mayo 24, 2020

Las famosas canastas familiares

Photo by Kouji Tsuru on Unsplash
Cuando el presidente, por cadena nacional, anunció la provisión de dos millones y medio de canastas para las familias de menos recursos, para compensar en parte las dificultades asociadas a los menores ingresos que tienen por las medidas sanitarias aplicadas, me agarré la cabeza pensando en que si lo que quería era resolver un problema y anotarse un punto, al gobierno le saldría el tiro por la culata.

Lo que sobrevino después de la alocución presidencial parece haber sido una crónica de algo absolutamente previsible. Las críticas no tardaron en dejarse caer, porque el anuncio que generó amplia expectativa inmediata, fue acompañado de la más absoluta improvisación a la hora de la implementación. El anuncio presidencial implicaba un complejo abordaje logístico asociado a la cadena de abastecimiento al cual no se le asignó el peso que correspondía.

En efecto, cuando de una canasta familiar se trata, hay una serie de pasos a seguir que no son triviales: a) hay que definir e identificar el contenido de la canasta asociado al monto que se presupuestó; b) a quienes comprar; c) dónde almacenar la compra; d) cómo armar cada canasta; e) cómo distribuir las canastas y quiénes las distribuirán; y f) cómo entregar las canastas. Toda esta cadena tiene un costo que no es menor por más voluntarios que se tengan tanto para el armado de las canastas como para su distribución.

Uno se pregunta: ¿no era acaso más práctico agarrar el dinero asociado al costo del contenido de cada canasta, más el costo logístico más arriba mencionado, y depositarlo en la cuentarut de los destinatarios?

Las ventajas eran manifiestas para cualquiera con dos dedos de frente. Al azar mencionaré algunas de ellas. Uno, no nos complicamos la vida; dos, es de ejecución inmediata, no requiere tiempo de nada; tres, cada familia ocupa los recursos recibidos en lo que cree que más necesita sin recibir nada que no quiera; cuatro, se dinamizan las economías de barrio donde residen las familias receptoras, y por tanto con un importante efecto en cadena.

A estas ventajas agregaría otra no menos relevante: impide la vergonzosa manipulación política que hemos estado viendo estos días. Alcaldes, senadores, diputados y otros personeros políticos distribuyendo cajas, algunos de ellos con sus nombres. Politiquería barata. Y más encima algunos, haciendo gala de una inocencia a toda prueba, afirman que no lo hacen con intención política alguna, simplemente para asegurarse que lleguen a quienes deben llegar. Es uno de los problemas que tenemos: nos creen tontos, y a veces pareciera que lo somos, no solo hasta las 12, sino que las 24 horas del día.

A las ventajas ya mencionadas agregaría otra no menos importante: se evitan suspicacias respecto de eventuales negocios bajo cuerda. Mal que mal, el volumen de las compras a realizar es como para abrir el apetito de las más grandes empresas capaces de responder al desafío de la provisión. La magnitud de los recursos que involucra la operación cajas no es menor. Es importante asegurarse que todo el proceso haya sido transparente y que no haya nada bajo cuerda o fraguado en una cocina.

¿Cuáles son las desventajas? Me cuesta descubrirlas. Algunos quizás insinúen que debido a que la compra se hace al por mayor se consiguen mucho mejores precios y que con el valor del contenido de la canasta se obtiene mucho más que si con ese dinero uno va a comprar al negocio de la esquina. Dudo que así sea si al costo del contenido de la canasta se agrega el costo de toda la cadena de abastecimiento más arriba mencionada. Otra desventaja que se podría citar es que estamos en cuarentena y que por ello no podemos salir a comprar. Ojo, no todo el país está en cuarentena, y dentro de las comunas que están en cuarentena, no cuesta nada abrir una ventana de tiempo para realizar la compra con los recursos recibidos, tal como se está haciendo con los permisos que se conceden vía comisaría virtual.

Uno se podría preguntar ¿cuándo tiene sentido una decisión de esta naturaleza, distribuir canastas familiares a quienes las necesitan? La respuesta es clara: cuando la cadena de abastecimiento está rota, no funciona, y requiere una intervención. Es lo que puede ocurrir cuando estamos ante un terremoto. Claramente no estamos en esta coyuntura.

Por último ¿por qué no se incluyó el valor de la canasta en el ingreso familiar de emergencia que sí se ingresa a la cuentarut? Habría sido una inyección a la vena.

1 comentario:

  1. Este gobierno que cree en los mercados libres con las famosas canastas está produciendo un descalabro y distorsiones gigantescas en el funcionamiento de los mercados. Dañando las economías locales y produciendo una violenta reducción de los stocks de algunos productos básicos lo que indudablemente va a generar alzas de precios

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