El 2014 se inició con el cambio de gobierno como resultado de una elección que marcó el regreso de Michelle a la primera magistratura de la mano de una coalición, la Nueva Mayoría, construida sobre la base de la Concertación, pero ampliada, con el objetivo de tener las mayorías ciudadanas y parlamentarias que los cambios que se proponían pudiesen ser implementados. La razón de ser del nuevo gobierno descansó en el agotamiento de un modelo neoliberal instalado a sangre y fuego.
Agotamiento que se expresa en las más diversas esferas, entre otras, en un modelo educacional privatizado que ha redundado en una educación que segrega, cara, y de mala calidad; en un modelo laboral donde los trabajadores llevan la peor parte, siendo abusados como tales al limitar sus derechos de organización y de negociación, y como consumidores por la vía del endeudamiento y tasas de interés usureras; en un modelo previsional que condena a los adultos mayores a una vejez con pensiones miserables; en un modelo de salud que sigue la misma pauta del modelo educacional. La atención de salud viene dada por el tamaño del bolsillo con que se cuenta.
Todo esto, como consecuencia de décadas, bajo la dictadura, en que el Estado asume un rol eminentemente policial, de mantenimiento del orden público y de protección de la propiedad privada, dejando que las fuerzas del mercado se encarguen de la producción de bienes y servicios, sin mayores regulaciones. Este modelito es el que nos llevaría al Edén. El resultado es lo que tenemos, y que no es el Edén con el que soñamos.
Con la derrota de la dictadura en el plebiscito del 88 y el triunfo de la Concertación, se confiaba en que se desmantelaría este modelo. A poco andar se descubrió que los esfuerzos eran infructuosos porque todo estaba bien atado y las mayorías existentes eran insuficientes. No era cuestión de llegar y llevar. Solo hubo capacidad para introducir algunas regulaciones y detener la reducción del Estado, lo que permitió reducir significativamente la pobreza a menos de la mitad de la existente cuando la Concertación inició su andadura. El problema en ese tiempo, era la pobreza, así como ahora lo es la desigualdad. En síntesis, como si estuviésemos ante un relato bíblico, hoy tendríamos a los escogidos por el Señor, y los condenados por el mismo Señor. El tema es que no es esa la voluntad del Señor.
Este modelito neoliberal, fraguado a espaldas de la ciudadanía e instalado a punta de bayonetas, sin participación ciudadana, es el que se resiste a morir, defendido por su guardia pretoriana, la derecha política alimentada por la derecha económica.
Con la llegada de Michelle al gobierno, la ciudadanía expresó su voluntad, mediante una consistente mayoría, por desmantelar este modelo con miras a instalar otro basado en la cooperación y un mayor equilibrio de poder entre quienes conforman la sociedad. A lo largo de este año, el 2014, se han podido apreciar los obstáculos a sortear, y que no son menores, entre ellos el de la desinformación y la tergiversación de lo que se quiere.
Para el 2015, y aprovechando que USA y Cuba han dado el ejemplo de restablecer relaciones y mirarse las caras luego de más de 50 años de guerra fría, quizá sea el momento de dejar de atrincherarnos para construir un nuevo modelo de convivencia en la dirección de la voluntad popular. Se nos va el año y si hacemos un recuento de lo ocurrido este año, podemos afirmar que en cierto modo estamos entrampados. Como que todo se encuentra tan bien atado, que cuesta desatarlo, poniendo a prueba la paciencia y tolerancia de unos y otros.
El típico idiota latinoamericano que Vargas Llosa, Montaner tan bien describen... Todo es culpa de los violentos y malos que están todos en un lado del espectro, mientras otros, los buenos, están en el pueblo oprimido y estúpido que va al mall, que quiere educación y no paros ni profesores mas preocupados de campañas y slogans que de hacer clases, que quiere ir al Consultorio y que lo atiendan y no paros ni flojera... (a propósito la entelequia del pueblo ha servido para matar y oprimir a tanta gente como las dictaduras de derecha). El único destrabe posible es en base a confianza y echarle la culpa a otros de los problemas es la peor manera de tratar de construirlas.
ResponderBorrarSi es Estado policíal es garantizar a la gente que se hará lo que se debe y no paros tras paros... tal vez es lo que la gente quiere y por eso deja los colegios municipales y busca al menos un poco de disciplina...