Con motivo de la reapertura de un centro comercial – el mall chino- en la capital del reino, luego de un largo período de confinamiento, tuvo que volver a ser clausurado a las pocas horas por las aglomeraciones producidas.
Frente
al hecho, el alcalde de la comuna de Santiago, Felipe Alessandri, solo atinó a
afirmar “aquí claramente la estupidez humana ha sido superior”. Lo que
complementó expresando que la aglomeración de personas no era predecible y que
no podía preverlo al sostener que las personas no tenían por qué venir el
primer día de reapertura.
El
raciocinio del alcalde parece impecable, pero parte de la premisa de un
desconocimiento de algo que debiera haber previsto. Lo mismo le ocurrió al
exministro de salud, Jaime Mañalich, cuando descubrió un nivel de hacinamiento
que no conocía. Autoridades de un país donde vive gente cuyas necesidades y comportamientos desconocen y que se hacen aconsejar por expertos que simulan conocer, pero que
tampoco conocen.
Esto
ocurre aún en tiempos neoliberales. Cuyos promotores proclaman a los cuatro
vientos el imperio de la racionalidad de cada uno de los individuos en nuestras
decisiones económicas y de todo orden. La lógica de cómo voy en la parada bajo
el cálculo económico, de los beneficios que me reporta y de sus costos. Así de
simple.
Lo
ocurrido me recuerda innumerables ejemplos que dan cuenta de comportamientos
que no siguen la lógica que sentencian los expertos. No parece lógico que
dejemos para los últimos días las declaraciones de nuestras rentas, la
renovación de los permisos de circulación, las declaraciones de IVA. Sin embargo
no pocos lo hacen. No parece lógico que consumamos comida chatarra, pero es la
que más se demanda.
El
alcalde se pisa la cola al sostener que la estupidez humana ha sido superior. Se
la pisa porque esa misma estupidez humana es la que lo eligió alcalde. Es la
misma estupidez que despotrica contra alcaldes, diputados, senadores y las más
diversas autoridades electas, para después reelegirlos una y otra vez. Es la
misma estupidez humana que lleva a muchos a preferir ir a Disneylandia antes
que recorrer el país.
La estupidez humana no llega por azar, es consecuencia de una política, de un sistema, de una educación para consumir, para tener la mente en blanco, para no pensar.
No es estupidez humana, es la necesidad ... la gran mayoría (si no todos) es gente que viajó de provincias y comunas aledañas a comprar mercadería para reiniciar su actividad de subsistencia, que no usan redes sociales y que juntan los pesos para comprar mercadería por lo que no manejan cuentas en bancos ni hacen transferencias. Tal vez comparto que no podía prever, pero es un nuevo aprendizaje. En todo caso, es equivalente a las aglomeraciones y filas de autos para subir a esquiar a la nieve cuando se inició el paso 2, pero por otras motivaciones.
ResponderBorrarEs posible que sea como señalas, en pocos o muchos casos, no lo descarto, pero más allá del ejemplo dado, hay muchos otros que dan cuenta del dominio de la estupidez humana en desmedro de nuestra capacidad de reflexión, entre ellos el que tú citas.
BorrarHola, soy Taxista, así es que en estos días, he visto la estupidez humana aglomerandose en las grandes tiendas y supermercados,como si fuera el último día para comprar, y no cosas de primera necesidad, no!!! Además todo el mundo en vehículos congestionado la Ciudad, ¿ por que somos tan incapaces para tomar las cosas con calma y sabiduría? Estamos muy lejos de llamarnos sivilizados y cada día empeoramos, no tenemos remedio. Un abrazo
ResponderBorrarCuesta creerlo, pero seguramente debes ser testigo de lo que mencionas. Asumo que te refieres a las compras realizadas por quienes están sacando su 10% de sus correspondientes fondos de pensiones. Quiero creer que son los menos, porque de otro modo significaría que la pandemia no estaría generando cesantía. Saludos!
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