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Ya estamos en los últimos días del gobierno de Piñera y adportas de que Boric asuma la presidencia, lo que ocurrirá el 11 de este mes. Lo hace con fuerte viento en contra, tanto interna como externamente. Internamente deberá lidiar con las expectativas generadas en medio de una inflación increscendo, una pandemia que no muestra signos de amainar, una coalición de partidos, el Frente Amplio sin mayor experiencia de gobierno y en franca minoría en el congreso, pensiones desvalorizándose a pasos agigantados, con los últimos comandantes en jefe del ejército procesados y/o acusados por fraudes millonarios, y una convención en marcha, pero a trastabillones.
En el frente externo la guerra en
Ucrania no ayuda en nada a enfrentar la inflación, además de suscitar opuestas
reacciones al interior de la coalición de gobierno conformada por el FA y el
partido comunista. Al mencionar todas estas variables, visualizo un denominador
común en todas ellas: el tejo pasado.
Todo tejo pasado tiene consecuencias,
no siempre las que se esperan. Encierra riesgos y costos que muchas veces no se
miden apropiadamente en su momento. Se estira el chicle más allá de lo que se
puede. Estiramos la cuerda a más no poder y en no pocas ocasiones nos sale el
tiro por la culata. Por querer ganarlo todo, terminamos perdiéndolo. Ejemplos
tenemos al por mayor.
Hay tejo pasado en las expectativas
generadas si se consideran las circunstancias bajo las cuales se está asumiendo
el gobierno y que su período es de tan solo 4 años. O Boric se concentra en no
más de dos o tres temas, o corre el riesgo de perderse. No es algo nuevo, puesto
que en toda democracia se tiende a prometer más de lo que efectivamente se
compromete. Un ejemplo lo tenemos en el gobierno saliente que solo pudo cumplir
menos de un 60% de lo que en su momento prometió.
Está recrudeciendo una inflación que
si bien tiene como origen un exceso de liquidez como secuela de los retiros del
10%, estos se explican a su vez por la reticencia gubernamental a reaccionar
oportuna y debidamente frente a las consecuencias de la pandemia en el campo
laboral. Hubo tejo pasado tanto en quienes promovieron los retiros del 10% como
por parte del gobierno al negar la profundidad del desempleo que estaba
generando la pandemia.
Hay tejo pasado en las AFP que no
tienen empacho en comportarse sin el sentido de responsabilidad social al que
están llamados por el rol que cumplen al tener el monopolio de las cotizaciones
obligatorias. No es sostenible que mientras los trabajadores y jubilados ven
menguados sus ahorros previsionales por las caídas de los fondos, las AFP
registran utilidades al por mayor. Es el colmo de la insolidaridad.
Hay tejo pasado en nuestros
comandantes en jefe del Ejército que han hecho uso y abuso de sus atribuciones
para defraudar al fisco y al país. Hay tejo pasado en materia de viajes y de
gastos reservados. Y me temo que esto se extiende no solo a las otras ramas de
las FFAA y de Carabineros, sino que también a otros ámbitos, como el deportivo,
el religioso, el empresarial, el educacional. Se tira la casa por la ventana
como si nada, actuándose como si se tuviera licencia para hace cualquier cosa.
Hay tejo pasado en la convención
cuando se quiere hacer una constitución a la pinta de uno olvidando que se
trata de construir la casa de todos. No es fácil, lo tengo clarito. De lado y
lado hay tejo pasado.
En Ucrania el tejo pasado es más que
visible, tanto a un lado como al otro. En Rusia sienten que la Unión Europea se
pasó de revoluciones en su avance hasta llegar a la frontera con Rusia, al
incluir a países que no hace mucho estaban en la órbita soviética. Y hay una
reacción desproporcionada en la decisión rusa cuando resuelve por sí y ante sí,
invadir Ucrania.
El orden tal como lo soñamos será el
que emerja el día en que hayamos erradicado la política del tejo pasado, la que
da origen a desigualdades inmerecidas de todo tipo.
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