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Photo by Nigel Tadyanehondo on Unsplash |
El paro de los camioneros
no solo puso de manifiesto el sesgo del gobierno, sino que además mostró su
irresolución, y por lo mismo, la debilidad política en que se encuentra. Los camioneros
se dieron el lujo de amenazar y bloquear las carreteras sin mayores
consecuencias para ellos, pero sí para terceros. Y nos encontramos con el
inédito panorama de una oposición exigiendo al gobierno la aplicación de las
herramientas legales que la institucionalidad prevé para posibilitar el libre
flujo vehicular. El gobierno, por el contrario, se resistió hasta el último
minuto, estuvo disponible para el diálogo aún con las carreteras tomadas bajo
el eufemismo de que no estaban tomadas, que tan solo estaban enlenteciendo el paso
de los vehículos. Finalmente se traspasó la pelota al parlamento bajo control
opositor, exigiendo la aprobación de 13 leyes planteadas por los camioneros.
Nada nuevo bajo el sol:
zanahorias para los amigos, los camioneros, y palos para los enemigos, en este
caso los mapuche a quienes se les acusa de incendiar camiones en su paso por la
región de la Araucanía. Así como hace casi 50 años los camioneros, al mando de
León Villarín, bloquearon el país, para doblarle la mano al gobierno, hoy lo hicieron
bajo la conducción de Sergio Pérez. La diferencia está en que ahora el gobierno
está en manos de la derecha, y por tanto, no es para derrocarlo, sino para
exigirle orden y seguridad, el imperio del estado de derecho, la del
colonizador sobre el colonizado, en la región más conflictiva del país: la
Araucanía.
Todo esto en medio de
una pandemia que tiene al país sumergido en cuarentenas que se decretan y
levantan a nivel de comunas en función del comportamiento de indicadores que el
común de los mortales desconoce y de las exigencias provenientes de distintos
sectores para reanudar cuanto antes la actividad económica. Presiones que están
llegando a su máximo esplendor en vísperas de las fiestas patrias.
¡¡Quién lo creería!! La
oposición estudiando una acusación constitucional contra el ministro del
interior, claro exponente de la vieja guardia del innombrable, por la no
aplicación de la ley frente a los camioneros, y un gobierno que afirma haber
buscado resolver el conflicto por la vía del diálogo sin recurrir a medidas
extremas que le franquea la ley. En el pasado, todo era al revés. El centro y
la izquierda apelando al diálogo para resolver los conflictos en el sur, y una oposición de derecha exigiendo la aplicación de todo el peso de
la ley. El mundo al revés. ¿De qué depende? ¿De quiénes son nuestros amigos y
adversarios?
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