marzo 27, 2025

Yanko, un gran amigo como pocos

¡Querido Yanko!

Te fuiste intempestivamente, sorpresivamente, en la plenitud de tus condiciones. Duele mucho tu partida, a los tuyos, a tu linda familia, a quienes fuimos tus amigos. Quienes tuvimos el privilegio de conocerte y compartir importantes momentos de nuestras vidas. Estamos desolados, intentando absorber una realidad en la que no somos más que aves de paso, hojas a merced del viento.

Tuve el privilegio de encontrarme contigo a poco de llegar a Arica, en 1974, cuando me incorporé a la sede Arica de la Universidad del Norte, donde te desempeñabas como profesor de Matemáticas junto con Jaime Rodríguez y Víctor Sánchez. Este último, el negro Sánchez, tu compadre de toda la vida, a quien estoy seguro ahora estás acompañando en algún lugar del universo. Eran tiempos bravos, en los que a fines de cada año solían haber purgas. En una de ellas, cayeron Jaime y Víctor. Tú te libraste de esa, así como de tantas otras que se vivían por esos años, gracias a una personalidad tranquila, paciente, quitada de bulla, además de caracterizarte por ser un excelente profesor.

En la segunda mitad de la década de los 60 la computación en Chile empezó a dar sus primeros pasos en la Universidad de Chile. Para su expansión a nivel nacional, en la década de los 70 se creó el Plan Nacional de Capacitación en Computación (PLANACAP), en el que te inscribes avizorando lo que se venía.

A tu llegada, comenzamos a impartir los primeros cursos de Computación en la Universidad, sin que existiera computadora alguna y debíamos circunscribirnos a elaborar programas computacionales en hojas de codificación a partir de diagramas de flujo, las que se iban al Centro de Computación de la U. del Norte en Antofagasta (CECUN). Allí los programas eran transcritos a tarjetas perforadas para su procesamiento. En un semestre a duras penas los alumnos alcanzaban a procesar un único programa luego de varias idas y vueltas a Antofagasta, y donde en más de una oportunidad, nos íbamos en bus junto con los alumnos, los fines de semana, para que los programas pudieran alcanzar a ejecutarse correctamente en el curso del semestre.

Tu personalidad era muy particular. Parco, de pocas palabras, ordenado, frecuentemente nos íbamos caminando al campus Saucache, luego de encontrarnos en 18 de septiembre con Borgoño. Lo mismo al regresar. En estas conversaciones, tú expresabas en un par de palabras lo que yo no sería capaz de hacer en 50 palabras. Envidiaba tu orden, tu oficina siempre impecable, la mía un desastre. Éramos polos opuestos.

Nuestro primer logro fue que la universidad adquiriera una máquina perforadora de tarjetas, de modo que ahora los programas computacionales escritos en hojas de codificación pudiesen ser transcritos a mazos de tarjetas. Luego se crea el Área de Computación al alero del Departamento de Economía y Administración de entonces. Nos sentíamos colonizadores, responsables de la introducción de la computación en Arica.

A fines de los 70, un vendedor de equipos computacionales, marca NCR, le ofrece un computador NCR Century 100 a Carlos Norambuena, dueño de Comercial Prat (CMPrat), quien era alumno de ingeniería comercial de último año, a punto de egresar. Un bien día, Carlos se aparece en nuestras oficinas para decirnos: yo tengo un computador y no sé trabajarlo; ustedes saben trabajarlo, pero no tienen computador, porque el que tiene la universidad está en Antofagasta. Les ofrezco que creemos una empresa donde yo pongo el equipo y ustedes el trabajo de echarlo andar y prestar servicios, donde yo como dueño de CMPrat sería el primer cliente. Si nos va bien, nos vamos a medias; si nos va mal, yo pierdo lo pagado por el equipo, y ustedes el trabajo que hayan realizado para echarlo a andar. Con Yanko nos miramos, y aceptamos. Era una oportunidad que teníamos que agarrar al vuelo. Nace PRODAT, empresa que consolidó nuestra amistad a nivel familiar y laboral, de confianza mutua, de nuestra capacidad para trabajar juntos, y para incorporar a la empresa a muchos de nuestros alumnos que tuvieron a PRODAT como su primera práctica y/o primer empleo -ahí están grabados a fuego los nombres de Mauricio Néspolo, Juan Carlos Gandolfo, Gonzalo Muñoz, René Solar, Marcelino Garay-. Los dos primeros se incorporaron en calidad de socios. Allí aprendimos que otra cosa es con guitarra. Todas las tardes, después de la universidad, nos íbamos a PRODAT a trabajar, por las noches y muchos fines de semana. Pasamos momentos de zozobra que sorteamos gracias a la confianza. Nuestras familias resintieron esto. Nuestros hijos eran pequeños y muchas veces se quedaban dormidos esperándonos. Fueron tiempos de sacrificio, de aprendizaje, de gloria y emprendimiento que intentábamos compensar algunos fines de semana viajando al valle de Codpa, adentrándonos hasta Guañicagua, al valle de Lluta o Azapa. Con nuestras familias, viajamos juntos a Uruguay, recorriendo las calles y parques de mi infancia.
A comienzos de los 80 se crea la Universidad de Tarapacá -a partir de las sedes Arica de las Universidades de Chile y del Norte- la que resuelve abrir las carreras de Ingeniería de Ejecución y Civil en Computación. Para estos efectos se crea el Departamento de Computación (DECOM) responsable de impartir dichas carreras, adoptando las más altas autoridades dos decisiones: contratar desde la sede Antofagasta de la Universidad del Norte a dos académicos, Ricardo Durán y Ante Vrsalovic; y enviarnos a seguir estudios de posgrado en el exterior. Todo esto con miras a reforzar las carreras y el desarrollo de la computación en la universidad. Decidimos seguir nuestros estudios de posgrado en la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid, España. Tú partes en 1982 y yo lo hago en 1983. Allá estuvimos juntos, con nuestras respectivas familias, un año, viviendo en Alcalá 290, Madrid, tú en un apartamento en el 3er piso, y yo en otro, en el 4to piso que tú nos conseguiste. Allá crecimos profesionalmente, académicamente, familiarmente, afianzando nuestros lazos de amistad. Eran tiempos de la movida madrileña, del alcalde Tierno Galván. Compartimos una navidad en Benalmádena, en plana Andalucía, la región de los pueblos blancos, y una semana santa el Mahamud, un pueblo en plena región de Castilla y León, con la familia de un compañero mexicano. Ese viaje a una España recién incorporada a la Comunidad Económica Europea (CEE), predecesora de la actual Unión Europea (UE), dejó huella. Es así como hoy, tu hija Paula vive en Italia, en tanto que los míos viven en Alemania.

Felices de la experiencia vivida, regresamos con mucho entusiasmo para volcar en favor de nuestros estudiantes el aprendizaje alcanzado en todos los planos, profesional, académico y personal.

En la década de los 90, tú asumes la dirección de DECOM con miras a su consolidación. En 1992, concurrimos juntos a un congreso de Informática de Sistemas en Santiago, la capital del reino. Mi sordera ya estaba limitando severamente mis capacidades de comunicación, por lo que mi señora me conminaba a usar audífonos. Aproveché el viaje a Santiago para ir a probarme audífonos para comprar y usar. Tú me acompañaste. El audífono me incomodaba. Al salir a la calle con audífono escuchaba ruidos que no había escuchado nunca y que me molestaban. Tú , a mi lado me decías, paciencia, es cosa de tiempo. Aguanta Rodolfo. Yo solo quería volver al local para devolver el audífono. Con la calma que te conocimos, insististe en que no me dejara doblegar. Que debía volver a Arica con el audífono, que era tan solo cosa de tiempo. Así fue. Ahora sin audífono soy hombre muerto. Doy cuenta de esto porque retrata de cuerpo entero el privilegio que tuve de contar con tu amistad.

Posteriormente, cuando separamos aguas al irme de Arica y venir a Talca, seguiste creciendo. Contra viento y marea, diste origen a la vertiente virtual de la Universidad de Tarapacá, permitiendo que ella fuera pionera en la creación de carreras on-line. Seguimos en contacto, siguiéndonos la pista. Nos volvimos a ver en Talca, en Santiago, en Arica, en Viña y en Concón. Yan con nuestros hijos grandes, con nietos. Nuestras conversaciones ya giraban en torno a la salud, la jubilación, el devenir de los hijos.

Más allá de lo mencionado, me atrevería a afirmar que tus mayores logros fueron haber constituido, junto con Zuny, una gran familia con dos hijos de bien, haber sido un partícipe clave en la formación de muchas generaciones de profesionales, y ser un amigo de fiar como pocos.

Querido Yanko, cuesta asumir tu partida, y busco consolarme con la idea de que más temprano que tarde nos reencontraremos para ponernos al día. Saluda a Víctor y a Jaime cuando los veas. Un abrazo!

Rodolfo 



1 comentario:

  1. Anónimo9:43 p.m.

    Muchas gracias Rodolfo por tan conmovedor y profundo homenaje a mi querido hermano. Es además tan completo mostrando características profesionales y humanas tan inspiradoras. Abrazo grande, Rórick

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