Honduras y Uruguay
Voy a hacer un alto en la saga que estaba escribiendo acerca de la formaciçon por competencias dado que este fin de semana habrán elecciones en ambos países. Las diferencias son abismales. Honduras no posee tradición democrática alguna y hasta poco tiempo atrás era un país bananero más de Centro Amèrica gobernado por la United Fruit Company. Una colonia norteamericana expoliada hasta dejarla sumida en la miseria. Años atrás, por motivos laborales, tuve ocasión de estar en Tegucigalpa, su capital. La desigualdad es extrema, no existe clase media. La tasa de escolaridad es baja porque los hijos de los pobres son recursos a los cuales recurren los padres para generar ingresos adicionales. El trabajo infantil por necesidad. Este domingo tendrán elecciones con su presidente Zelaya en la embajada de Brasil y Micheletti como presidente de facto. Las elecciones serán una opereta. La comunidad internacional intentó revertir la situación sin éxito.
Aparentemente el mundo presionó por la restitución de Zelaya. Digo aparentemente porque si la presión hubiese sido real Micheletti no dura un solo día. Zelaya no es ningun santo, Micheletti tampoco. Micheletti se ampara en una resolución de la Corte Suprema, pero todos sabemos, sobretodo en Chile cómo se cuecen las habas cuando la situación se torna crítica: el hilo se corta en su parte más delgada. El resultado de las elecciones no tendrá valor real alguno, salvo para continuar engañando a los hondureños, las grandes perjudicados.
Uruguay, por el contrario, es un país con tradición democrática, una clase media extendida y una alta tasa de escolaridad. Este domingo será el balotaje entre las dos primeras mayorías de las recientes elecciones celebradas alrededor de un mes atrás. Lacalle, expresidente, representa a uno de los partidos tradicionales que históricamente han gobernado el país desde su independencia, hasta 5 años atrás, cuando por primera vez la izquierda, representada por el Frente Amplio, con su abanderado Tabaré Vázquez, ganó las elecciones.
En su gobierno Uruguay no se hundió como pregonaban los agoreros desde la derecha, por el contrario, insufló un nuevo aire, una nueva manera de abordar los eternos problemas del Uruguay. Terminará su mandato con la frente en alto, con una alta popularidad, al igual que Michelle en nuestro país. tal como acá, allá, no se les ocurre cambiar la Constitución para posibilitar la reelección.
La concepción democrática de sus gobernantes y su ciudadanía es en serio. Para rematarla el Frente Amplio tuvo el desparpajo de postular a Pepe Mujica, un extupamaro, que vive de una chacra, maneja un lenguaje poco refinado, sin pelos en la lengua, y por tanto metedor de pata. Se le conocen miles de "lapsus", "caidas". Así y todo, a pesar de una campaña del terror, se sospecha que la gente lo quiere y que ganará. Muchos intelectuales, incluso de isquierda, ariscan la nariz, y se resisten a apoyarlo temiendo lo peor. Es la desconfianza hacia quien no es como uno. Son los que creen que quien no tiene una formación acabada no puede ser presidente. Son los mismos que decían que Lula sería un desastre. Y no lo es, por el contrario, tiene el sentido común, el olfato, la llaneza, que muchos intelectuales pierden a medida que sus conocimientos se van refinando.
Veo y quiero a Pepe y Danilo como ganadores. Danilo es el candidato a la vicepresidencia. Pepe es el Quijote, Danilo el Sancho Panza; Pepe es el volado, el soñador, Danilo el aterrizado; Pepe el que anda por las nubes, agarrándose la cabeza ante la injusticia, no tolerándola, Danilo es el que anda con los pies en la tierra. Uno es el complemento del otro. Con este binomio Uruguay va por más. Espero que los uruguayos no se pierdan y voten con confianza en sí mismos.
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