junio 12, 2020

Un modelo con pies de barro

Imagen de PublicDomainPictures en Pixabay
Desde hace ya varias décadas que al país (Chile) se le han venido atribuyendo cualidades que covid19 está poniendo en duda. Entre las cualidades más destacadas se encuentran el crecimiento económico en las últimas décadas que nos ha vuelto más ricos, que somos más eficientes, que estamos entre los países menos corruptos. En concreto que seríamos un país moderno, en paz, un país modelo. Para unos, gracias a la revolución silenciosa del innombrable, el país inició una senda de progreso y crecimiento como nunca en la historia; para otros, esta senda se habría iniciado con la transición, con la llegada de la democracia actual y su reducción de la pobreza desde un 40% a menos de la mitad.

Unos lo atribuyen a la constitución del 80 que sentó las bases económicas y cuyas innumerables reformas no han sido capaces de alterar mayormente, otros lo atribuyen a la disciplina fiscal en que se empeñaron los gobiernos a lo largo de la transición y que no tocaron el corazón del modelo ni las turbias privatizaciones emprendidas en la década de los 80.

No obstante que la desigualdad se ha mantenido incólume, si es que no se ha visto incrementada, nadie duda que la pobreza material ha sido reducida significativamente a lo largo de todo este tiempo. Lamentablemente, los problemas que estamos viviendo a raíz de covid19, están mostrando la cara fea del modelo que tenemos. Si bien se está ante un fenómeno inédito que afecta a todo el mundo, del que nadie se verá eximido de sus consecuencias, debe reconocerse que hay países que han enfrentado de mejor manera la pandemia. Sería el caso de países que han contado con modelos políticos y económicos más sustentables, con autoridades guiadas más por el sentido común que por intereses creados, y una ciudadanía con la educación y cultura a la altura de la contingencia.

El más potente signo de que estamos asentados sobre un modelo con pies de barro está dado por lo que estamos viviendo en estos días. Autoridades que recién se están percatando de una realidad nacional marcada a fuego por la desigualdad, donde más de la mitad del país vive al borde de la cornisa a punta de un endeudamiento que no se sostiene en el tiempo sin que explote en algún minuto. Todo esto frente a un Estado que nunca tiene los recursos suficientes para asumir un rol protector de los más débiles, pero que siempre los tiene para asumir un rol represivo con miras a mantener “el orden”.

Desafortunadamente la pobreza material volverá por sus fueros y se explica porque su reducción en todas estas décadas ha sido sobre la base de la precarización del empleo y el endeudamiento. Covid19 tan solo está poniendo a la vista, sobre la parrilla, lo que el estallido social había insinuado.

Si queremos amortiguar el impacto que covid19 tiene sobre nosotros y las nuevas generaciones, es imprescindible que seamos capaces de enfrentar la realidad sin esconder nada bajo la alfombra: de situarnos fuera de la caja. No solo en Chile, sino que en todo el mundo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario