julio 20, 2007

La política por los suelos

Hace tiempo que no incursiono en la crónica política por una simple razón: decepción. No obstante mi voluntad por tratar de ver siempre el vaso medio lleno antes que medio vacío, los hechos se están encargando de defraudarme. No es un tema que se circunscribe a la clase política, sino que abarca todas las esferas. La sociedad en que nos encontramos está muy lejos de aquella a la que aspiramos o por la cual luchamos.

Cuesta encontrar a algún actor político, social, empresarial, deportivo u otro que logre escapar al cálculo y la lógica mercantil que nos atraviesa y penetra como una droga de la cual no nos desembarazaremos tan fácilmente. En pocas palabras, me atrevería a afirmar que ya nadie sabe para quien trabaja, o por quien vota.

Con nuestra primera mujer presidenta, todo parece ponerse cuesta arriba por más que intentemos ser optimistas. Algunos afirman que la Concertación se ha vuelto una bolsa de gatos. No lo digo yo –un simple ciudadano común y corriente-, sino que altos dirigentes de la propia Concertación que tienen una responsabilidad ante el país, ante los militantes. No conformes con ello, cuando por primera vez la Concertación tiene mayoría en ambas cámaras, resulta que para cada proyecto que envía al Congreso tiene que transpirar la gota gorda para enrielar a los parlamentarios. Cada vez hay más díscolos que después de haber salido electos junto con la presidenta con el compromiso de respaldarla, salen con el pastel de que se deben a los electores antes que a los acuerdos partidarios; que se deben a sus conciencias.

Con motivo de la votación por recursos adicionales para el Transantiago, Adolfo Zaldívar desde Lota, anunció su postura contraria a la propuesta gubernamental; otros la negociaron. Adolfo se rebeló ante un acuerdo de su propio partido, la DC. Ahora, para la nominación de dos miembros ante el directorio de TVN, los candidatos propuestos por el gobierno fueron rechazados porque a Adolfo se le sumó Alejandro Navarro del PS con la peregrina tesis que la presidenta estaría siendo engañada. Por momentos tengo la sensación que la irresponsabilidad está haciendo presa de algunos políticos incapaces de lavar sus trapos sucios en casa para salir lanza en ristre cual salvadores de la patria, poseedores de la verdad revelada, cual nuevos dioses.

La derecha por su parte es incapaz de capitalizar la situación por el eterno maridaje entre la política y los negocios que la cruza y que esteriliza el peso de las críticas que en ese plano realiza sobre la Concertación. Prueba de ello es el candidato presidencial que tiene en carrera, incapaz de separar aguas a pesar de su vitalidad e imaginación. Sus peores adversarios los tiene en la propia derecha que no pierde oportunidad para chaquetearlo.

Nos hace falta otro clima.

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