Cuesta arriba
Antes de las elecciones presidenciales había postulado que para declararse ganadores los candidatos debían sortear las siguientes vallas porcentuales: Piñera sobre el 40%; Frei sobre el 30%; Marco sobre el 20%; y Arrate sobre el 7%. En consecuencia, a la luz de los resultados, si no queremos engañarnos jugando al birbiriloque, debemos afirmar que Piñera salió victorioso en esta etapa –round o partido- al obtener un 44%. Sin embargo hay que matizar que este porcentaje fue menor que el obtenido por el mismo Piñera y Lavín juntos en las elecciones presidenciales pasadas. La sensación de victoria anticipada por parte de la derecha solo se asienta en que la votación de la Concertación se diluyó en más de un candidato.
No cabe duda que la votación de Frei es magra, la más baja de un candidato presidencial concertacionista, aunque debe consignarse que debió encarar una dura competencia de candidatos provenientes de la propia Concertación, razón por la cual, se había planteado como meta para esta elección, llegar a la segunda vuelta. Meta que logró en forma holgada, pero a una mayor distancia de la deseada respecto de Piñera.
La votación de Marco implica poner atención, aunque la meta que se había fijado públicamente de llegar a la segunda vuelta estuvo lejos de alcanzarse.
Para Frei el desafío es mayúsculo, puesto que deberá aunar fuerzas con miras a recuperar terreno, rescatar lo mejor que ha tenido la Concertación en estas décadas y que no es poco, junto con resolver de plano sus deficiencias. Recuperar la motivación, los sueños, la confianza y la credibilidad del electorado que no votó por él, es el gran reto que tendrá que enfrentar en este nuevo período para remontar los 14 puntos que lo distancian de Piñera.
Un dato no menor es el de los resultados de las elecciones parlamentarias, donde los bloques mayoritarios están equiparados en torno al 44%, el porcentaje obtenido por Piñera. Esto significa que la oposición está alineada tras él, mientras que un 14% de quienes votaron por candidatos al parlamento de la Concertación, no lo hicieron por Frei. Esos son los votos “perdidos” que no quieren que la derecha sea gobierno, pero que está descontenta, que se ha ido alejando de la Concertación. Para recuperarlos, la Concertación, en este brevísimo período, deberá efectuar profundos cambios no solo de rostros, sino que de ideas, estilos, propuestas y reglas del juego. y que no quiere que la derecha sea gobierno, pero está claramente hastiado de las cosas como se han dado.
Al igual que las dos últimas elecciones presidenciales, se puede afirmar sin mucho riesgo que la llegada será estrecha, podríamos decir que por nariz.
Antes de las elecciones presidenciales había postulado que para declararse ganadores los candidatos debían sortear las siguientes vallas porcentuales: Piñera sobre el 40%; Frei sobre el 30%; Marco sobre el 20%; y Arrate sobre el 7%. En consecuencia, a la luz de los resultados, si no queremos engañarnos jugando al birbiriloque, debemos afirmar que Piñera salió victorioso en esta etapa –round o partido- al obtener un 44%. Sin embargo hay que matizar que este porcentaje fue menor que el obtenido por el mismo Piñera y Lavín juntos en las elecciones presidenciales pasadas. La sensación de victoria anticipada por parte de la derecha solo se asienta en que la votación de la Concertación se diluyó en más de un candidato.
No cabe duda que la votación de Frei es magra, la más baja de un candidato presidencial concertacionista, aunque debe consignarse que debió encarar una dura competencia de candidatos provenientes de la propia Concertación, razón por la cual, se había planteado como meta para esta elección, llegar a la segunda vuelta. Meta que logró en forma holgada, pero a una mayor distancia de la deseada respecto de Piñera.
La votación de Marco implica poner atención, aunque la meta que se había fijado públicamente de llegar a la segunda vuelta estuvo lejos de alcanzarse.
Para Frei el desafío es mayúsculo, puesto que deberá aunar fuerzas con miras a recuperar terreno, rescatar lo mejor que ha tenido la Concertación en estas décadas y que no es poco, junto con resolver de plano sus deficiencias. Recuperar la motivación, los sueños, la confianza y la credibilidad del electorado que no votó por él, es el gran reto que tendrá que enfrentar en este nuevo período para remontar los 14 puntos que lo distancian de Piñera.
Un dato no menor es el de los resultados de las elecciones parlamentarias, donde los bloques mayoritarios están equiparados en torno al 44%, el porcentaje obtenido por Piñera. Esto significa que la oposición está alineada tras él, mientras que un 14% de quienes votaron por candidatos al parlamento de la Concertación, no lo hicieron por Frei. Esos son los votos “perdidos” que no quieren que la derecha sea gobierno, pero que está descontenta, que se ha ido alejando de la Concertación. Para recuperarlos, la Concertación, en este brevísimo período, deberá efectuar profundos cambios no solo de rostros, sino que de ideas, estilos, propuestas y reglas del juego. y que no quiere que la derecha sea gobierno, pero está claramente hastiado de las cosas como se han dado.
Al igual que las dos últimas elecciones presidenciales, se puede afirmar sin mucho riesgo que la llegada será estrecha, podríamos decir que por nariz.
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