agosto 23, 2024

Horas sin luz

Foto de Mike Labrum en Unsplash

A raíz de los recientes temporales, gran parte del país y millones de sus habitantes, han quedado sin luz, sin energía eléctrica, muchos de ellos por más de una semana. Todo esto en tiempos de una sociedad aun altamente dependiente de la provisión de energía por parte de empresas de distribución eléctrica. Empresas que desde los tiempos del innombrable están en manos privadas a partir de un simulacro de capitalismo popular que el tiempo se encargó de desmentir. Efectivamente, al final recayeron en quienes eran los más altos ejecutivos del sector público de entonces, muchos de ellos de las mismas empresas que serían privatizadas.

Ejemplo paradigmático de lo señalado, fue SOQUIMICH, hoy SQM, que prácticamente quedó en manos del yernísimo, Ponce Lerou. Otro ejemplo fue el de José Yuraszeck, en su tiempo gerente general de CHILECTRA, empresa responsable de la distribución y comercialización de energía eléctrica en Santiago y Valparaíso. En efecto, a la hora de la privatización adquirió para sí un importante paquete accionario que posteriormente vendió a Endesa España en lo que se llamó el negocio del siglo, conocido como el caso chispas. Ambos se privatizaron a su pinta, comprando a precio de huevo y vendiendo a precio de oro.

Todo en el marco de un proceso de privatización sustentado en el racional neoliberal cuya máxima es que el Estado, por su propia naturaleza, tiende a ser ineficiente, en tanto que los privados, por el contrario, tienden a ser eficientes. El fundamento es muy simple: el Estado no puede quebrar, en tanto que los privados sí pueden, aunque en la práctica la tendencia apunta a privatizar ganancias y socializar pérdidas.

Lo concreto es que las consecuencias de lluvias y vientos inusuales volvieron a poner sobre la mesa la propiedad y el desempeño de la empresa responsable de distribuir la energía eléctrica (hoy ENEL) para que el país -el aparato productivo y los hogares- se mantengan en pie. Esto, a raíz de la demora en la reposición del servicio de energía que afectó a tantos, no obstante los múltiples llamados realizados por el gobierno. Un gobierno que se vio impotente, sin capacidad para hacer nada, salvo exigir la reposición del servicio y amenazar con revocar la concesión a la empresa multinacional ENEL donde tienen una importante participación tanto el estado italiano como el estado chino.

Curiosamente, el estado chileno no está presente, no tiene pito que tocar, porque así lo dispuso la constitución política fraguada en los 80 y que no ha podido modificarse hasta ahora. El estado chileno no puede, pero sí otros estados. Uno podría pensar: lo que pasa es que el estado chilenos es por naturaleza ineficiente, pero otros estados, por el contrario, son eficientes. Confieso que no me calza. Tampoco me calza que la distribución de energía en Chile esté en manos de estados extranjeros, y que quienes hacen gárgaras con la patria, la bandera y otras hierbas, miren al techo en esta materia.

Y ahora no faltan quienes descubrieron que el problema no es de propiedad -estatal o privada- que da igual, que el punto está en la regulación, que ahí estaría la madre y el padre del cordero. Que el foco debe estar ahí, en la calidad del servicio, no en la propiedad. El problema no sería que ENEL haya actuado ineficientemente, sino que las regulaciones no habrían ido en la dirección correcta. Todo esto mientras paradojalmente las tarifas eléctricas suben y suben. Por momento pienso que nos están tomando el pelo.

Mientras tanto, seguiremos pateando piedras, caracterizándonos por ser un país lleno de cables y dando palos de ciego ante emergencias climáticas cada vez más frecuentes y de mayor envergadura.

2 comentarios:

  1. Anónimo4:34 a.m.

    Al parecer nos gusta como vivimos pasan los años y todo sigue igual

    ResponderBorrar
  2. Anónimo6:36 a.m.

    Gracias por expresar tan bien lo que sucede. Por eso era importante cambiar la Constitución, aunque no por cualquiera. Nos equivocamos en elegir personas que tenían sesgo individualista y no captaron las verdaderas urgencias y necesidades.

    ResponderBorrar