La encuesta del Centro de Estudios Píblicos se ha posicionado como la madre de todas las encuestas, razón por la cual sus resultados son esperados con ansias por unos y otros. Los comportamientos de muchos actores durante el período inmediatamente anterior a la toma de la muestra, se orienta a salir bien posicionado en dicha encuesta. Es conocido el esfuerzo comunicacional desplegado por el gobierno, especialmente en estos últimos meses, para revertir la desmedrada situación en que se encuentra ante la ciudadanía.
No obstante este esfuerzo, los resultados no pudieron ser más negativos, razón por la cual en palacio, como se suele llamar a la casa de gobierno, se ha instalado el nerviosismo y la preocupación.
Que las principales preocupaciones de la ciudadanía sean la delincuencia y la educación constituye una derrota gubernamental de proporciones. No hay que olvidar que una de las ideas fuerzas que impulsó a los partidos que sustentan al gobierno, UDI y RN, fue la del combate a la delincuencia, graficada en el slogan “se les acabó la fiesta a los delincuentes”; al parecer la fiesta continúa, y con creces. En relación a la educación, se visualiza una consistente y persistente disconformidad con su tratamiento por parte del gobierno.
A pesar de los triunfalistas mensajes gubernamentales en materias económicas y de empleo, los resultados de la encuesta parecen decir otra cosa, puesto que son más quienes la consideran mala o muy mala que aquellos que la califican como buena o muy buena, y la mayoría cree que no cambiará. De hecho, más del 50% de las personas desaprueba la forma como el gobierno está manejando la economía y una proporción mayor al 60% considera que frente a las distintas instituciones, grupos y/o personas, ha actuado con debilidad, sin destreza ni habilidad. En relación al presidente Piñera, a más del 60% no le da confianza y lo siente lejano. Difícilmente podrá encontrarse un juicio más lapidario respecto de lo que ha sido este gobierno y su presidente.
Para sintetizar lo expuesto, los ámbitos en los que el gobierno sale peor evaluado se centran en el manejo de los conflictos sociales, de la pobreza, de la delincuencia y de la educación. Los conflictos le estallan en la cara sin capacidad de prevención alguna; la pobreza es abordada bajo un prisma asistencialista no sustentable en el tiempo a pesar de los artilugios comunicacionales; la delincuencia no se bate en retirada, sino que por el contrario, parece sentirse alentada con una política que solo atina al endurecimiento de medidas represivas con resultados negativos; y en materia educacional, su persistencia como problema no resuelto constituye otro de los temas que más preocupan a la ciudadanía y que no visualiza que este gobierno esté abordando y resolviendo adecuadamente.
Resumiendo, los resultados de la encuesta, transcurrida ya más de la mitad del período presidencial, revelan en lo esencial, que las expectativas generadas por el propio gobierno al momento de asumir, en sus primeros meses de andadura, y desde antes, durante la campaña, están siendo defraudadas. Otra cosa es con guitarra.
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