Paros y tomas estudiantiles
Diversas universidades estatales han ido cayendo en estado de paro o toma. Algunas llevan semanas, en tanto que otras tan solo días, aunque sin que se visualice con claridad la fecha en que pueden terminar.
Los motivos que se explicitan si bien varían de universidad en universidad, o de carrera en carrera, tienen como común denominador una suerte de malestar indefinible de raíces aparentemente desconocidas o de carácter difuso, borroso. En algunas el énfasis está puesto en aspectos concretos tales como los aranceles, el pase escolar o la asignación de crédito universitario; en otras el acento se concentra en temas más abstractos o de naturaleza más políticas como los relacionados con la solidaridad con otras universidades, la ley general de educación, la privatización, el lucro en la educación.
Año a año esta situación es vivida con mayor o menor magnitud según la universidad que se trate, lo que delata que si existen problemas de fondo, ellos no estarían siendo abordados ni resueltos oportunamente. Actualmente se da en un contexto mundial marcado por las crisis alimentaria y petróleo junto con la incorporación de China e India a la estructura de consumo poblacional. A nivel nacional las protestas estudiantiles están coincidiendo con las de los transportistas sin que las instancias políticas regulares hayan sido capaces de anticiparse a ellas.
Resulta contradictorio que mientras el gobierno de la Concertación logra un gran acuerdo con la derecha a punto de refrendarse en el Congreso, en la calle las protestas, las tomas y paros expresan su repudio a este acuerdo obtenido con mucho esfuerzo, que si bien no satisface plenamente las expectativas de ninguno de los actores, es el consenso al que se ha arribado, y que teóricamente estaría siendo respaldado por al menos el 90% de la ciudadanía.
Resulta contradictorio que mientras el gobierno de la Concertación logra un gran acuerdo con la derecha a punto de refrendarse en el Congreso, en la calle las protestas, las tomas y paros expresan su repudio a este acuerdo obtenido con mucho esfuerzo, que si bien no satisface plenamente las expectativas de ninguno de los actores, es el consenso al que se ha arribado, y que teóricamente estaría siendo respaldado por al menos el 90% de la ciudadanía.
O tales protestas, tomas y paros están siendo manipulados por interesados en subvertir el orden público, o son manifestaciones de malestar social generalizado que la representación política instalada en el gobierno y en el parlamento no está recogiendo al transitar por carriles distintos a los intereses ciudadanos.
Las instituciones que están siendo afectadas son establecimientos educaciones básico, medio y universitario estatales, no los establecimientos privados, con lo que implícitamente –sin querer- se está tendiendo a fortalecer a estas últimas como lo prueba la tendencia hacia la baja en la matrícula que desde hace décadas están sufriendo los establecimentos educacionales municipales.
En los tiempos que corren, de dominio sin contrapeso del capitalismo luego de la caída del comunismo, me atrevería a descartar la alternativa de la manipulación. Más bien creo que estamos ante una realidad política que rehuye el debate de los problemas de fondo y que no ha sido capaz de enfrentar la marea privatizadora neoliberal y la jibarización del Estado, cuyas consecuencias ya estamos palpando.
Las instituciones que están siendo afectadas por los paros, las tomas y las protestas que degeneran en destrucción, son establecimientos educaciones básico, medio y universitario estatales, no los establecimientos privados, con lo que implícitamente –sin querer- se está tendiendo a fortalecer a estas últimas como lo prueba la tendencia hacia la baja en la matrícula que desde hace décadas están sufriendo los establecimentos educacionales municipales.
Desafortunadamente los procedimientos empleados para expresar este malestar no son los apropiados. Los desórdenes, la destrucción, las tomas en vez de fortalecer las ideas que se defienden, las debilitan, e implica afectar los derechos de terceros y una renuncia el diálogo, instancia irrenunciable en todo espíritu democrático. La defensa de las ideas se obtiene en base a claridad de objetivos, convicción y disciplina.
Los grandes luchadores sociales no han sido los que han pregonado la violencia, sino que los no violentos. Mahatma Gandhi logró iniciar el camino hacia la independencia de la India sin el mas mínimo asomo de violencia. En USA, Martin Luther King constituye un hito en el proceso de lucha contra la discriminación racial, al igual que Mandela en Sudáfrica. Y en Chile, Clotario Blest es el más digno representante de la vía pacífica contra la injusticia social. Estos grandes hombres que cambiaron el curso de la historia no incurrieron en tomas ni desórdenes, por el contrario, fueron capaces de remover obstáculos en base a grandes objetivos y sólidas convicciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario