Por primera vez en Chile, para una elección de alcaldes, una de las coaliciones políticas, la Concertación de Partidos por la Democracia , decidió seleccionar sus candidaturas en cada una de las comunas, mediante un proceso electoral de primarias abiertas a militantes y simpatizantes.
Recordemos que en el pasado el tema de las candidaturas a alcalde en cada una de las comunas se abordaba vía negociaciones hasta última hora que dejaba muchos heridos en el camino, muchos de los cuales terminaban por patear el tablero, renunciando a su colectividad, para presentarse por fuera. Esta realidad terminó por debilitar a la coalición, ya sea porque algunos de ellos terminaron triunfando en la elección popular, los menos, o bien, porque la dispersión de votos posibilitó el ascenso a la alcaldía de candidatos de la coalición derechista.
Es un hito trascendente porque constituye un serio esfuerzo por abrirse hacia la comunidad, haciéndola partícipe de un proceso de selección de candidatos que históricamente era resuelto a nivel de cúpulas partidarias. Trascendente también porque demandó un esfuerzo partidario no menor, dado que no existe institucionalidad alguna, y sus resultados son vinculantes, no como consecuencia de la legalidad vigente, sino que por el valor de la palabra empeñada. En este plano la Concertación ha mostrado una capacidad organizativa y de convocatoria que se quisiera la alianza gobernante.
No obstante lo expuesto, no es posible cantar victoria, puesto que para ello se deberán tener a mano los resultados electorales que se obtengan, medidos por el número de alcaldes triunfantes en relación a elecciones pasadas y por el porcentaje de caudal electoral capturado por cada coalición. Resultados que también dependerán de otro factor no menos relevante: la presencia de otras candidaturas distintas a ambas coaliciones por su capacidad para capturar votos suficientes para posibilitar el triunfo de una de las coaliciones en perjuicio de la otra. Son las candidaturas catapilqueras. En consecuencia, está por verse si el mecanismo establecido para escoger entre distintos candidatos que se ha implementado es el más eficiente electoralmente.
Las elecciones municipales que tendrán lugar en octubre del presente año, constituyen la antesala de las elecciones parlamentarias y presidencial del próximo año, y por tanto, son una suerte de prueba de ensayo de lo que viene. Para asegurar su continuidad, el gobierno deberá al menos mantener su cuota de alcaldes y su caudal electoral, así como para la oposición, será crucial incrementar su presencia municipal, ya que la pondría en buen pie para las siguientes contiendas electorales.
Los antecedentes disponibles a este minuto, no permiten vaticinar nada. Si bien el gobierno y la coalición gobernante tienen una persistente mala evaluación por parte de la opinión pública, la Concertación también está siendo mal evaluada. Lo expuesto refleja una desazón ciudadana, un desapego y distanciamiento ciudadano, una desvalorización de la política, como pocas veces se ha visto en nuestra historia republicana, la que se ha caracterizado por una sólida institucionalidad política, la que hoy se encuentra a niveles mínimos. La última encuesta de Adimark no hace sino confirmar esta realidad que no muestra signos de cambio.
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