diciembre 18, 2022

Qatar: Argentina, un gran campeón

Foto de Angelica Reyes en Unsplash

Argentina campeón del mundo. No sé si es la primera vez que el título máximo se dirime por la vía de los penales. Al final todo parece una lotería. Cualquiera pudo haber levantado la copa. Si me preguntaran quién la merecía más, diría que Argentina.

A pesar de las múltiples sorpresas que nos regaló este mundial en Qatar, al final del día en la final se encontraron dos favoritos. Uno en representación de América Latina y el otro de Europa. Paradójicamente quien representó a América Latina es uno de los más europeos del continente, en tanto que el que representó a Europa parecía un equipo más africano que europeo, no solo por el color de sus jugadores, sino por el juego desplegado. Otros favoritos quedaron en el camino, entre ellos Brasil, país que regresó tempranamente a casa dejando a su hinchada con los crespos hechos.

Argentina ganó sobreponiéndose a una sorpresiva derrota ante Arabia Saudita en su primer partido de la primera ronda eliminatoria. Parece haberle hecho bien morder el polvo de la derrota. Venía con un largo invicto. No hay mal que por bien no venga. De allí para delante la escuadra albiceleste se compuso de la mano de Messi.

Francia llegó a la final con el cartel de campeón del mundo, cartel ganado en el último mundial del 2018 en Rusia. Alemania no pasó la primera ronda, Normalmente tiende a ser un primer actor, pero esta vez pasó sin pena ni gloria. Francia en cambio llegó con su buen juego y su estrella Mbappé. En la final se encontró con Messi, su compañero de equipo  en el PSG. La partida la ganó Messi. En la final, Mbappé solo se vio a partir del minuto 80. Francia despertó tardíamente cuando ya todo parecía perdido.

Argentina fue superior, dominó claramente lo que se expresó en el marcador. No se veía por dónde Francia podía revertir el marcador. La marcación de Argentina, intensa, permanente, melló, anuló las posibilidades de Francia. Pocas ocasiones de gol tuvo. Argentina en cambio era puro peligro. Cada ataque argentino incluía una dosis de zozobra. Pero en menos de dos minutos el 2 a 0 a favor de Argentina se transformó en un 2 a 2 con goles de Mbappé.

El título se le estaba yendo entre los dedos a Argentina. Viene el alargue, un gol por lado. Van 3 a 3. Termina el partido. El campeón del mundo se decide por penales. Quizás lo más justo era que los dos se consagraran campeones al no ser capaces de imponerse ninguno de los dos. Pero las reglas son otras. Solo uno de ellos puede ser el rey. Se resuelve por la vía de los penales. Es como dirimirlo tirando una moneda al aire. Como para agarrarse la cabeza. Una vez más podemos encontrarnos ante el caso que quien juegue mejor no sea quien gane. Nada nuevo bajo el sol. Viene la tanda de los penales. Dos jugadores franceses fallan. Los argentinos no fallaron.

Triunfa Argentina, triunfa el país que más lo mereció. Justicia divina. Por Messi, gran jugador. Merecido premio de un botija que a temprana edad lo descubrieron para llevárselo a Barcelona, con toda su familia, y donde hizo toda su carrera hasta recalar en el PSG. Messi está viviendo su minuto de gloria porque ganó, porque guió a Argentina, porque se le quiere más allá de Argentina. Se le quiere tal cual es, sencillo, de pocas palabras, porque sigue siendo argentino hasta la médula a pesar de haber vivido más afuera que en su propia tierra.

Por mis amigos argentinos, por Argentina, por Messi, por el fenomenal trabajo en equipo desplegado, me alegra que hayan ganado. Me alegra ver la alegría de los argentinos arremolinándose en torno a su obelisco sin que destruyan nada. Hoy todos los latinoamericanos somos argentinos.

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