diciembre 08, 2021

La posición DC

En el año 2013 falleció Adolfo Zaldívar Larraín, quien fuera presidente de la democracia cristiana (DC), senador y expulsado del partido en el 2007, Falleció cuando se desempeñaba como embajador de Chile en Argentina en representación del primer gobierno de Sebastián Piñera. Ahora la DC resolvió expulsar de sus filas a su hijo, Adolfo Zaldívar Palma.

El motivo de la expulsión se centra en su respaldo público a la candidatura de Kast en circunstancias que la Junta Nacional de la DC había decidido por amplia mayoría apoyar la candidatura de Boric luego de conocidos los resultados de la primera vuelta electoral. Adolfo Zaldívar hijo explicitó su apoyo a Kast afirmando a fines del mes pasado (27 de noviembre) que "La DC fue creada para combatir al Partido Comunista, tenemos que ser tajantes en esto, tenemos principios y valores, no los podemos dejar de lado por una coyuntura política”.

Al respecto es importante clarificar algunos conceptos. La DC no nace para combatir al partido comunista, nace para combatir la injusticia social. La DC surge del seno de la juventud conservadora como alternativa al partido comunista con principios y valores que provienen de la doctrina social de la iglesia.

La pobreza y la desigualdad imperante desde los albores de la independencia bajo los sucesivos gobiernos de la derecha (conservadores y liberales) abren espacio al surgimiento de los partidos de izquierda (socialista y comunista), así como al partido radical representativo de una emergente clase media, profesional, estatal. Hace poco menos de un siglo, los frentes populares europeos son replicados en Chile configurándose el Frente Popular como alianza entre el partido radical y los partidos de izquierda. Su mayor expresión se alcanzó bajo el gobierno de Aguirre Cerda a quien se le recuerda por su lema “gobernar es educar”, revelador de la imperiosa necesidad de educación de los sectores más desposeídos que la derecha nunca privilegió. Estudiantes de derecho de la Universidad Católica, Eduardo Frei Montalva, Bernardo Leighton, Radomiro Tomic, entre otros prominentes militantes de la juventud conservadora, se rebelan ante las injusticias que embargan a amplios sectores poblacionales, renuncian para a mitad del siglo pasado dar forma a la DC desde una perspectiva cristiana, en oposición al marxismo, como alternativa a este último, no para combatirlo. A los fundadores de la DC los animó una auténtica vocación de servicio a los más pobres, no desde una perspectiva de lucha de clases, ni de una visión de la religión como opio de los pueblos, ni del reemplazo de una dictadura de propietarios por una dictadura del proletariado, sino de una mirada de la sociedad donde prime la búsqueda incesante de la paz, la integración social, el respeto mutuo, y donde nadie tenga la capacidad de imponerse por el peso de su poder, sea este económico o político.

La vida, la trayectoria de la DC y de los demócratas cristianos, si bien no está exenta de errores y dudas, también tiene momentos memorables. Imposible soslayar lo que significaron los gobiernos encabezados por la DC; imposible soslayar la postura de la DC en defensa de los comunistas cuando estos fueron perseguidos bajo el gobierno de González Videla oponiéndose a la mal llamada ley de defensa de la democracia (la ley maldita); imposible menoscabar la defensa y protección realizada por abogados DC a los comunistas perseguidos por la dictadura del innombrable desde la vicaría de la solidaridad.

Repito, en Chile la DC no nace para combatir al comunismo, sino que para combatir la desigualdad, los abusos de quienes aspiran concentrar el poder económico y/o político.  Hoy la DC vive días oscuros, complejos, difíciles, propio de los tiempos que vivimos, de la pérdida de peso en la sociedad de la iglesia católica, de la religión en su conjunto, pero su vigencia como fuerza política moderadora sigue más vigente que nunca. El mejor modelo a seguir, lo ofrece la gran lideresa mundial que acaba de ceder el mando en Alemania: Ángela Merkel.

No soy DC, pero al César lo que es del César.

 

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