Para no escribir sobre el reciente fallo de La Haya, he optado por hacerlo acerca de la reciente condena a Leopoldo López, político opositor al chavismo, a una pena de prisión por 13 años y 9 meses. El tribunal supremo venezolano adujo como motivo de la condena, haber liderado una manifestación no autorizada contra el gobierno venezolano, que terminó con más de 40 muertos, y múltiples daños a la propiedad, tanto pública como privada.
En la oposición venezolana, al igual que en todas las fuerzas políticas suelen convivir bandos con duros, palomas con halcones. El chavismo se nutrió y creció a partir de la corrupción de los gobiernos democráticos que le precedieron y de una oposición atomizada, dividida.
Henrique Capriles, líder opositor a Chávez y Maduro, representante de una postura blanda, pacífica, con santa paciencia ha intentado generar una oposición unida por la vía electoral, pacífica. Esta opción se ha visto contrarrestada por Leopoldo López, cuya postura de derecha dura, radical representa de mejor manera a quienes buscan la caída de Maduro por las buenas o por las malas.
Con la decisión adoptada por la justicia venezolana se le hizo un flaco favor a la oposición dura encabezada por Leopoldo y sus adherentes. La condena, no hace sino victimizarlo, beneficiándole políticamente. También opaca el liderazgo opositor a Capriles, cuya popularidad ha declinado desde que Leopoldo fue encarcelado.
La prisión de Leopoldo y su condena se produce en momentos que Venezuela ve caer los precios de su principal producto de exportación: el petróleo. Por décadas el país se ha farreado los petrodólares, que en vez de sentar las bases para un desarrollo sustentable en el tiempo, esto es, a un verdadero desarrollo, solo ha servido para corromperse y aplicar políticas asistencialistas. Si bien los pobres ven aminorada su situación con estas políticas, solo lo logran temporalmente porque es imposible sostenerlas en el tiempo. Ahora, con los actuales precios del petróleo, la economía venezolana se deteriora, y con ello se incrementa la posibilidad de una desestabilización política.
Esto ocurre cuando Venezuela está viviendo un período preelectoral, con una baja en el respaldo cívico a Maduro, quien se sostiene en base a un respaldo de las FFAA que en cualquier minuto se puede aguar. Inevitablemente, más temprano que tarde, Maduro caerá por el peso de sus propios errores.
Un clásico efecto no buscado por Maduro y sus adherentes, es que Leopoldo termine saliendo de la cárcel con destino a la presidencia. Mal que mal, Leopoldo no es cualquier personaje: está emparentado, lejanamente, con el prócer venezolano, Simón Bolívar; también desciende del primer presidente de Venezuela. Y todos sabemos el peso de la ascendencia a la hora del voto popular. La historia es bastante elocuente en estas materias.
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