Alemania siempre ha sido protagonista en los campeonatos mundiales, y es rara la ocasión en que no figure como favorita para ganar la copa. En esta ocasión también, avalada por su condición de campeón del mundo. Sin embargo, en términos futbolísticos, el plantel actual deja mucho que desear. Siempre pensé que se estaba reservando, especulando, que iría de menos a más. Por lo demás, esa ha sido su tónica histórica. No brilla, pero es efectiva.
En el partido con Corea del sur pensé lo mismo, que esperaba el desgaste de Corea y que en el tramo final, por arte del birbiriloque aparecería el gol del triunfo. Como que jugaban a desgano seguros del triunfo. Sin embargo ahora se toparon con un rival que las peleó todas consciente de sus limitaciones, y con un arquero que estuvo en su noche: las atajó todas. Y la velocidad surcoreana terminó haciendo lo suyo para asestar un dos a cero en los últimos minutos.
Un partido revelador en un campeonato no exento de sorpresas. Rusia no parece un territorio propicio para aventuras, al menos para los alemanes.
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