Más y más
Uno de los problemas más serios que visualizo en la oposición es el carácter unilateral y repetitivo de sus propuestas. Esta realidad le estaría impidiendo capitalizar el desgaste de la Concertación, no obstante llevar ya más de 15 años de andadura gubernamental, y sumar una creciente dosis de conflictos internos. La ciudadanía no cree que siguiendo las recetas provenientes de la derecha tengamos un mejor país, un país más decente donde haya tanta disparidad económicosocial.
Desde la década de los 70 el país se ha empelotado, abriéndose al mundo y abandonando todo afán proteccionista. No solo se abrió al mundo, además inició un proceso privatizador sin precedentes en tiempos “autoritarios”, poco transparentes, que posibilitó la transformación de modestos funcionarios públicos en nuevos y poderosos empresarios a partir de la posesión de información privilegiada desde posiciones de poder.
Todo lo que nos enseñaron a lo largo de la vida, centrado en la necesidad de ganarnos el pan nuestro de cada día, ha sido puesto en jaque en el pasado y lo está siendo hasta el día de hoy. En la práctica lo que nos toca observar es que quienes más ganan, no lo hacen trabajando, sino que especulando sobre seguro. Cuando escribo esto último me asalta la duda porque la especulación en sí conlleva un riesgo y sobre seguro sería sin riesgo.
Pero no nos vayamos por las ramas. Volvamos al título de la columna: más y más. No conforme con la realidad actual, la derecha solo atina a reclamar más y más privatización, más y más flexibilización laboral, más y más espacio para seguir haciendo de las suyas. Todo atisbo de regulación es visto como sacrílego, presagio de los mil demonios y que va a contrapelo de las “recomendaciones” de los “expertos”. Por mera coincidencia estos expertos suelen ser “independientes” despojados de sesgo ideológico alguno.
Si siguiéramos las recetas de la derecha no tendríamos salario mínimo al cual culpan del actual nivel de desempleo; no debiéramos tener permisos pre ni posnatales porque elevan los costos de las empresas; no debiéramos tener jornadas de 8 horas diarias, sino que las que el “mercado” sugiera “libremente”; no debiéramos tener contratos laborales porque rigidizan los costos empresariales. No tendríamos escuelas ni universidades públicas. Quizá dónde estaríamos si siguiéramos a pies juntillas las recetas derechistas! Recetas que ni en la meca del capitalismo (Estados Unidos) se practican.
Estimo que esto es lo que está tras la decisión de los profesores y estudiantes secundarios y universitarios de marginarse del consejo de educación conformado luego del paro de los pingüinos. Marginación que solo puede explicarse ante la esterilidad de los esfuerzos desplegados por detener el insaciable afán de lucro, disfrazado de libertad de enseñanza, que hoy invade al ambiente educativo nacional.
El pensamiento conservador, digamos de derecha, se opone al pensamiento democratico. Esto es porque los de derecha se creen superiores, y permanentemente buscan estar, o permanecer, dentro del grupo privilegiado, cual se autoconsidera como aristocracia. No les gusta absolutamente nada que limite el privilegio que les corresponde por su estado superior, que para ellos es autoevidente. Es por eso que arrugan la nariz cuando se cruzan con el ser comun que no se tira al suelo en reverencia. Esto ha sido asi desde el principio de la historia. Siempre ha sido mas y mas para ellos.
ResponderBorrarViva Evo! Viva la revolucion Bolivariana! Colo-Colo! Colo-Colo!
Caupolican! Condorito! Lautaro!Mote con huesillos! Matadero Palma! Viva el pico!
El anonymous anterior debe ser un roto comunista.
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