Los hechos que se están conociendo –PENTA, CAVAL y otros- dan cuenta de que si bien la derecha ha estado perdiendo terreno electoralmente, lo ha ganado culturalmente.
Desde la dictadura, se han tenido 20 años de gobiernos de una coalición de centroizquierda, la Concertación, seguido de un interregno de 4 años para la derecha, con un candidato fuera de molde, Piñera, que ganó en gran parte porque la gente se compró el cuento de que una persona con fortuna, no necesita robar. Y ahora, se tiene de vuelta una Concertación ampliada, con PC incluida, la Nueva Mayoría, gracias al encanto de Michelle y el cansancio de tanto abuso en tiempos de cólera.
Debe reconocerse que Chile hoy tiene más, que su ingreso per cápita ha crecido una enormidad, que los niveles de pobreza de antaño han disminuido significativamente, que después de la dictadura no vino el caos, muy por el contrario, un crecimiento sin precedentes. Sin embargo, el desarrollo es algo más que crecimiento. No se limita a tener más, sino que a ser más. En este plano la realidad actual dista de ser la patria buena y justa que se buscó a fines de los 80.
Los abusos a todo nivel que se están destapando, y que involucran a moros y cristianos, da cuenta de la penetración del ideal neoliberal. Parecen ser pocos los que se libran del veneno “todo vale” introducido en tiempos dictatoriales y que ha impregnado a gran parte de la sociedad chilena. Todo parece haber comenzado cuando los prohombres que estaban tras las bambalinas de la dictadura compraron empresas estatales cuando fueron rematadas a precio de huevo; cuando la usura dejó de ser usura; cuando las oportunidades había que aprovecharlas a como diera lugar.
La ética, la moral, dejó de ser la guía de las decisiones, pasando a ser reemplazadas por lo que en su momento Radomiro Tomic describió como la psicología del “agarra Aguirre”. Psicología bajo la cual en los medios de comunicación se difunden los valores de una sociedad de consumo que degrada el quehacer y la existencia personal, familiar, social, política y económica. El gran triunfo de la derecha es haber logrado que la codicia que la caracteriza, se expanda hacia el centro y la izquierda. El caso de la nuerísima y su príncipe consorte que “inocentemente” asiste a una reunión con el vice del banco de la Teletón parece no ser sino el broche de oro de una cadena que parece recién iniciarse. Una reunión para hacerse de un crédito con miras a embolsarse miles de millones de un viaje, especulando.
Y ahora tenemos Festival! Quien tasó la apetitosa propiedad donde la nuerísima puso sus ojos, es nada menos y nada más que el actual seremi de vivienda! Para remate, a un fiscal a cargo de una de las causas que se investigan, lo cambian por uno que es hijo de un senador socialista. Aunque me equivoque, me es imposible no pensar que acá hay gato encerrado, que se está maniobrando para dejar que pase el tiempo aprovechando que estamos en tiempos de Festival. Que se esté buscando un acuerdo para “salir” del pantano.
Soy partidario de los acuerdos, que es la esencia de la política, pero no de los acuerdos para tapar sinvergüenzuras, sino que de los acuerdos para destaparlas.
Lo expuesto desmoraliza a quienes quieren vivir de un trabajo decente. Por este camino nos vamos al abismo. Lo inmoral no deja de serlo por ser legal.
Es hora de rebelarse, de separar la paja del grano, de vivir con la frente en alto, de no dejarse llevar por la codicia que nos está destruyendo, como personas, como país.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario