diciembre 27, 2024

Trump vuelve por sus fueros

Foto de Marco Zuppone en Unsplash

Estamos próximos al cambio de mando en la capital del imperio yanqui. Trump vuelve por sus fueros gracias a un triunfo electoral que no sé cómo calificar: aplastante, porque ha ganado no solo en número de electores por ser una elección indirecta, sino también en número de votos. Ha ganado en la cámara de representantes y en el senado. Un triunfo para hacer lo que se le antoje. Un triunfo vergonzoso, de un perseguido por la justicia. Dice que va a hacer nuevamente grande a EEUU (MAGA: Make America Great Again), que la hará entrar a una era dorada. Ha sido un triunfo de los bulos. Es el triunfo de un tozudo, de un perseverante, de un impostor, de un condenado. Primera vez que en EEUU se elige a una persona que ha sido condenada por la justicia.

Celebran Orban, Netanyahu, Putin y todos los autócratas que están empezando a dominar la escena mundial. Los resultados parecen reflejar los tiempos que vivimos, de mediocridades, de fracasos. La pregunta que me hago es: ¿cómo se pudo llegar a esto? Y con la pregunta no me refiero solamente a esta elección, sino que también a muchas otras, reveladoras de una tendencia que no obstante sus baches de tiempo en tiempo, parece irrefrenable. La derrota de Trump en 2020 no habría sido sino un traspié momentáneo producto de oscuros intereses. A este paso, más temprano que tarde, terminaremos viendo a Marine Le Pen instalada en el Eliseo (Francia), a Díaz Ayuso o Abascal en Moncloa (España). 

¿Qué estamos haciendo mal? Probablemente, muchas cosas. No creo que saquemos mucho inculpando a los votantes, a su eventual falta de educación o de que no saben por quién están votando. La democracia está siendo puesta en jaque desde el minuto que estamos privilegiando votar por quienes la basurean. Los resultados parecen indicar que la democracia está defraudando a los votantes, que quienes son elegidos democráticamente han fallado expectativas infladas por promesas incumplibles que nos tragamos sin mayor reflexión.

En su minuto Clinton cuando estuvo en campaña en 1992 sostuvo: “Es la economía, estúpido” explotando las dificultades económicas que se vivían en esos tiempos. Ahora, aunque no lo sostuvo explícitamente, con su discurso Trump pareciera haber dicho “es la inseguridad, estúpido”.

En concreto, debemos reconocer, admitir, que en democracia la mayoría no suele votar por valores, por conceptos, sino en base a “cómo vamos en la parada” (al bolsillo) y la inmigración vista como amenaza. Se votó sin importar si el postulante es un delincuente. Trump cerrará fronteras, elevará aranceles, disminuirá impuestos a quienes más ganan. La globalización entrará en remojo. Abandonará a Ucrania a su suerte o a la suerte de Europa con el beneplácito de Putin, quien debe estar sobándose las manos. Mi única duda es qué hará en el Medio Oriente.

diciembre 26, 2024

¿Qué es lo que viene para el 2025?

Foto de Kelly Sikkema en Unsplash

El título con el que encabezo esta columna puede inducir a error. No pienso dármelas de pitoniso ni mucho menos, sino que tan solo expresar lo que visualizo sin ánimo de predicción. Ya tenemos el 2025 encima. Se completará el primer cuarto del presente siglo. Me centraré en Chile que es el país en que vivo, y en lo político que es un ámbito que desde niño siempre me ha llamado la atención por las esperanzas que levanta y las frustraciones que suelen acompañarlas.

El 2025 no será cualquier año dado que en sus últimos meses tendremos la contienda presidencial junto con la parlamentaria. Si bien aún no hay candidatos presidenciales en regla, ya hay algunos en carrera, y los que están, representan a una derecha (Matthei, Kast, Carter, Kaiser I, Kaiser II, Rojo Edwards) a la que se le ha abierto el apetito. Y no es para menos. Las cartas parecen estar echadas a su favor: tanto por las dificultades que han tenido las fuerzas oficialistas para gobernar, como por la ausencia de candidaturas con posibilidades de triunfo. Al menos eso señalan encuestas del más diverso tenor. De lo expuesto se deduce que el optimismo de la derecha tiene fundamento, al igual que el pesimismo reinante dentro de la izquierda.

Es curioso constatar que, si fuésemos totalmente racionales, lo lógico sería que lo primero que debiese tener cada partido o coalición de partidos con aspiraciones de gobernar, es un objetivo a alcanzar; luego un programa para alcanzar dicho objetivo, y lo último, alguien que encabece la responsabilidad de llevarlo a cabo. En la práctica solemos hacerlo al revés: poner la carreta por delante de los bueyes, esto es, lo primero que solemos hacer es levantar al candidato(a) de nuestros amores.

