julio 25, 2008

Las inocentes antenas

No obstante que la semana pasada fuera acogido un recurso de protección contra una empresa de telecomunicaciones por la instalación de una antena para celulares en un lugar de la comuna, y fuese notificada de paralizar las obras, ellas han seguido su curso a vista y paciencia de la vecindad. Esta conducta ha forzado a la presentación de una denuncia por desacato judicial.

Había un ámbito en el que tenía el privilegio de no haber tenido que vivir y que por tanto solo conocía por terceros, a la distancia: el judicial. De solo conocer las historias de juicios interminables me abrumaba y reafirmaba en mi tesis de procurar resolver todo conflicto a como diera lugar antes de llegar al plano judicial a fin de no ahogarme en los códigos, vericuetos y peripecias de un sector que me son absolutamente desconocidos.

A pesar de ello, en conjunto con los vecinos afectados, he debido ir sumergiéndome en este mundo a raíz de los daños y perjuicios que la instalación unilateral de una antena para telefonía móvil está, y seguirá, produciendo.

Los hechos son simples: una empresa de telecomunicaciones establece un contrato de arriendo a 10 años plazo con el dueño de una propiedad, para instalar una torre que arriba tenga una antena para la recepción y envío de señales. Se trata de un jugoso contrato por unas 25 UF mensuales, esto es, del orden de 60 millones de pesos en los 10 años, de los cuales la empresa no tiene problema en adelantar uno, dos o tres años. La tentación es irresistible. De hecho más de un cuartel de bomberos, de un poblador o de un vecino encopetado venido a menos, tiene su antenita que nada tiene de inocente. Sus efectos se suelen agrupar en 4 categorías: daños a la salud, al patrimonio, al medio ambiente y a la convivencia. En esta ocasión resumiré los efectos sobre la salud por la emisión de radiación ionizante.

Existe meridiana claridad que hay ciertas enfermedades que han aumentado significativamente en las últimas décadas. Este incremento es imposible no relacionarlo con el significativo aumento de la radiación en nuestro entorno. Entre estas enfermedades destacan el cáncer testicular, las cefaleas, los déficits mentales en niños, el adelantamiento del mal de Alzeimer en los adultos, los desórdenes del sueño, autismos, esclerosis múltiple, fibromialgia, síndrome de fatiga, cataratas, hipotiroidismo, diabetes, los ataques cardíacos e infartos en jóvenes, déficits de atención, asma.

Con razón hay quienes afirman que con la telefonía celular se está en presencia del experimento biológico más grande de la historia.

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