mayo 09, 2008

Matón de barrio

Joaquín decidió no postular a la alcaldía que le ofrecieran los dos Larraín presidentes de RN y la UDI. Su respuesta provino luego de consultar con su almohada y la familia sobre la base que no veía su futuro en esos menesteres. Su proyecto apunta a niveles mas elevados, tal como de alguna manera se ha venido insinuando en los últimos tiempos. Sobretodo cuando se autodefinió como aliancista-bacheletista, definición que sorprendió a medio mundo, pero particularmente en su propio sector, en el que se inició un proceso marcado por la desconfianza que no ha amainado, por el contrario ha aumentado como lo ilustra la airada reacción del senador Arancibia.

Con su actitud, Joaquín se desmarca de la tesis del desalojo proclamada por Andrés (Allamand por más señas) e inicia un camino complejo, pedregoso. Tal como Andrés tuvo su travesía por el desierto que lo llevó a Washington, y desde donde regresó virado, Joaquín ahora está en medio de una especial travesía que nadie sabe a ciencia cierta dónde ni cuando culminará. En su momento, Andrés se fue luego ser uno de los adalides de la política de los acuerdos y de ser derrotado en las urnas por su compañero de lista de entonces, Carlos Bombal (UDI).

Hoy, los roles parecen haberse intercambiado, con un Joaquín que se muestra convencido de la necesidad de los consensos, de alcanzar acuerdos conducentes a otorgar gobernabilidad y para alcanzar el tan esquivo desarrollo al cual aspiramos. Andrés, por el contrario, mas preocupado de la alternancia y de evitar la permanencia de la Concertación, se ha convencido a través de la tesis del desalojo, de endurecer la oposición para de esta forma alcanzar el gobierno.

En este juego, Joaquín ha sido claro en afirmar que aspira jugar a futuro un rol articulador, moderador, y para estos efectos el senado le parece el espacio más apropiado en el que podría quizá desempeñarse si su partido así lo estimare. Yendo más allá incluso dio el nombre de la región por donde le gustaría competir y postular: la quinta región costa.
Bastó que dijera esto, con toda inocencia, para que el exalmirante, excomandante en jefe de la armada, y actual senador Arancibia por dicha región en representación de la derecha, reaccionara como un resorte. Ello, por lo que considera como una intromisión en su feudo, desechando la posibilidad de una primaria en el sector para definir el cupo, advirtiendo que si Joaquín quiere ir por la región “se va a encontrar conmigo”. No contento con eso, su frase lapidaria fue: "la lógica de Lavín es la del matón de barrio". Así de simple, así de bravucón. Su concepción es clara: es su “cupo”, es su región, es su propiedad. Si hacemos memoria, debemos recordar que su postulación pasó por la bajada de Sebastián de manera de no correr riesgos y asegurarse la elección aprovechando el sistema binominal reinante.

Ante tamaña reacción, luego de un prudente silencio inicial y evitando polemizar, para reforzar la parada en la que se encuentra, afirmó que "ese es el tipo de lenguaje que le hace mal a la política en Chile y que yo quiero cambiar". Sin embargo, faltaba la última estocada del senador Arancibia. Sin pelos en la lengua respondió que "lo que daña a la política son las indefiniciones, ambigüedades e inconsecuencias y no un lenguaje directo, claro y sincero". O sea, Arancibia tiene el monopolio del lenguaje directo, claro y sincero. Sospecho que por el contrario, el apetito político que por tantos años mantuvo oculto, se le ha abierto descaradamente.
Estas actitudes, estas conductas, la ciudadanía las sigue de cerca, y explican las dificultades que enfrenta la derecha para crecer y constituirse en alternativa de gobierno.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario