Balance y perspectivas
Se ha iniciado un nuevo año cargado de incertidumbres, en tanto que el que se fue no estuvo exento de sorpresas. A nivel regional el descenso de Rangers por un “error” (*) de marca mayor e increíble dio pábulo para que saliera al trasluz un tema interesante. Se intentó judicializar el caso para evitar el descenso, se dio orden de suspender el torneo, pero desde el exterior, del organismo rector a nivel mundial del futbol profesional surgió la amenaza de excluirnos del próximo campeonato mundial al que tanto nos costó llegar después de años en el ostracismo. Bastó esa amenaza para que se tuviera que agachar el moño y resignarnos a retirar el recurso presentado ante la justicia.
Digo que se trata de un tema interesante porque revela una pérdida de autonomía, de soberanía, tendencia que se está observando a nivel mundial, donde la posibilidad de los países, de las regiones, para hacer lo que quieran amparados en la no intromisión en los asuntos internos, está en descenso. Al menos para los países como el nuestro. La pertenencia al mundo, nos obliga a asumir ciertos compromisos y obligaciones que no son menores. El costo de no asumirlos nos cuesta una exclusión que puede ser onerosa.
Recientemente el país ha celebrado su inclusión dentro de la OCDE, organización que agrupa a los países de mayor desarrollo y a aquellos países cuyas políticas económicas, políticas y sociales apuntan en la “dirección correcta”. Este ingreso tiene sus beneficios y sus costos, pero en general se estima que sus beneficios son mayores, en particular porque “nos sube el pelo”, nos plantea mayores exigencias, mayores desafíos en todos los planos, una elevación en los estandares de nuestras actividades. Estas mayores exigencias nos restan grados de autonomía, esto es, no nos deja espacio para que “hagamos cualquier cosa”. Lo anterior tiene consecuencias en los más diversos planos, entre los que podemos destacar la gestión del Estado y la calidad educacional.
En el plano político significa que el país adhiere a normas democráticas de convivencia y quienes aspiran a aventuras militares, a imponer soluciones de fuerza, deben poner sus barbas en remojo. Aparentemente al menos, porque lo ocurrido en Honduras ha puesto en jaque lo descrito. Los tiempos no están para golpes, hay mayor conciencia del valor de las democracias, pero así y todo Honduras se dio el lujo de dar un golpe de Estado amparado en las mismas excusas de siempre, aunque ad hoc para la ocasión. Si bien “el mundo” se movió, el golpista fue repudiado a nivel mundial, e incluso fue rechazado, al menos aparentemente por Obama, lo concreto es que Michelletti sigue impertérrito en su puesto, se dio el lujo de convocar a elecciones y seguramente entregará la banda presidencial al sucesor mientras Zelaya, el presidente constitucional sigue refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa. En este caso "la intromisión" no ha sido exitosa para deleite de quienes creen que dentro de "sus fronteras" pueden hacer lo que quieran.
A nivel nacional lo político está centrado en la sucesión presidencial que no fue resuelta en las recientes elecciones, salvo lo relativo a los contendores en la segunda vuelta que tendrá lugar en las próximas semanas. Por tanto el 2010 estará marcado por el cambio de gobierno, el cual de seguro tendrá características peculiares con independencia de quien sea el ganador, porque el mapa político ha cambiado.
Se ha iniciado un nuevo año cargado de incertidumbres, en tanto que el que se fue no estuvo exento de sorpresas. A nivel regional el descenso de Rangers por un “error” (*) de marca mayor e increíble dio pábulo para que saliera al trasluz un tema interesante. Se intentó judicializar el caso para evitar el descenso, se dio orden de suspender el torneo, pero desde el exterior, del organismo rector a nivel mundial del futbol profesional surgió la amenaza de excluirnos del próximo campeonato mundial al que tanto nos costó llegar después de años en el ostracismo. Bastó esa amenaza para que se tuviera que agachar el moño y resignarnos a retirar el recurso presentado ante la justicia.
Digo que se trata de un tema interesante porque revela una pérdida de autonomía, de soberanía, tendencia que se está observando a nivel mundial, donde la posibilidad de los países, de las regiones, para hacer lo que quieran amparados en la no intromisión en los asuntos internos, está en descenso. Al menos para los países como el nuestro. La pertenencia al mundo, nos obliga a asumir ciertos compromisos y obligaciones que no son menores. El costo de no asumirlos nos cuesta una exclusión que puede ser onerosa.
Recientemente el país ha celebrado su inclusión dentro de la OCDE, organización que agrupa a los países de mayor desarrollo y a aquellos países cuyas políticas económicas, políticas y sociales apuntan en la “dirección correcta”. Este ingreso tiene sus beneficios y sus costos, pero en general se estima que sus beneficios son mayores, en particular porque “nos sube el pelo”, nos plantea mayores exigencias, mayores desafíos en todos los planos, una elevación en los estandares de nuestras actividades. Estas mayores exigencias nos restan grados de autonomía, esto es, no nos deja espacio para que “hagamos cualquier cosa”. Lo anterior tiene consecuencias en los más diversos planos, entre los que podemos destacar la gestión del Estado y la calidad educacional.
En el plano político significa que el país adhiere a normas democráticas de convivencia y quienes aspiran a aventuras militares, a imponer soluciones de fuerza, deben poner sus barbas en remojo. Aparentemente al menos, porque lo ocurrido en Honduras ha puesto en jaque lo descrito. Los tiempos no están para golpes, hay mayor conciencia del valor de las democracias, pero así y todo Honduras se dio el lujo de dar un golpe de Estado amparado en las mismas excusas de siempre, aunque ad hoc para la ocasión. Si bien “el mundo” se movió, el golpista fue repudiado a nivel mundial, e incluso fue rechazado, al menos aparentemente por Obama, lo concreto es que Michelletti sigue impertérrito en su puesto, se dio el lujo de convocar a elecciones y seguramente entregará la banda presidencial al sucesor mientras Zelaya, el presidente constitucional sigue refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa. En este caso "la intromisión" no ha sido exitosa para deleite de quienes creen que dentro de "sus fronteras" pueden hacer lo que quieran.
A nivel nacional lo político está centrado en la sucesión presidencial que no fue resuelta en las recientes elecciones, salvo lo relativo a los contendores en la segunda vuelta que tendrá lugar en las próximas semanas. Por tanto el 2010 estará marcado por el cambio de gobierno, el cual de seguro tendrá características peculiares con independencia de quien sea el ganador, porque el mapa político ha cambiado.
(*) Para quienes no se manejan en el tema se les informa que "el error" fue que en un partido el entrenador hizo entrar a un jugador extranjero en circunstancias que en la cancha había el máximo de jugadores admisibles según las normas imperantes. Al hacerlo, el club pierde 3 puntos dentro de la tabla de posiciones. Esta pérdida es la que le costó a Rangers su descenso.
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