En el año 2013 falleció Adolfo Zaldívar Larraín, quien fuera presidente de la democracia cristiana (DC), senador y expulsado del partido en el 2007, Falleció cuando se desempeñaba como embajador de Chile en Argentina en representación del primer gobierno de Sebastián Piñera. Ahora la DC resolvió expulsar de sus filas a su hijo, Adolfo Zaldívar Palma.
El motivo de la expulsión se
centra en su respaldo público a la candidatura de Kast en circunstancias que la
Junta Nacional de la DC había decidido por amplia mayoría apoyar la candidatura
de Boric luego de conocidos los resultados de la primera vuelta electoral. Adolfo Zaldívar hijo explicitó su apoyo a Kast afirmando a fines del mes pasado
(27 de noviembre) que "La DC fue creada para combatir al Partido
Comunista, tenemos que ser tajantes en esto, tenemos principios y valores, no
los podemos dejar de lado por una coyuntura política”.
Al respecto es importante
clarificar algunos conceptos. La DC no nace para combatir al partido comunista,
nace para combatir la injusticia social. La DC surge del seno de la juventud conservadora
como alternativa al partido comunista con principios y valores que provienen de
la doctrina social de la iglesia.
La pobreza y la desigualdad
imperante desde los albores de la independencia bajo los sucesivos gobiernos de
la derecha (conservadores y liberales) abren espacio al surgimiento de los
partidos de izquierda (socialista y comunista), así como al partido radical
representativo de una emergente clase media, profesional, estatal. Hace poco
menos de un siglo, los frentes populares europeos son replicados en Chile
configurándose el Frente Popular como alianza entre el partido radical y los
partidos de izquierda. Su mayor expresión se alcanzó bajo el gobierno de
Aguirre Cerda a quien se le recuerda por su lema “gobernar es educar”, revelador
de la imperiosa necesidad de educación de los sectores más desposeídos que la
derecha nunca privilegió. Estudiantes de derecho de la Universidad Católica, Eduardo
Frei Montalva, Bernardo Leighton, Radomiro Tomic, entre otros prominentes militantes
de la juventud conservadora, se rebelan ante las injusticias que embargan a
amplios sectores poblacionales, renuncian para a mitad del siglo pasado dar
forma a la DC desde una perspectiva cristiana, en oposición al marxismo, como
alternativa a este último, no para combatirlo. A los fundadores de la DC los
animó una auténtica vocación de servicio a los más pobres, no desde una
perspectiva de lucha de clases, ni de una visión de la religión como opio de
los pueblos, ni del reemplazo de una dictadura de propietarios por una
dictadura del proletariado, sino de una mirada de la sociedad donde prime la
búsqueda incesante de la paz, la integración social, el respeto mutuo, y donde
nadie tenga la capacidad de imponerse por el peso de su poder, sea este
económico o político.
La vida, la trayectoria de la
DC y de los demócratas cristianos, si bien no está exenta de errores y dudas, también
tiene momentos memorables. Imposible soslayar lo que significaron los gobiernos
encabezados por la DC; imposible soslayar la postura de la DC en defensa de los
comunistas cuando estos fueron perseguidos bajo el gobierno de González Videla
oponiéndose a la mal llamada ley de defensa de la democracia (la ley maldita);
imposible menoscabar la defensa y protección realizada por abogados DC a los
comunistas perseguidos por la dictadura del innombrable desde la vicaría de la
solidaridad.
Repito, en Chile la DC no nace
para combatir al comunismo, sino que para combatir la desigualdad, los abusos
de quienes aspiran concentrar el poder económico y/o político. Hoy la DC vive días oscuros, complejos,
difíciles, propio de los tiempos que vivimos, de la pérdida de peso en la
sociedad de la iglesia católica, de la religión en su conjunto, pero su
vigencia como fuerza política moderadora sigue más vigente que nunca. El mejor
modelo a seguir, lo ofrece la gran lideresa mundial que acaba de ceder el mando
en Alemania: Ángela Merkel.
No soy DC, pero al César lo
que es del César.
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