Los modelos de financiamiento de estudios superiores
Recientemente se ha resuelto un significativo aumento en el financiamiento público de créditos y becas para quienes cursan estudios superiores. Siendo un paso importante y en la dirección correcta, se extraña la ausencia de un marco o modelo en el que se inspira -al menos en forma explícita-, y que asegure que en el corto plazo no nos volvamos a encontrar con los clásicos problemas de financiamiento habituales en las últimas décadas.
En verdad, ese marco existe, y en términos gruesos, los más conocidos son el de la gratuidad de los estudios superiores, el de los aranceles diferenciados, y el de aranceles únicos, donde cada universidad tienen un único arancel por carrera y año de ingreso. Este último es el que impera en Chile desde los años 80 con un soporte crediticio y de becas predominantemente públicos. En el resto del mundo dominan los otros modelos, y en América Latina el modelo dominante es el de la gratuidad de los estudios superiores en consideración a múltiples factores, entre los cuales se incluyen los beneficios sociales que generan, al bajo ingreso per cápita que presentan las mayorías, las presiones del estamento estudiantil, y la existencia de una institucionalidad estatal incapaz de identificar, controlar y/o regular la condición socioeconómica de los estudiantes de educación superior.
Este modelo de gratuidad opera razonablemente cuando solo unos pocos acceden a la educación superior, lo que no deja de ser una contradicción, por cuanto esos pocos por lo general pertenecen a familias del quintil de más altos ingresos, y que por tanto, se asume que están en condiciones de financiar sus estudios superiores. Curiosamente, cuando la educación superior se masifica, y por tanto comienza a hacerse accesible a estudiantes provenientes de quintiles de menores ingresos, la gratuidad comienza a cuestionarse en base a la rentabilidad privada que genera la posesión de estudios superiores. Bajo este modelo, las instituciones de educación superior suelen verse desbordadas financieramente porque sus requerimientos superan con creces los que el Estado está en condiciones de financiar, lo que se expresa en profesores universitarios mal pagados y una infraestructura física –salas de clases, laboratorios, etc.- obsoleta y/o deteriorada
Querido Rodolfo. Te busqué en google antes de entrar acá, porque no me acordaba cómo entrar y encontré a "un famoso tapado".
ResponderBorrarBueno, hoy no, pero en los próximos días allí tengo como para entretenerme con tus citas. Igual si quieres puedes mandarme lo de la economía de la educación.
Ya creé mi blog: fabianmuniozrojo, con el tema Marketing organizacional.
Abrazo grande para tí y un beso, también grande para Cielo.
Que estén bien
Fabián