La demanda marítima peruana
Finalmente el gobierno de Perú presentó ante la Corte Internacional de La Haya una demanda sobre espacios que en la actualidad se encuentran bajo soberanía y jurisdicción chilena. Esta demanda está referida al límite marítimo que para Chile está fijado en el paralelo 18º 21`03” en tanto que Perú reclama que este límite debe fijarse en la bisectriz. La pretensión peruana afecta a más de 60,000 km2 del mar chileno. Importa destacar que Perú está haciendo uso de un derecho que le asiste para resolver lo que considera una controversia –que para Chile no lo es-, así como Chile podrá hacer valer los derechos que le asisten de acuerdo al derecho internacional.
Tanto Chile como Perú ya han nominado sus equipos jurídicos para enfrentar esta demanda ante la Corte. Lo que viene entonces es una convocatoria de la presidenta de la Corte a los agentes de cada país para definir un calendario y fijar fecha para la entrega de los antecedentes del caso. Luego la Corte define si el caso es de su competencia. Con toda seguridad la estrategia chilena se centrará en impugnar la competencia del tribunal en virtud de que los límites marítimos ya estarían fijados por tratados vigentes. En caso de aceptarse la demanda peruana, estaríamos ante un juicio que se puede prolongar por más de 5 años.
Ambos países están moviendo sus respectivas piezas, entre las que destacan los respaldos políticos para obtener la unidad de todos los sectores. En consecuencia, se avecinan tiempos en que se apelará a la unidad nacional. A uno u otro lado de la frontera ya se respiran aires nacionalistas que deberán administrarse con mucha responsabilidad. Lo peor que puede pasar es que se abra espacio a sectores ultranacionalistas que hagan perder de vista los costos que encierra el debilitamiento de las relaciones existentes entre ambas naciones. En las últimas décadas estas relaciones se expresan en la magnitud que ha adquirido la inmigración peruana en nuestro país y la inversión chilena en suelo peruano.
Llama la atención la oportunidad en que se presenta la demanda, por cuanto objeta límites marítimos que habrían sido fijados en tratados suscritos en 1952 y 1954 que hoy Perú sostiene que sólo serían acuerdos pesqueros. Lo que cualquier mortal se preguntaría es ¿por qué se objetan tratados que tienen más de 50 años de vigencia? ¿por qué ahora se objeta lo que no se objetó por tanto tiempo bajo gobiernos de todo tipo?
Si bien es un tema relevante para todo el país, lo es especialmente para Arica porque le afecta muy directamente al arrinconarla físicamente, dejándola prácticamente sin costa. Sería el golpe de gracia para una ciudad que ha sido vapuleada sistemáticamente desde hace ya más de 30 años y que solo recientemente ha recibido un cierto respiro con la decisión nacional de otorgarle el estatus de región.
Finalmente el gobierno de Perú presentó ante la Corte Internacional de La Haya una demanda sobre espacios que en la actualidad se encuentran bajo soberanía y jurisdicción chilena. Esta demanda está referida al límite marítimo que para Chile está fijado en el paralelo 18º 21`03” en tanto que Perú reclama que este límite debe fijarse en la bisectriz. La pretensión peruana afecta a más de 60,000 km2 del mar chileno. Importa destacar que Perú está haciendo uso de un derecho que le asiste para resolver lo que considera una controversia –que para Chile no lo es-, así como Chile podrá hacer valer los derechos que le asisten de acuerdo al derecho internacional.
Tanto Chile como Perú ya han nominado sus equipos jurídicos para enfrentar esta demanda ante la Corte. Lo que viene entonces es una convocatoria de la presidenta de la Corte a los agentes de cada país para definir un calendario y fijar fecha para la entrega de los antecedentes del caso. Luego la Corte define si el caso es de su competencia. Con toda seguridad la estrategia chilena se centrará en impugnar la competencia del tribunal en virtud de que los límites marítimos ya estarían fijados por tratados vigentes. En caso de aceptarse la demanda peruana, estaríamos ante un juicio que se puede prolongar por más de 5 años.
Ambos países están moviendo sus respectivas piezas, entre las que destacan los respaldos políticos para obtener la unidad de todos los sectores. En consecuencia, se avecinan tiempos en que se apelará a la unidad nacional. A uno u otro lado de la frontera ya se respiran aires nacionalistas que deberán administrarse con mucha responsabilidad. Lo peor que puede pasar es que se abra espacio a sectores ultranacionalistas que hagan perder de vista los costos que encierra el debilitamiento de las relaciones existentes entre ambas naciones. En las últimas décadas estas relaciones se expresan en la magnitud que ha adquirido la inmigración peruana en nuestro país y la inversión chilena en suelo peruano.
Llama la atención la oportunidad en que se presenta la demanda, por cuanto objeta límites marítimos que habrían sido fijados en tratados suscritos en 1952 y 1954 que hoy Perú sostiene que sólo serían acuerdos pesqueros. Lo que cualquier mortal se preguntaría es ¿por qué se objetan tratados que tienen más de 50 años de vigencia? ¿por qué ahora se objeta lo que no se objetó por tanto tiempo bajo gobiernos de todo tipo?
Si bien es un tema relevante para todo el país, lo es especialmente para Arica porque le afecta muy directamente al arrinconarla físicamente, dejándola prácticamente sin costa. Sería el golpe de gracia para una ciudad que ha sido vapuleada sistemáticamente desde hace ya más de 30 años y que solo recientemente ha recibido un cierto respiro con la decisión nacional de otorgarle el estatus de región.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario