Foto de Glen Carrie en Unsplash |
En Chile a fines de los tiempos del innombrable el juego electoral partió con un sistema de inscripción voluntaria y voto obligatorio. Para estos efectos, los opositores de
entonces optaron por la no violencia activa aceptando jugar en la cancha que el
propio innombrable había definido.
Es así como en el año 1988 la oposición –Concentración por el NO- se embarcó en una apoteósica campaña invitando a inscribirse para derrotar al impostor marcando con un simple lápiz en un papeleta, la cruz que estaba al lado de la palabra NO. Casi todo el mundo se inscribió y acudió a las urnas para votar.
De ahí para adelante, la inscripción voluntaria empezó a ralear. El padrón electoral se fue envejeciendo. Los jóvenes no se estaban inscribiendo para no verse forzados a votar. La proporción de jóvenes en el padrón electoral no se condecía con la del país. La incidencia de los jóvenes en la elección de representantes en el poder ejecutivo y legislativo fue disminuyendo significativamente.
Siempre nos vanagloriábamos de la conciencia cívica que teníamos en base a la baja abstención comparada con la de otros países. Lo que era verdad solo hasta cierto punto porque comparábamos países con distintos sistemas electorales. Nuestra abstención era baja porque se calculaba en base al total de inscritos y no sobre el total de personas en edad de votar.
El problema se fue agravando porque a pesar de que el voto era obligatorio, empezó a incrementarse la cantidad de personas que estando inscritas no votaban, sin siquiera excusarse. Nadie pagaba las multas asociadas, las que terminaban perdiéndose en el tiempo, condonándose.
En vista de ello, resignado, el mundo político optó por reconocer una realidad, inclinándose por implantar el voto voluntario, en la esperanza de que la gente votara en base a su responsabilidad ante la sociedad y cautivada por las propuestas que se elevaran. El voto voluntario implicaba que la sociedad renunciara a establecer multas a quienes no votaran.
La abstención alcanzó valores records. No menguaba, sino que todo lo contrario. Cada vez eran más quienes no votaban. Hasta que surgió un iluminado que propuso inscripción automática y voto obligatorio apelando a la responsabilidad, al deber de votar como prueba indesmentible de su compromiso con el país y su futuro.
Es así como en el último plebiscito de salida, se implementó este último sistema que cambió radicalmente el perfil del votante tradicional al incorporar a quienes habitualmente no votaban. El evento congregó una cantidad record de votantes, un 85% de un padrón electoral conformado por casi 13 millones de personas. Sin embargo es preciso notar que a pesar de que el voto era obligatorio, poco más de 2 millones de personas habilitados para votar, se restaron de participar en el proceso electoral.
De allí que el Servicio Electoral (SERVEL) haya remitido recientemente a los más de 350 juzgados de policía local (JPL) las correspondientes denuncias contra quienes, estando obligados a votar, no lo hicieron. Estos JPL deberán cursar las infracciones pertinentes y exigir a los infractores pagar las multas que oscilan entre los 30 mil y 190 mil pesos dependiendo de las razones para no votar.
¿Alguien
cree que las multas serán pagadas? Personalmente no lo creo. ¿Alguien irá a la
cárcel por no votar? Tampoco lo creo. Los JPL están colapsados y no cuentan con
toda la información requerida ni los recursos necesarios para condenar ni
exigir el pago de las multas. Al final del día, ya sea por las dificultades
para cobrar las multas, por la cantidad de infractores y/o por sobrecarga
laboral en los JPL, y/o por populismo puro y duro terminará por condonarse, no pagándose la multa.
En la práctica, por el peso d elos hechos la obligatoriedad dejará de ser tal, y la ley correspondienteno pasará a ser más que papel mojado. En consecuencia, mi tesis es que no obstante que la obligatoriedad del voto obedece a un deber cívico, no será tal mientras no exista capacidad para hacerla efectiva.
Buena reflexión con una pequeña diferencia. Los JPL no están muy colapsados, las notificaciones se hacen digitales y listo. Para pagar las filas son pequeñas. Solo falta voluntad para trabajar bien.
ResponderBorrarNo es tan simple! concuerdo con que falta voluntad para trabajar bien ..... en todo caso sugiero leer esto https://www.msn.com/es-cl/noticias/others/%C2%BFnunca-votan-%C2%BFnunca-pagan-el-colapso-que-provocan-las-multas-por-no-sufragar/ar-AA19kDjE?ocid=a2hs&li=BBqdph5#image=1
Borrar