Es lo que ya estamos viendo. Total, para qué nos vamos a ver la suerte entre gitanos. Ya nos conocemos. Esta realidad da cuenta de la debilidad en que se encuentran los partidos políticos donde para ingresar basta rellenar una ficha, sin que exista filtro alguno. Atrás quedaron los tiempos en los que existía la premilitancia, el compromiso, la capacitación partidaria.

Es posible que lo descrito sea consustancial a nuestra naturaleza humana, a que no solo somos racionales, también somos emocionales. Probablemente seamos más emocionales que racionales, y de allí que lo primero que hacemos es mirar nombres que nos inspiren confianza, que nos suenen, que creamos conocer.

Dijimos que la derecha tiene poderosas razones para ser optimista. El poder ejecutivo pareciera estar a su alcance. Tiene todas las de ganar a fin de año. Las encuestas así lo señalan y tiene candidatos para tirar por la ventana. Muy distinto es el caso en la izquierda. Sin embargo, no hay que olvidar que no por mucho madrugar se amanece más temprano.

Habrá que ver cómo se dan las cosas. El centro, que se ha escorado hacia la derecha en los últimos años, será decisivo. Y así como se cansó de la izquierda, está observando que luego de la calurosa bienvenida que le dio la derecha para acogerla, los codazos en su seno andan a la orden del día. Si hacemos un rastreo a los resultados electorales en el presente siglo, así como en el pasado constataremos, salvo excepciones, que el centro político es el que inclina la balanza, el que corta el queque.

Las cartas aún no están echadas, aunque parecen estarlas. En consecuencia, mi pronóstico es que tendremos un año movido, líquido, donde se pondrá a prueba la inteligencia política de unos y otros.

diciembre 19, 2024

Buscando camorra

Hace rato que el gobierno argentino, que acaba de cumplir un año de vida con Milei a la cabeza, anda buscando llamar la atención y/o buscando camorra.  Todo parece apuntar a que se trata de un gobierno mesiánico que levanta la bandera de la “Libertad carajo” bajo una ideología de difícil comprensión, el anarcocapitalismo. Un concepto que dudo que el mismísimo Milei sepa de qué se trata. Me temo que lo que ha empezado con el lema de la “Libertad carajo” termino como “Al carajo la libertad” como sostuviera un gran amigo que vive en el viejo continente.

Digo que pareciera tener la compulsión por llamar la atención, o levantar polvareda, desde el momento que enarbolaba la motosierra como herramienta para gobernar, o apresurándose para estar al lado de Trump a la hora de su triunfo, o para denostar a quienes no piensan como él sin pelos en la lengua. También se le ve obsesionado por armar camorra, insultando gratuitamente a quienes ya no ve como adversarios, sino como enemigos.

Todo apunta a que estaría inmerso en una batalla apocalíptica cultural que busca despertar a desprevenidos, incautos, de modo que no se compren cualquier cuento. Y Milei estaría encabezando esta cruzada mesiánica destinada a despertarnos, a ser capaces de ver bajo el agua, a percatarnos que los chilenos estaríamos siendo gobernados por un comunista escondido bajo una piel de oveja magallánica. En palabras del ministro de economía argentino, Luis Caputo, toda su diatriba contra Boric no tendría otro propósito que la de salvarnos de la peste comunista que nos estaría hundiendo.

Escuchando a Caputo, en orquesta con Milei, todo huele a soberbia. Con nuestro Axel Kaiser, serían los portaestandartes de la batalla cultural, convencidos que nuestros problemas tienen origen comunista, como si en los últimos 30 años tuviésemos viviendo las consecuencias de gobiernos comunistas. Todo rezuma anticomunismo barato. Se da el lujo de afirmar que “Chile es el país de Latinoamérica que más gente sacó de la pobreza desde los años 80 hasta el 2010”, cuando todos sabemos que en la década de los 80 la dictadura del innombrable no redujo la pobreza, sino todo lo contrario.

¿Qué se cree?¿Con qué ropa habla? Todo apunta a que la soberbia lo está empapando porque está reduciendo la inflación. Logro que está alcanzando a punta de multiplicar la pobreza y el desempleo. Así no tiene gracia. La gracia está en disminuirla sin que los platos rotos los paguen los más pobres y que a éstos los haga más pobres. Ese es el verdadero desafío.

Afortunadamente Boric no cayó en el jueguito de buscar camorra en que andan Milei y sus boys. Por el contrario, apeló a nuestra condición de países hermanados por lazos históricos y fronterizos.

No hace mucho, en el Vaticano se conmemoraron los 40 años del tratado que evitó una guerra que se veía venir por el control del canal Beagle; una guerra no entre dos pueblos hermanos, sino entre dos dictaduras. Conmemoración encabezada por el papa Francisco y a la cual acudió nuestro canciller en representación del gobierno encabezado por Boric; en cambio el gobierno argentino, por orden de Milei decidió retirar a su canciller, Gerardo Werthein, de un evento ante el papa Francisco en el Vaticano para conmemorar el tratado que hace 40 años impidió una guerra entre dictaduras por el control del canal de Beagle, en Tierra del Fuego.

Lo descrito parece ser señal de que, al menos en su relación con Chile, Milei anda buscando camorra, preparando el terreno para sacarse el pillo de problemas internos azuzando conflictos externos. Tal como en su momento Galtieri, el dictador argentino, buscó sacarse problemas internos apelando a la reivindicación de Las Malvinas. Al final el tiro le salió por la culata. Sería bueno que Milei tome nota de esto. Con Chile no se juega.

diciembre 04, 2024

Nuestras queridas isapres

Foto de Martha Dominguez de Gouveia

En Chile, para dar cumplimiento a una sentencia de la Corte Suprema, las instituciones previsionales de salud (ISAPREs), informan  que los 1,200 millones de pesos cobrados en exceso a sus afiliados serán devueltos bajo una modalidad que está sacando ronchas por los plazos, al igual que por los montos y por quienes fraguaron esto.

La tragedia radica en que al final del día los platos rotos no los terminan pagando las Isapres, entidades responsables de los cobros por encima de los legales, sino los 700 mil afiliados, quienes recibirán montos mensuales irrisorios en un plazo máximo de 13 años a los menores de 60 años, de 5 años a quienes tengan más de 60 años y menos de 80, y de 2 años a quienes tengan más de 80 años.

En mi caso particular, se cobró un exceso de más de dos millones de pesos que por mi edad (76 años), me devolverán en 60 cómodas cuotas mensuales de 0,9 UF, esto es, del orden de 35 lucas al mes.

A pesar de que más vale algo que nada, se objeta, a modo de ejemplo, que quienes pagaron un exceso de 100 mil pesos, éstos le puedan ser devueltos en cuotas de 600 pesos durante 13 años. Una vergüenza.

¿Cómo se llegó a esto? Ya me imagino. El monto a devolver era tal que las isapres se agarraron la cabeza, dado que el total cobrado en exceso ($ 1,200 millones), ya se los gastaron o repartieron entre sus dueños. O sea, no los tienen, y por lo tanto amenazaron con quebrar, con fundirse. Y para que no quedara la crema, colapsara el sistema público de salud por la avalancha que le llegaría desde las isapres, no se encontró nada mejor que “ver qué podemos hacer” para resolver este intríngulis. Y se llegó a este acuerdo a espaldas de los afiliados.

Lo acordado permitiría “salir del paso”, esto es, cumplir con la sentencia de la Corte Suprema y evitar que las isapres se fundan. Los afiliados, muy bien gracias, no tienen por qué quejarse, sino todo lo contrario, deberían agradecer que se haya detectado la pillería de sobrepasarse en los cobros por parte de las isapres. Así de simple.

Y como todo el mundo se dió cuenta que tanto las isapres como el gobierno y el parlamento, se pasaron de revoluciones cuidando a las isapres y descuidando a los afiliados, se juntaron para ver qué hacemos para salir del paso. Así es como ahora se está ofreciendo una salida que sea capaz de cuadrar el círculo, dejar contentos a moros y cristianos. 

Nada nuevo bajo el sol. Los poderosos siguen teniendo el sarten por el mango. Pero no nos quejemos, porque algo es mejor que nada. Y así nos tienen por los siglos de los siglos.

 

Biden indultando al hijo pródigo

Foto de Bohdan Komarivskyi en Unsplash

A pesar de que había asegurado que no indultaría a su hijo, Hunter Biden, al final de su mandato, el presidente de EEUU, Joe Biden, decidió indultarlo. Un indulto que no podrá ser revertido por su sucesor, Donald Trump. Con esto Joe Biden logra que su hijo salga libre de polvo y paja del delito de violación de las leyes que impiden que un drogadicto posea armas de fuego.

Cabe recordar que este hijo pródigo de Biden había sido condenado por comprar y poseer ilegalmente un arma, por defraudar al fisco y adicción a las drogas y al alcohol para llevar una vida de padre y señor mío.

Esto significa que el hijo del presidente era drogadicto y que estaba en posesión de armas de fuego; y que no irá a prisión. Al indultarlo total e incondicionalmente, el presidente deja todo esto lo suficientemente amarrado como para que ni Trump pueda desamarrarlo. Al más puro estilo del innombrable. Este es el mundo en que vivimos, y muy particularmente los estadounidenses, aunque no solo ellos. El padre protegiendo a su hijo en uso de sus facultades presidenciales. La razón esgrimida a última hora es que su hijo estaba siendo perseguido políticamente. Todo un clásico en coyunturas como ésta. Como dijera alguien “¿Cómo podría no hacerlo?”. La respuesta podría ser de este tenor: “Sería de tonto no hacerlo, mal que mal es el hijo. Quien no haría eso si se tratara de su propio hijo”. Y así vamos arando.