La última encuesta CEP, cuyos resultados se han dado a conocer estos días, digan lo que digan los distintos actores, revelan que la carrera presidencial ya se desató. En efecto, esta realidad que se palpa, parece inevitable cuando se está ante un gobierno cuya popularidad está por los suelos, al igual que la coalición opositora, y una decena de candidatos en carrera pidiendo que las cámaras los enfoquen y hablen de ellos.
A poco menos de 2 años del término de este gobierno, la mitad de su período, cualquiera diría que la incertidumbre se instaló en la opinión pública. Sin embargo, los resultados de la encuesta parecen decir otra cosa, razón por la cual en ciertos círculos, más que incertidumbre, reina una certidumbre acompañada de fuertes dosis de nerviosismo.
Ello, porque hay una candidata que cuenta con un respaldo fuera de todo cálculo. Que más de la mitad quiera que Michelle sea la próxima presidenta, muy por encima, de su más cercano y probable contendor, Laurence, representa un golpe a la cátedra que tendrá a la clase política marcando ocupado por mucho tiempo.
Todo esto en circunstancias que Michelle no hace campaña, se encuentra ausente, ocupando un alto cargo a nivel internacional, tampoco habla, mientras los múltiples candidatos corren denonadamente buscando marcar en las encuestas. Esfuerzos que a la fecha se visualizan como estériles.
Que solo un 7% de los encuestados quiera que Laurence sea el próximo presidente, considerando la visibilidad mediática que tiene desde el cargo que ostenta, debe resultar decepcionante para las esferas oficialistas, al igual que los escuálidos porcentajes alcanzados por los otros candidatos –Allamand y Longueira-.
En la oposición, las menciones a Orrego, Rincón, Gómez, Velasco y el MEO son tan escuálidas que si las cifras se repiten en una próxima encuesta, lo que es muy probable que ocurra, debieran pensar en dar un paso al costado, o si no lo hacen, a dar origen a una gran primaria opositora. Del mismo modo, para no quedarse atrás, la alianza de gobierno debiera convocar a una primaria entre sus candidatos. Sin embargo, si las cifras de la encuesta se mantienen en el tiempo, sabiéndose derrotados, es más que probable que la UDI y RN le den el pase a Laurence, y reservando a sus máximos exponentes para otra ocasión.
Los resultados de la encuesta constituyen una muy buena noticia para la oposición porque la ordena e invita a centrarse en la propuesta, en el proyecto de país que la ciudadanía reclama. Para el gobierno es una mala noticia porque lo desordena. Que a más de 2 años de andadura, estando convencidos que están gobernando con los mejores, que la fiesta de los delincuentes se acabó, que estamos ante un gobierno de excelencia, tienen que estar agarrándose la cabeza al ver que sus ministros estrella marquen tan poco en las encuestas.
Como dijera un avezado sociólogo curtido en estas lides, en referencia a los resultados de las encuestas, la ciudadanía pareciera estar diciendo que “Mientras más conozco a Piñera, más quiero a Michelle”.
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