febrero 26, 2023

La dictadura de Ortega

Daniel Ortega decidió quitar la nacionalidad a más de doscientos nicaragüenses, entre quienes destacan Sergio Rivera y Gioconda Belli, ambos escritores y partícipes en la primera hora de la revolución sandinista que hizo posible la caída de la dictadura de Somoza. 

Las razones las podríamos englobar en dos: una, por la resuelta oposición a la deriva autoritaria que han adoptado quienes dirigen hoy los destinos de Nicaragua; y dos, la desesperación que produce en toda dictadura cualquier conato opositor. 

Cuesta encontrar algún objetivo perseguido por la dupla Ortega-Murillo para adoptar medidas que violan DDHH básicos como lo es el derecho a vivir en su propio país. Un posible objetivo no explícito sería cortar por lo sano, barriendo con toda oposición para poder seguir haciendo de las suyas. Todo ello no es sino un reflejo de una dictadura que no trepida en nada. 

En Chile bien sabemos de esto. Nosotros también tuvimos su dictadura, una que para sacarse encima a los opositores se permitió conjugar y poner en acción muchos verbos al respecto, entre los que destacan torturar, exiliar, desaparecer, despedir, etc. 

El gobierno de Chile ha reaccionado extraordinariamente bien en esta coyuntura al no dudar en ofrecer la nacionalidad chilena a Gioconda Belli, una extraordinaria mujer, escritora, que se la jugó por una revolución para sacarse de encima a una dictadura. Actividad en la que se incorporó, no para terminar en otra dictadura, sino para conducir a Nicaragua hacia la democracia. Alegra saber que Gioconda ha aceptado la nacionalidad chilena. 

Flaco favor le hacen a la izquierda quienes desde este lado adoptan actitudes contemplativas o timoratas frente a la actual dictadura nicaragüense. En este caso, así como en tantos otros, no se puede tener un doble estándar. Debemos repudiar toda dictadura, venga de donde venga, en cualquier circunstancia, tal como debemos rechazar tajantemente todo atropello a los DDHH aprovechando el poder que se tenga, particularmente el del Estado. 

Es obligación moral nuestra solidarizar con la tragedia que está viviendo el pueblo nicaragüense, así como de todos los pueblos que están siendo sojuzgados por gobiernos que creen que pueden hacer cualquier cosa con sus pueblos. 

Solidaridad que debemos ejercer haciendo todo aquello que esté en nuestras manos para mitigar el sufrimiento de quienes están siendo afectados y revertir su situación.

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