La gran tentación
Los tiempos que vivimos son propicios para tentaciones totalitarias del más diverso signo. En no pocos países surgen voces invitando al proteccionismo, al nacionalismo, al estatismo, al populismo.
El proteccionismo es alentado por quienes claman por alzar barreras arancelarias con miras a generar empleo por la vía de limitar el comercio exterior y promover las producciones nacionales. Son los que creen que cada uno se las puede arreglar por sí mismos obviando la interdependencia en que estamos sumidos.
El nacionalismo es azuzado por quienes ven en los inmigrantes y extranjeros un obstáculo para el empleo de los connacionales, olvidando el aporte que realizan, no solo en materia de trabajo sino de contribución a la diversidad cultural y al entendimiento entre los pueblos. Son quienes ven a las personas como objetos de usar y tirar: se ocupan mientras sirvan, y se tiran cuando ya no sirven.
El estatismo o comunismo es estimulado no solo por quienes siempre han desconfiado de la iniciativa privada, sino que también por los propios privados que gustan de socializar las pérdidas y privatizar las ganancias amparándose en el Estado en momentos críticos y denostándolo en caso contrario.
El populismo es acicateado por quienes ven espacio para saciar sus más viles instintos sembrando esperanzas sin base entre los desesperanzados y cometiendo toda clase de tropelías para saciar sus ansias de poder. La siembra populista tiende a encontrar terreno abonado no solo en bases populares, sino en élites parasitarias.
Tanto unos y otros tienen en común la búsqueda de chivos expiatorios, sean estos extranjeros, inmigrantes, judíos, árabes, comunistas, gitanos, indígenas, negros. Si no existen, se inventan. Maestros en esta materia han sido Hitler, Mussolini y Stalin, entre otros, para no mencionar a nuestro imborrable innombrable.
Los tiempos que vivimos son propicios para tentaciones totalitarias del más diverso signo. En no pocos países surgen voces invitando al proteccionismo, al nacionalismo, al estatismo, al populismo.
El proteccionismo es alentado por quienes claman por alzar barreras arancelarias con miras a generar empleo por la vía de limitar el comercio exterior y promover las producciones nacionales. Son los que creen que cada uno se las puede arreglar por sí mismos obviando la interdependencia en que estamos sumidos.
El nacionalismo es azuzado por quienes ven en los inmigrantes y extranjeros un obstáculo para el empleo de los connacionales, olvidando el aporte que realizan, no solo en materia de trabajo sino de contribución a la diversidad cultural y al entendimiento entre los pueblos. Son quienes ven a las personas como objetos de usar y tirar: se ocupan mientras sirvan, y se tiran cuando ya no sirven.
El estatismo o comunismo es estimulado no solo por quienes siempre han desconfiado de la iniciativa privada, sino que también por los propios privados que gustan de socializar las pérdidas y privatizar las ganancias amparándose en el Estado en momentos críticos y denostándolo en caso contrario.
El populismo es acicateado por quienes ven espacio para saciar sus más viles instintos sembrando esperanzas sin base entre los desesperanzados y cometiendo toda clase de tropelías para saciar sus ansias de poder. La siembra populista tiende a encontrar terreno abonado no solo en bases populares, sino en élites parasitarias.
Tanto unos y otros tienen en común la búsqueda de chivos expiatorios, sean estos extranjeros, inmigrantes, judíos, árabes, comunistas, gitanos, indígenas, negros. Si no existen, se inventan. Maestros en esta materia han sido Hitler, Mussolini y Stalin, entre otros, para no mencionar a nuestro imborrable innombrable.
Ya pocos recuerdan el origen de esta crisis. Lo que sí sabemos que es su itinerario: partió en el ámbito bursátil-financiero, está llegando a la economía real afectando el empleo y los bolsillos de moros y cristianos, y terminará por impactar el ámbito político.
Estos son los tiempos que ponen a prueba nuestro temple para resistir a la gran tentación totalitaria. Basta recorrer la historia para percatarnos que los grandes totalitarismos surgen en este tipo de contextos. El agravante actual reside en que se trata de una crisis global, planetaria, de una dimensión no conocida en el pasado. La crisis es también una oportunidad para escapar a toda clase de extremismos que estarán tentándonos.
Víctor Ramió comenta:
ResponderBorrarBuenísimo tu análisis,Rodolfo.
Acabo de ver un comentario en CNN: que quienes no conocen la historia, probablemente trpezarán con la misma piedra.
Sobre el proteccionismo, USA hizo eso en la crisis de 1929, y arrastró al Mundo a una profunda depresión.Hoy más que ayer, es impensable que un país pueda autosustentarse. Se pierde la economía de escala, y al final tendríamos productos de peor calidad y mucho más caros.
¿Viste que Argentina va para allá y que Lula se opone e ese esquema?
Cada vez es más pobre mi opinión de la Sra. Kichner, y Lula, que antes de ser elegido algunos decían sería el fin del mundo, merece todo mi respeto.
Típico negocio piramidal, siempre los que colocan su dinero al final terminan pagando el pato como se dice popularmente.
ResponderBorrarEste mismo negocio lo tomó en Chile una señora Francesa, tenía una empresa de prestigio en Europa que compraba quesitos. Muchos pidieron préstamos y emocionados cultivaron quesitos con la promesa de rentabilidades superiores al 100%.
En el siglo 17, hubo una gran burbuja económica en Holanda a raíz de Tulipanes.
Entre 1920 y 1929, otra gran burbuja, las personas pedían préstamos para comprar acciones en Wall street. En 1929 se desplomó Wall street, muchos se suicidaron y la crisis finalizó con la segunda guerra mundial.
Entre 1990 y 2008, se ha creado la burbuja más grande de todos los tiempos, a finales del 2008 empiezán a desplomarse todas las bolsas del mundo. Esta crisis durara muchisimos años pagando el pato los trabajadores que perdieron sus empleos y tuvieron que financiar millonarios rescates financieros para rescatar los bancos que les remataban sus casas.
Lo invito maestro a leer mi blog, recien llevo mi primer nota, jorgesepulvedaalfaro.blogspot.com
Saludos de un ex-alumno suyo.