En los Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) alrededor de cada persona porta un arma legalmente. Son cerca de 300 millones las personas que residen en dicho país, y similar número las armas que portan. Junto con ser un país desarrollado, con un alto ingreso per cápita, se puede afirmar que es un país armado hasta los dientes. Tanto por las armas que portan sus ciudadanos, como por su capacidad de fuego a nivel mundial, y el poder que tienen sus fabricantes de armas.
El tema se actualizó recientemente a raíz de la masacre producida a fines del 2012 en una escuela de una pequeña ciudad, donde murieron 26 personas, 20 de ellos niños. Otros se salvaron de milagro.
¿Para qué tienen tantas armas los gringos? El fundamento esgrimido por sus defensores, no es otro que el clásico derecho a la legítima defensa. Ello supone que la institucionalidad vigente es incapaz de proveer la seguridad demandada por la ciudadanía. Curiosamente, los partidarios de la libre compraventa de armas, además de las poderosas empresas fabricantes por razones obvias, son quienes ideológica y políticamente se sitúan en la derecha y ultraderecha, que en EEUU está representada por el Partido Republicano.
Durante la última campaña presidencial, los candidatos en carrera, tanto Romney como Obama, le hicieron el quite al tema de imponer restricciones porque se trata de un tema políticamente sensible. Mal que mal, los fabricantes de armas, también contribuyen al financiamiento de las campañas políticas, y más vale no tocarlos.
La matanza de niños a la que hacemos referencia, no es de todos los días, pero sí es un hecho que se da de tiempo en tiempo con cierta regularidad y si bien es consecuencia de muchos factores, uno de ellos se relaciona con la facilidad existente para comprar y vender armas como si se tratara de un inocente producto cualquiera. Obama ha resuelto proponer un plan de control en la comercialización interna de armas, el primero en más 40 años.
A este plan le espera un largo y pedregoso camino, porque requiere la aprobación del Congreso, donde los republicanos harán sentir su peso, al igual que el lobby de quienes hacen de la compraventa de armas su negocio, sin importar su costo en vidas humanas.
Resulta curioso constatar que en un país que se precia de ser desarrollado, con un alto ingreso per cápita, y una institucionalidad democrática a toda prueba, sus habitantes tengan que estar fuertemente armados para defenderse. Hay algo que no cuaja.
En Chile, no son pocos los que piensan que tenemos que armarnos, particularmente desde la derecha. Claro, siempre y cuando las armas las tengan ellos, porque si las tienen los otros, serían extremistas o guerrilleros. Nunca pierden.
Don Rodolfo,
ResponderBorrarLa segunda enmienda a la constitución gringa, que forma parte de la Carta de Derechos aprobada en 1791, se dice fue resultado del temor de los dueños de esclavos a que éstos se alzaran violentamente contra las personas y el sistema que los subyugaba tan violentamente. Por lo tanto, portar armas en ese entonces era una manera de enfrentar ese miedo, y la posibilidad de revancha de parte de los brutalmente oprimidos (obvia mentira que poseer y portar armas era para la seguridad de un Estado "libre"). Ya no existe la esclavitud, oficialmente. Pero ese temor está muy arraigado, y quizás ahora existe en el subconsciente de algunos, pero en el consciente de muchos racistas, que ven al Negro (al Otro) como amenaza, como estorbo, como criminal (o criminal en potencia), como ser sub-humano. Es una de las razones de el alto número de Negros encarcelados: tienen un trato distinto.
Justamente antes de leer su comentario, don Rodolfo, vi un vídeo en un portal de noticias (de EE UU), que muestra la grabación de una vídeo-cámara, de esas que pueden estar fijas en cualquier parte, en la cual se ve al dueño de una farmacia y a otro empleado perseguir a un muchacho que se había robado un tubo de pasta de dientes. Lo alcanzan, lo agarran, el muchacho cae al suelo, el dueño le pone su brazo alrededor del cuello, lo forcejea, lo ahoga, y termina matándolo. El muchacho era Negro. Si el ladrón hubiese sido un blanco, es muy probable que la acción del dueño hubiese sido mucho más moderada. Pero, quién sabe? Para el capitalista las personas no valen tanto como un tubo de pasta de dientes.
jota eme