradigma impuesto hace ya más de 30 años en tiempos del innombrable.
Es una voz desde las provincias, cuyos capítulos abordan, directa o indirectamente, entre otros, desde distintas perspectivas la relación entre la movilidad social, el desarrollo regional, y la educación pública.
En Chile, al igual que en otros países, están quienes defienden la educación pública como el motor que empuja, favorece, promueve la movilidad, la integración y el desarrollo regional; por otro lado, están quienes se centran en que lo verdaderamente importante es la existencia de una educación de calidad, obviando su dependencia de la capacidad de pago de sus beneficiarios.
Al respecto quizá sea interesante seguir algunas pistas a partir de datos del Banco Mundial que nos señalan que países como Finlandia, Suecia y Noruega cuentan con altas tasas de movilidad social; en el otro extremo, con bajas tasas de movilidad social, están el Reino Unido y EEUU. En los primeros la educación pública brilla por su calidad y solidez no obstante su carácter gratuito; en los segundos, por su elitismo, basados en la capacidad de pago para disponer de una educación de calidad. Esto nos dice que el sueño del ascenso social, de la igualdad de oportunidades por medio de la educación es más probable si nos vamos a vivir a Finlandia, Suecia, Noruega antes que a EEUU o el Reino Unido.
Por el contrario, si lo que nos interesa es una formación de alta calidad de las élites, y otra para disponer de la mano de obra que el país requiere, más vale que nos vayamos a EEUU o el Reino Unido. En consecuencia, la pregunta que tenemos que hacernos, si aspiramos a mayores niveles de desarrollo, es ¿qué queremos ser? ¿a quiénes queremos asemejarnos?
Esto es lo que está en juego en este minuto a partir de la reforma a la educación que se quiere gestar en un contexto en el que la universidad pública chilena parece haber sido capturada por el mercado, abandonando su rol de institución de pensar críticamente la sociedad en que se inserta, perdiendo así su esencia. El libro en comento, titulado LA UNIVERSIDAD EN CHILE: PRESENTE Y FUTURO. Reflexiones desde la provincia, busca contribuir al rescate de esa esencia.
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