Siempre me ha llamado la atención cuando por momentos nos emocionamos con discursos que proclaman la integración latinoamericana, la hermandad entre los pueblos que compartimos una cultura, un lenguaje, un origen, un continente. Frases rimbombantes, vacías, que nos sirven para hacer gárgaras que se desploman bajo los cánticos guerreros "argentinos mataré, bolivianos fusilaré, peruanos degollaré" destinados a acumular rabia frente a un eventual conflicto. ¿En qué quedamos?
Con esos cánticos, lo demás pasa a ser música. Chile tiene algo que lo hace famoso en el mundo: es un chico que se las trae, que se las da de grande, con fama de expansionista, de estar permanentemente a la defensiva, pendientes de los demás, pensando que nos quieren atacar. De otro modo cuesta explicarse que tengamos un presupuesto de defensa como el que tenemos, unas FFAA "ejemplares, profesionales, disciplinadas" que el pueblo no deja de admirar!
Vivimos cagados!!!! Pendientes de que no nos pasen gato por liebre; de que no nos pasen por arriba, ni por debajo, ni por al lado, ni por delante, ni por detrás.
Casualmente, por estas fechas, el querido gobierno de Chile quiso tirarse a choro y agarró a 3 conscriptos bolivianos que estaban más perdidos que la cresta, o que el teniente Bello. Conozco el norte, conozco esa frontera, y sé que allá hay zonas en que no sabes dónde estás parado. Mal que mal viví más de 20 años en Arica, donde nace Chile. Pues bien, los disciplinados e incorruptibles carabineros de Chile, incapaces de frenar el contrabando, se encontraron con estos conscriptos bolivianos y los agarraron y se los trajeron por violar nuestras sacrosantas fronteras. Y el gobierno que tenemos, que lo que puede hacer mal, lo hace peor, quiso judicializar algo que es netamente político. Los portavoces gubernamentales proclaman: “dejemos que las instituciones funcionen”, lavándose las manos. Sin embargo, ante la reacción del gobierno boliviano y de los propios conscriptos que se negaron a reconocer que estaban en territorio chileno porque no sabían que estaban en él, el gobierno chileno se encuentra con una papa caliente y no sabe qué hacer con ella. Más temprano que tarde va a tener que devolverlos. Pero como tenemos un gobierno “choro”, que se compra problemas gratis, acá estamos.
Mientras tanto cacareemos con la integración. Es la politica de las dos bandas: sonrisas por arriba con patadas en las canillas. Asi difícilmente llegaremos lejos.
Siempre me he preguntado: ¿Por qué Europa fue capaz de gestar la unión europea a menos de 50 años de la última guerra mundial, en el que tres de sus países clave se fueron a las manos, perdón, a las armas, mientras acá seguimos comulgando con ruedas de carreta, sin guerras mundiales mediante, y con FFAA recordando sus gestas de hace más de 100 años atrás? Así, no tenemos vuelta! estamos fritos! ¿hasta cuándo?
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