octubre 29, 2008

Ricardo Claro Valdés (QEPD)

En la quietud de la noche, arrullado por dulces sueños, murió Ricardo Claro, connotado y visionario empresario, dueño de múltiples empresas, entre ellas, el canal de televisiòn de MEGAVISIÓN. Este canal intentó convertirse en el referente político nacional. Por sus pantallas han desfilado los mas connotados rostros periodísticos del pinochetismo.

En 1992 Ricardo dio un golpe a la cátedra en un programa televisivo de su canal, dejando al descubierto una conversación privada de Sebastián Piñera con el empresario Pedro Pablo Diaz en referencia a Evelyn Matthei. Entonces, tanto Sebastián como Evelyn eran precandidatos presidenciales de RN. Una grabación que le hizo llegar un oficial de Ejército a través de un tercero, Ricardo decidió hacerla pública apretando un botón de su grabadora marca kioto (ver video en http://www.youtube.com/watch?v=psG_AyxEz-w).

Con esta grabación cumplía su propósito de sepultar las aspiraciones presidenciales de Sebastián. Mal que mal no era del gusto de los militares. Se afirma que Ricardo fue un hombre de Iglesia. Mas allá de la imagen que intentó proyectar, las siguientes líneas lo retratan tal cual es. Ellas contienen palabras expresadas por un compañero de universidad de mis tiempos estudiantiles y que reproduzco en homenaje a quienes cayeron víctima de la barbarie.

Aprovecho de señalar que yo fui uno de los que creyeron en la posibilidad de construir un país más justo. Por ello estuve en los días previos al golpe en el cordon Vicuña Mackenna y en el Banco Central formando parte de quienes sentíamos que debíamos proteger las empresas o el oro de las bóvedas del Banco Central de los intentos de la extrema derecha por apropiarse de ellos. El día del golpe no estaba de turno. Solo por eso estoy vivo. Como tal, es mi obligación rendir tributo a quienes creimos que podíamos hacer de este país uno más justo. Para que no nos pasen gatos por liebre, reproduzco las líneas que me enviaran y que retratan al verdadero Ricardo Claro Valdés. No vaya a ser que a futuro lo pretendan santificar, como parece ser el caso de Jaime Guzmán.

"El 17 de septiembre de 1973 la Empresa Elecmetal, después de estar dos años en manos de sus trabajadores retornó a control del grupo Ross y Claro con la nominación de un directorio de empresa compuesto por Ricardo Claro Valdes, Fernan Gazmuri Plaza, Danilo Garafulic, Gustavo Ross Ossa, Raul Briones y el delegado Oficial de los Golpistas Patricio Altamirano.

Durante el último año de la UP la empresa había aumentado casi en un 50% la producción destinada especialmente a la Gran Minería y había resuelto todos los problemas de programación y abastecimiento. Había sido un esfuerzo admirable y en las más difíciles condiciones, pero se había logrado, como expresión de solidaridad de clase y de esperanzas con un Gobierno que se sentía como propio. Los trabajadores de Elecmetal así mismo habían participado decisivamente en la creación de una feria de abastecimiento popular con apoyo de DINAC, y sus dirigentes lideraban la movilización de obreros y empleados en las industrias de esa zona de Santiago.

El grupo empresarial dirigido por el Delegado Oficial de los Golpistas como primera medida al ingresar a la fábrica ese 17 de Septiembre separó del colectivo, que se agrupaba en una fila, a seis de los trabajadores presentes en el recinto, algunos dirigentes de la empresa y otros del cordón Vicuña Mackenna, y después de retener a Fernández en la oficina de Gerencia para evitar su diálogo con los restantes miembros del sindicato de modo de impedirles toda evaluación de la situación, los entregó a un piquete llamado al efecto, compuesto por efectivos del Ejercito y Carabineros. En esas llamadas, que daban instrucciones según testimonio de sobrevivientes, jugaba un papel central Ricardo Claro.

Los trabajadores retenidos eran José Devia Devia, Jose Maldonado, Augusto Alcayaga, Miguel y Juan Fernandez Cuevas y Guillermo Flores. Recordamos particularmente a Juan Fernández, joven dirigente del cordón Vicuña Mackenna y militante socialista, quien había tenido un hijo esa misma semana; a Augusto Alcayaga, dirigente del partido Radical e imbuido en las ideas de respeto a la ley por parte de las Fuerzas Armadas y su lealtad a la Constitución y a la democracia, quien elocuentemente proclamaba esa visión; y a otros tres dirigentes del sindicato, jovenes de edad pero líderes maduros y entregados a la causa de lograr justicia social en Chile.

Todos ellos fueron asesinados brutalmente en los minutos siguientes y repartidos posteriormente en diversas calles de Santiago. Sus cuerpos presentaban feroces golpes y múltiples impactos de bala. La entrega de estas personas al personal que iba a ejecutar "la tarea sucia" fue realizada directamente por el directorio de la empresa. Es más el golpista Patricio Altamirano personalmente retiene en su oficina a Juan Fernandez Cuevas y lo entrega a sus ejecutores. Los demas dirigentes son detenidos al interior de Elecmetal, al no escapar por sus muros, y son sacados en un vehiculo de carabineros y otro dispuesto por la misma empresa.

Son horas de recuerdo, ahora que Ricardo Claro muere en la paz de su soledad espiritual y humana. El Congreso chileno le ha guardado un minuto de silencio en reconocimiento a su labor por este país."

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