enero 19, 2007

La transparencia

Durante las últimas décadas el tema de la transparencia ha estado en el tapete noticioso. Generalmente se le relaciona con la corrupción dado que ésta tiende a darse allí donde no hay transparencia. Se trata de una expresión ligada a ámbitos no políticos, pero que en la actualidad se asocia íntimamente a lo político, a lo democrático.

En un intento por definir la transparencia, lo primero que se me viene a la cabeza es un vidrio o un papel que nos permita ver lo que hay al otro lado. Que lo que vemos al otro lado es lo que efectivamente hay, que no sea vea borroso o algo distinto. De allí que cuando hablamos de una persona transparente, lo que queremos afirmar es que no tiene dobleces, que se muestra tal cual es, que dice lo que piensa, que no intenta representar lo que no es. Lo mismo vale a todo nivel, por ejemplo, institucional. Por ejemplo, una empresa puede decir que el cliente está primero, pero a la hora nona no está ni ahí. O a nivel de los procesos. Por ejemplo, del reclutamiento de personal en las empresas o de las postulaciones a las universidades. Un proceso será transparente en la medida que los procedimientos, rutinas, reglas y decisiones sean conocidas por los involucrados y sean consistentes. En el ejemplo, que no existan quienes entren por la ventana, esto es, apitutados.

La falta de transparencia es un problema serio porque posibilita la injusticia, que pecadores pasen por santos. Es un problema porque siembra la desconfianza, y ésta tiene un costo que es alto. La desconfianza genera controles que serían innecesarios si la sociedad en que vivimos fuera mas transparente. La transparen-cia tiene el mérito de inhibir conductas, decisiones y acciones indebidas.

De allí el interés por la transparencia. En política y en democracia es esencial, porque de otro modo la ciudadanía no estaría en posesión de información completa y confiable cada vez que se requiere su opinión. Lo mismo vale a nivel económico. ¿Cómo se encuentra nuestro país en este tema?

Creo que vamos por buen camino. De partida no vivimos bajo el oscurantismo de los tiempos del innombrable en el que las decisiones se tomaban entre 4 paredes y la arbitrariedad se enseñoreaba a vista y paciencia de todos. Tiempos donde los recursos destinados a gastos reservados eran de una cuantía impensable para los tiempos actuales y con los cuales se cometían delitos de marca mayor.

Como botón de muestra, hoy tenemos mayor transparencia en todo el proceso de adquisiciones que efectúan los organismos de Estado a través del portal Internet de Chilecompras. Hay mayor transparencia en el proceso de adjudicación de proyectos por parte de CONICYT. Con los desaguisados que hemos visto en los últimos tiempos en CHILEDEPORTES y los Programas Generales de Empleo, se están disminuyendo los presupuestos disponibles para asignaciones directas, y tanto los montos comprometidos como los nombres de las empresas y de los beneficiarios finales serán de conocimiento público a través de sitios Internet.

Por tanto, más allá de los dimes y diretes, creo que se va en la dirección correcta, hacia una mayor transparencia, que mas temprano que tarde terminará por acorralar a quienes quieran seguir haciendo de las suyas.

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