Caraduras
Las estafas de unos pocos tienen en las cuerdas a millones de personas. Este es el tema que domina la escena a nivel mundial. Estafas alentadas por un mercado libre desatado, desregulado, fruto de décadas en que se promovió la necesidad de achicar el Estado, reducirlo a la más mínima expresión, asignándole la totalidad de los males o deficiencias del mercado. El resultado es un Estado ausente, y si existe, es capturado por grupos de interés que se apoderan de los gobiernos para no emplear sus escasas atribuciones en materia de regulaciones.
Mas temprano que tarde, se nos vendría lo que estamos viviendo. El acento está puesto en la bancarrota de bancos, aseguradoras y empresas inversoras. Para ellos los gobiernos organizan operaciones de salvataje en un esfuerzo por impedir sus quiebras por el efecto dominó que tendrían. Mal que mal el quiebre de importantes instituciones financieras en un sistema económico como el que nos rige, afecta la economía real que vive de la existencia de un sistema crediticio fluido. Esto se asemeja al sistema de circulación sanguíneo del ser humano. El día que deje de circular la sangre por nuestras venas, colapsamos. Es lo que está pasando, razón por la cual hay que bombear para restaurar el flujo
Una de estas operaciones de salvataje, por un monto que a la fecha ya supera la friolera de los 200,000 millones de dólares involucra a la aseguradora privada AIG. Por ser dineros estatales, provenientes de los contribuyentes, en este caso norteamericanos, son pérdidas que éstos asumen para evitar pérdidas mayores, porque si dejan caer la aseguradora, entre otros, caen sus pensiones. Así de simple.
Pero lo grotesco, es que parte de estos dineros destinados a salvar a instituciones financieras, es para cubrir déficits resultantes de haberse pagado millonarias indemnizaciones (bonos) a altos ejecutivos que se fueron y que son los responsables de todas las martingalas realizadas cuando estaban en sus puestos. Dejaron la crema y se dan el lujo de cobrar. Desgraciadamente el mundo está lleno de caraduras que después se amparan en la ley para no devolver dineros mal habidos.
Hoy Obama está intentando obligarlos a que devuelvan los bonos ya cobrados. Estamos ante el típico caso en que lo legal se opone a lo moral, esquema mas frecuente de lo que se cree, sobretodo en las altas esferas. No solo en Estados Unidos. En nuestros países también.
Mientras los pobres deben golpearse con una piedra en el pecho cuando reciben alguna migaja luego de azarosos trámites legislativos, los de arriba, entre gallos y medianoches, se llevan de un paraguazo los recursos a camionadas, cuidándose de hacerlo legalmente.
Las estafas de unos pocos tienen en las cuerdas a millones de personas. Este es el tema que domina la escena a nivel mundial. Estafas alentadas por un mercado libre desatado, desregulado, fruto de décadas en que se promovió la necesidad de achicar el Estado, reducirlo a la más mínima expresión, asignándole la totalidad de los males o deficiencias del mercado. El resultado es un Estado ausente, y si existe, es capturado por grupos de interés que se apoderan de los gobiernos para no emplear sus escasas atribuciones en materia de regulaciones.
Mas temprano que tarde, se nos vendría lo que estamos viviendo. El acento está puesto en la bancarrota de bancos, aseguradoras y empresas inversoras. Para ellos los gobiernos organizan operaciones de salvataje en un esfuerzo por impedir sus quiebras por el efecto dominó que tendrían. Mal que mal el quiebre de importantes instituciones financieras en un sistema económico como el que nos rige, afecta la economía real que vive de la existencia de un sistema crediticio fluido. Esto se asemeja al sistema de circulación sanguíneo del ser humano. El día que deje de circular la sangre por nuestras venas, colapsamos. Es lo que está pasando, razón por la cual hay que bombear para restaurar el flujo
Una de estas operaciones de salvataje, por un monto que a la fecha ya supera la friolera de los 200,000 millones de dólares involucra a la aseguradora privada AIG. Por ser dineros estatales, provenientes de los contribuyentes, en este caso norteamericanos, son pérdidas que éstos asumen para evitar pérdidas mayores, porque si dejan caer la aseguradora, entre otros, caen sus pensiones. Así de simple.
Pero lo grotesco, es que parte de estos dineros destinados a salvar a instituciones financieras, es para cubrir déficits resultantes de haberse pagado millonarias indemnizaciones (bonos) a altos ejecutivos que se fueron y que son los responsables de todas las martingalas realizadas cuando estaban en sus puestos. Dejaron la crema y se dan el lujo de cobrar. Desgraciadamente el mundo está lleno de caraduras que después se amparan en la ley para no devolver dineros mal habidos.
Hoy Obama está intentando obligarlos a que devuelvan los bonos ya cobrados. Estamos ante el típico caso en que lo legal se opone a lo moral, esquema mas frecuente de lo que se cree, sobretodo en las altas esferas. No solo en Estados Unidos. En nuestros países también.
Mientras los pobres deben golpearse con una piedra en el pecho cuando reciben alguna migaja luego de azarosos trámites legislativos, los de arriba, entre gallos y medianoches, se llevan de un paraguazo los recursos a camionadas, cuidándose de hacerlo legalmente.
Estimado Rodolfo:
ResponderBorrarVeo que casi simultáneamente, hemos abordado el mismo tema en el blog.Los énfasis pueden ser algo distintos, pero en el fondo, la preocupación es la misma.
Un cordial saludo.
post tenebras,lux.
ResponderBorrarLa vida avanza como un rio desbocado y somos como granos de arena arrastrados por ella,nosotros y todas nuestras construcciones,la economia entre ellas...todo lo que facilita la vida tendra via libre y lo que no sera derribado tarde o temprano...estas estafas a lo Maddof y antes a lo Ponzi y antes a los bonos del II imperio frances y antes a las opciones de compraventa de los cesares romanos surgen y tienen exito pues favorecen la reproduccion humana..hay dinero,hay consumo,hay hombres y mujeres jovenes que ven un futuro esplendoroso y se reproducen con entusiasmo,luego viene la debacle,que la pagan los inversionistas,habitualmente personas que no estan reproduciendose y que llevan una vida calma,lo que les impide tomar medidas drasticas contra los que los estafaron y podemos ver al Sr. Maddof detenido en su Dpto de lujo,sin que nadie le lance un tomatazo..aqui en Chile hay varios que perdieron millones y no se han atrevido a mostrarse en publico porque son,sin duda,rentistas de muy buen pasar,que ni sueñan en tomar represalias,a lo mas contrataran un bufete de abogados para tratar de recuperar algo.