![]() |
Photo by NeONBRAND on Unsplash |
La semana pasada escribí sobre el salto a la virtualización
de la docencia que ha afectado a todos los niveles educativos –primaria,
secundaria y terciaria- a raíz de las restricciones impuestas por las
cuarentenas, confinamientos, distanciamientos sociales por el covid19 que está impulsando
el teletrabajo en quienes tienen el privilegio de conservar su empleo. Muchos
creen que el cambio se limita al paso de lo presencial a lo virtual, en seguir
haciendo virtualmente lo que se hacía presencialmente.
Al respecto es necesario puntualizar al menos tres cosas:
una, que lo virtual no reemplaza el quehacer presencial, particularmente en lo
que se refiere a la actividad educativa; dos, que no se trata de replicar
virtualmente lo que se hace presencialmente; y tres, lo que está ocurriendo
ahora, es para salir del paso, mientras dure el temporal llamado covid19, no es
para quedarse como algunos quizás estén pensando o soñando.
La educación virtual carece de
elementos que son consustanciales al proceso formativo: humanidad,
sociabilidad, en una palabra: calidez. La calidez que da el cara a cara, la
interacción físico-mental entre el profesor y sus alumnos, al igual que entre los
alumnos. El mirarse a los ojos, la observación de los gestos, las posturas, las
reacciones, las emociones, los sentimientos, que retroalimentan la interacción
segundo a segundo para ir modificando el proceso de enseñanza-aprendizaje según
las circunstancias que la mediación tecnológica es incapaz de proveer.
Se equivocan quienes creen que la
educación virtual replica lo que se hacía presencialmente, esto es, conectarse
profesores y alumnos para que los primeros expongan y/o hagan lo mismo que
hacían presencialmente, ya sea vía pizarra, presentaciones en powerpoint,
fotografías, videos, u otras vías. Los códigos en los mundos presencial y
virtual son muy diferentes, ponen en acción con distintas intensidades y
maneras los sentidos –oído, vista, olfato, tacto, habla- con que nos
relacionamos y recibimos o enviamos información.
Lo que hace la virtualidad, es abrir
espacio a la posibilidad de enriquecer la educación presencial,
complementándola, al ofrecernos la posibilidad de enfrentar emergencias como la
que estamos viviendo en este minuto; de poner a nuestra disposición
conocimientos de terceros disponibles en “la nube”; de implementar nuevas
metodologías de enseñanza-aprendizaje.
Desafortunadamente en estas semanas
de educación virtual ha estado tendiendo a ser a imagen y semejanza de lo que
se hacía presencialmente. Esto se puede explicar porque en muchas instituciones
el cambio tuvo lugar abruptamente. En otros casos porque los profesores no tenían
la preparación y/o las capacidades para su implementación. En cierta forma
estamos pagando el costo de la improvisación propio de quienes suelen posponer
lo importante por lo urgente. Tuvo que invadirnos un virus –covid19- para que
nos cayera la teja.
Como todo en la vida, no hay que irse a los extremos, no todo
es blanco ni negro, hay toda una gama de tonalidades. Yerran quienes creen que
la educación virtual llegó para sustituir el quehacer educacional presencial,
más bien deberíamos afirmar que llegó para complementarlo. En este plano, por
más inteligencia artificial que pongamos sobre la mesa, por más que le metamos
robots, automatismo al proceso educativo, nunca va a alcanzar la riqueza que
provee la interacción humana. Tampoco tiene sentido una docencia presencial que
prescinda de las oportunidades que proveen las tecnologías de información y
comunicación actuales.
Por último, no debemos perder de vista que la calidad en la
educación no viene dada por su infraestructura física, sus plataformas
tecnológicas, sino por sus profesores, por su compromiso y la pasión con que
desarrollan sus funciones, por la motivación, el interés, la curiosidad que son
capaces de despertar en sus estudiantes. Al respecto invito a ver un video en el
que se destaca este punto.
Por todo lo señalado, pasada la emergencia actual, deberemos ser capaces de
encontrar la ecuación más apropiada para el aprovechamiento de las
potencialidades de lo presencial y virtual en el proceso formativo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario