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P: ¿Al final habría salido humo blanco
para el nuevo proceso constitucional generado por el triunfo del rechazo en el último
plebiscito de salida?
R: No sé si salió humo blanco, pero al
menos salió humo gris al tenor de las dificultades para abrir un nuevo proceso
constituyente, dificultades expresadas por la duración de las negociaciones que
se prolongaron por meses. Si todo termina bien, con una nueva constitución que recoja las aspiraciones de los chilenos, solo entonces podremos decir que el humo que salió es blanco.
P: ¿Qué tan satisfactorias son las
reglas bajo las cuales tendrá lugar este nuevo proceso que se está iniciando y
que se espera culmine en el presente año?
R: Eso dependerá del cristal con que
se mire, pero en todo caso las reglas están dadas por la correlación de fuerzas
que emergió en el plebiscito de salida ( 62% rechazo vs 38% apruebo) y la
experiencia recogida del proceso cuya propuesta constitucional fuera rechazada.
Está claro que quienes ganaron están tomando e imponiendo sus resguardos. Al final
se llegó a lo que se llegó porque no quedaba otra, a contrareloj.
P: En el escenario actual ¿sigue
siendo prioritario un proceso constituyente?
R: Sin duda que, hoy por hoy, las
preocupaciones de la ciudadanía están en otro plano. Las preocupaciones están
centradas en el plano de la seguridad y la economía. Son las urgencias que
acaparan nuestra atención. Por
nuestro propio subdesarrollo, siempre vamos a estar abrumados por urgencias y
tendiendo a posponer lo importante. Sin embargo, solo atendiendo a lo importante tendremos
posibilidad que se reduzcan las urgencias. De lo contrario nos pasaremos la
vida apagando incendios. En consecuencia, con todos los bemoles que podamos ver
en este proceso, me parece positivo que se haya iniciado.
P: ¿No teme que este nuevo proceso
esté lleno de trampas?
R: Para quienes temen que esté lleno
de trampas, que por lo demás están a la vista, les diría que las veamos como lo
que son: para sortearlas, para sobreponernos a ellas. No debemos entrar en
estado depresivo por ellas, sino que todo lo contrario, deben energizarnos.
P: ¿Cómo ve la nominación de Hernán Larraín como presidente del consejo de "expertos"?
R: Una vergüenza, Obsceno. Una provocación, una falta de tino. Por ahí se dice que sabe mucho de constituciones, que tiene expertise en el tema. El tema va más allá. Nunca me han convencido los expertos en sus respectivos temas si no van acompañados de valores, de un mínimo de ética y moral. Tu condición de buen profesor no se agota en que hagas bien tus clases, ni que domines las materias que impartes. Debe acompañarse de un comportamiento ético-moral intachable. Joseph Mengele fue un médico que se especializó en técnicas de exterminio. ¿Podremos decir que fue un buen médico? La defensa que en su momento hiciera de Colonia Dignidad y su relación con Paul Schaeffer, a mi modesto entender, lo descalifican por completo.
P: En estas condiciones ¿no existe el
riesgo de que emerja una constitución que en lo sustantivo mantenga las
características de la actual, con la ventaja de legitimarse?
R: Sin duda que el riesgo existe, pero
no hay peor intento que el que no se hace. ¿Cuál es la alternativa? ¿irnos para
la casa? Recuerdo que similar dilema enfrentamos en el 88 cuando la dictadura
impuso un plebiscito a su pinta en condiciones ampliamente favorables a ella.
Los líderes opositores de entonces, entre otros Aylwin, Lagos, Silva Cimma, Valdés,
Zaldívar, Almeyda y Nuñez, decidieron jugar en la cancha que se les
impuso. No pocos decían que todo estaba
cocinado, que sería imposible derrotar al innombrable. Y sin embargo, con lápiz
en mano, en una jornada épica, se logró dar vuelta la tortilla e iniciar una
transición que con todas sus limitaciones, le ha permitido al país dar un salto
cuantitativo y cualitativo muy significativo. Hoy estamos en similar disyuntiva,
con otros objetivos.
P: No pocos sostienen que todo está
tan cocinado que sería hacerle el juego implicarse en esto, por lo que impulsan
el voto nulo. Entonces ¿porqué no votar nulo?
R: Buena pregunta! Lo mismo pensaban
no pocos en el plebiscito del 88. Son los mismos que entran derrotados a la
cancha y que por lo mismo no quieren entrar. Sin embargo la historia ha
demostrado que no hay peor gestión que la que no se hace. Son quienes siempre
llegan atrasados a todas partes, quienes en su desconfianza siembran pesimismo.
No les faltan argumentos. Olvidan que votando nulo, implícitamente están dando
un voto al adversario. Votan nulo quienes postulan la tesis “mientras peor, mejor”.
O sea, quienes creen que debe quedar la crema, para que desde los escombros
emerja un país nuevo. Falso, de falsedad absoluta, porque siempre hay un fondo por debajo de aquel en el que estamos. Fue la tesis del MIR en la década de los
60, la de profundizar las contradicciones, la que nos llevaría al nuevo Chile.
El resultado fue todo lo contrtario, la dictadura más sangrienta que ha vivido
Chile. En estas condiciones, no me pierdo, hay que votar por alguna de las opciones
en juego.
P: Pero si ganara el voto nulo ¿No sería una potente señal de rechazo al proceso constituyente?
R: No veo ninguna posibilidad de que gane el voto nulo, será mayor que en otras elecciones, pero no más que eso. Menos cuando tendremos dos listas populistas en la papeleta.
P: ¿Por qué lista habría que votar?
R: Dejemos esto hasta acá porque creo que esta pregunta amerita otra conversación. Un abrazo!
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